Las elecciones y el futuro incierto de México
Vicky Peláez
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15:25
22/06/2012
Columna semanal por Vicky Peláez
Aquí repetimos todas las frases oficiales, que nacen muertas de los
labios de los jefes. El pueblo no ha hablado todavía (Elena Garro
1920-1998)
Cuando todo indicaba en México que el candidato presidencial por el Partido
Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Peña Nieto se estaba proyectando
como el favorito en las elecciones del próximo primero de julio debido a una
agresiva campaña mediática de la Televisa y la TV Azteca, irrumpió
sorpresivamente en el escenario político mexicano un grupo desconocido de
jóvenes universitarios que no aceptaba el futuro diseñado por la elite
gobernante nacional.
Todo comenzó el pasado 11 de mayo cuando algunos estudiantes de uno de los
centros de estudios privados más prestigiosos del país, la Universidad
Iberoamericana de la ciudad de México, repudiaron a Enrique Peña durante su
presentación en el campo universitario. Después del incidente 131 alumnos
lanzaron en la red virtual un video declarándose ser ciudadanos ordinarios y no
títeres de ningún partido político.
Esta iniciativa se expandió rápidamente en el Internet, que tiene ya unos 40
millones de usuarios nacionales, dando origen al movimiento “#YoSoy132” que no
cuenta con dirigentes consolidados, sino con la audacia y el atrevimiento de la
juventud.
Como es de suponer esto ha levantado la alarma de los ricos y poderosos
porque el 40 por ciento de los 80 millones registrados votantes son jóvenes
menores de 30 años y su voto puede alterar completamente los resultados de la
contienda electoral pronosticados por la multimedia corporativa nacional. Hace
poco este movimiento proyectó en un muro Televisa Chapultepec imágenes, bajo el
lema: “¿quién nos oculta la verdad?” y recordaron la masacre nunca aclarada del
2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, el “halconazo” de 1971, el fraude electoral
de 1988 y también mostraron como se inició “#Yo Soy 132”.
En este muro se leyó que “Televisa no decide por ti. Tú eres más grande que
ellos. Y más importante. Apaga la tele y prende la verdad”.
Las denuncias de este movimiento sobre el abierto apoyo mediático de los
hacedores de la opinión al candidato del PRI Enrique Peña Nieto, afectaría
indudablemente su avance al poder y al mismo tiempo podría dar una ventaja
electoral al candidato del Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador,
el segundo de los tres más sólidos postulantes a la presidencia. La tercera
candidata, Josefina Vásquez Mota representando al Partido de Acción Nacional
(PAN), que está en el poder desde el año 2000, ya está mostrando un desgaste y
por el momento tiene pocos chances electorales. Pero quién sabe, a veces hay
sorpresas y también fraudes.
Es curioso anotar que los tres recibieron el visto bueno del vicepresidente
norteamericano Joe Biden durante su visita de inspección a México en marzo de
este año. Allí se supo que tanto Josefina Vásquez como Enrique Peña iban a
seguir la política económica neoliberal del actual presidente Felipe Calderón
igual como continuar la avalada por los Estados Unidos militarización de la
“Guerra Contra la Droga”.
Los 52 millones de pobres que representan un 48 por ciento de toda la
población, de los cuales 11,7 millones viven en la extrema pobreza, es una de
las consecuencias del neoliberalismo, igual como los ocho millones de jóvenes
que no trabajan ni estudian, en el país que ocupa el puesto 14 entre las más
grandes economías del mundo y es miembro del Grupo 20 (G-20) y en el cual
solamente un cuarto de los estudiantes secundarios logran a graduarse. También
es un país, de acuerdo a la revista Forbes, donde residen 11 billonarios
incluyendo a Carlos Slim considerado el hombre más rico del mundo disponiendo de
69 mil millones de dólares.
A la vez, según el Índice de la Paz Global (IPG) 2012, elaborado por el
Instituto Británico para la Economía y la Paz, México y Colombia son los dos
países más violentos de América Latina. Como informa la revista norteamericana
Counterpunch (31 de mayo, 2012), “la Guerra Contra la Droga” se traduce en unos
60.000 muertos, unos 20.000 desaparecidos y cerca de 250.000 mexicanos
desplazados. El Buró de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento
de Estado norteamericano señaló en su informe de 2011 que “las fuerzas de
seguridad participaron también en asesinatos ilegales, desapariciones forzosas y
casos de abuso físico y tortura”.
En el sexenio del presidente Felipe Calderón, 55 periodistas fueron
asesinados y de acuerdo al Comité de la Convención sobre la Eliminación de Todas
las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW), 71 mujeres periodistas
fueron violentadas de diferentes formas tan sólo de enero de 2010 a diciembre de
2011, 16 casos son registrados en lo que va de 2012, incluyendo el asesinato de
la corresponsal de la revista Proceso, Regina Martínez Pérez. La aparición la
semana pasada de 14 cadáveres desmembrados en una camioneta en una carretera del
municipio de Tuxpan en el estado de Veracruz es uno de los habituales estragos
de la violencia en el país.
Precisamente con este estado de violencia tendrá que lidiar el próximo
presidente mexicano. Si el programa político y socioeconómico tanto de Enrique
Peña Nieto (PRI) y de Josefina Vásquez Mota(PAN) están orientados a la
continuidad del rumbo trazado por el actual presidente Felipe Calderón
introduciendo ciertas ligeras modificaciones, el candidato del Partido de la
Revolución Democrática (PRD) que representa el Movimiento Progresista, Andrés
Manuel López Obrador (AMLO) habla de la posibilidad de un rumbo alternativo para
México con ciertas matices nacional populistas mezcladas con el romanticismo de
la “renovación moral”, visión y anhelos de progreso, pero todo esto dentro de
los parámetros del sistema capitalista existente sin alterar sus
estructuras.
López Obrador en 2012 ya no es el AMLO que era en vísperas de las elecciones
de 20006, las que perdió por un margen de 0.56 por ciento de los votos,
considerado por la mayoría de los observadores como un fraude electoral.
Actualmente es un político más moderado y su programa no se centra en los pobres
y en un nacionalismo populista, como su plan de gobierno anterior, sino es más
pragmático tanto en el aspecto interno como externo. Quiere llevar a México a
una nueva era de desarrollo, prosperidad y convivencia a base de la “austeridad
republicana” que consiste en el combate a la corrupción mediante la reducción de
la alta burocracia de Estado, sus exagerados sueldos y del gasto corriente en
las entidades federativas. Según AMLO, estos ajustes podrían liberar suficientes
recursos de orden de unos 300 mil millones de pesos para generar un crecimiento
económico del PIB alrededor de un seis por ciento y crear un millón de empleos
cada año.
Prometió no despedir a ningún trabajador ni disminuir los salarios de todos
los servidores públicos, sino como él dijo, de los altos mandos de burocracia
que “además de percibir 600,000 pesos mensuales se dan la gran vida a costa del
erario”. Aseguró también que habrá cambio en la estrategia de la seguridad
nacional poniendo fin a la militarización de la lucha contra el narcotráfico,
pues los seis años de la “Guerra” anunciada contra los carteles de la droga no
hicieron disminuir el consumo de narcóticos tanto en los Estados Unidos como en
México. En una de sus intervenciones proclamó que “no necesitamos más el
armamento y helicópteros militares de Norteamérica sino un crédito barato”. Dijo
también “Hugs, not Bullets” (“Abrazos, no Balazos”)- una ilusión difícil de
poner en marcha.
El cordón político y económico de México está amarrado fuertemente a los
Estados Unidos que persigue sin tregua su agenda de “integración profunda” del
país de los aztecas en la América del Norte del futuro, junto con Canadá a
través del Tratado de Libre Comercio (NAFTA), Plan Mérida y ahora utilizando el
Trans Pacific Partnership (TPP), una iniciativa estratégica norteamericana de
“integración más sólida” donde ya participan Chile, Perú, Australia, Nueva
Zelandia, Singapur, Brunéi y Malasia. Ya tiene dos bases militares en México,
administra la Academia de las Encinas y los agentes de la CIA, del FBI, la DEA,
la DIA y quien sabe cuántas más de las 14 más que existen hacen allí su trabajo
sin ningún problema. ,
Tomando todo esto en cuenta sería difícil para cualquier futuro presidente
mexicano, con todas las más sinceras intenciones que tenga, enrumbar el país
hacia el “preponderante sitio que ha tenido desde los tiempos milenarios”,
inclusive designando como futuros secretarios de Estado, como lo hizo AMLO, a
los 20 más ilustres hombres y mujeres mexicanos, como Elena Poniatowska, Juan
Ramón de la Fuente o María Luisa Albores. Los representantes del Ejército de
Liberación Nacional (ELN), los “zapatistas”, que todavía existen en Chiapas, ya
declararon por el medio de su “comandante Marcos” que el PRD de AMLO es lo mismo
que el PRI y el PAN.
Entonces habría que ver lo que dirán y exigirán los que representan el futuro
de México – sus jóvenes y su movimiento “#Yo SOY132” al que ya se están
adhiriendo sus parientes bajo la consigna: “No están solos, estamos con
Ustedes”.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA
NOVOSTI
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