miércoles, 11 de septiembre de 2013

Siguen incumplidas las tareas que Allende nos encomendó: Ravest
El periodista tomó la llamada con la que el derrocado mandatario chileno dijo adiós a su pueblo.

Blanche Petrich
Publicado: 11/09/2013 07:21

Veinte cassettes embutidos en los bolsillos de una vieja chamarra. Las calles de Santiago de Chile llovidas, con ese frío húmedo con el que se despide la primavera sureña. Hace 40 años, Guillermo Ravest, periodista, entonces de 46 años, director de Radio Magallanes, se apresura por la calle Huérfanos, a dos cuadras escasas de La Moneda bombardeada, a encontrarse con su compañera Ligeia Balladares, también periodista, quien horas antes se había pensado ya viuda, porque le habían dicho –los rumores de los episodios más negros—que a su marido lo habían matado.
Al fin, en el lugar de la cita, frente al viejo cine Central, el abrazo de los enamorados que habían sobrevivido la noche de los cuchillos largos del 11 de septiembre, 1973. Ligeia sintió esos bultos tan raros debajo de la chamarra.
–¿Y esto?
–Copias del último mensaje de Allende.
–¿Estai loco?
Las calles estaban erizadas de carabineros en plena cacería de brujas. Y los cassettes con las últimas palabras del presidente caído al pueblo de Chile eran dinamita pura. En un santiamén pasaron a la bolsa de tejido de la mujer. Y juntos, tomados del brazo, caminaron entre retenes y ruinas hacia su casa; cesantes los dos, derrotados como tantos miles de allendistas que caminaban los primeros pasos del túnel de la dictadura que habría de durar 17 años.
Días después, Ravest se acercó con su preciosa carga grabada al céntrico hotel Teatinos, donde se alojaban los corresponsales de medios de prensa extranjeros. Abordó primero al colega de L´Unitá, quien de inmediato se apoderó de un cassette. Otros lo rechazaron escandalizados, temerosos que esa grabación, subversiva a esas horas, pudiera ponerlos en peligro. Pero una a una, las grabaciones de Ravest encontraron correos confiables que esparcieron por el mundo uno de los mensajes políticos más emblemáticos del mundo.



Último discurso de Allende en Radio Magallanes

Otras 20 copias tomaron veredas distintas, distribuidas por otro periodista de la Magallanes, Amado Felipe, quien junto con Ravest y dos compañeros del PC asignados como personal de seguridad, armados apenas con dos pistolitas matagatos, habían esperado todo el día y toda la noche la llegada de los golpistas. Mientras esperaban, encerrados en la cabina donde Víctor Jara grababa su programa de radio-teatro –“Luchín”, se llamó la última transmisión del cantautor—hicieron 40 copias.
–¿Quién habla?
El 11 los chilenos amanecieron con las noticias del golpe presagiado. Ravest, como tantos otros, se lanzó desde las primeras horas a su trinchera, la radio, donde ya estaba faenando a todo lo que da todo el turno matutino “con el nivel de adrenalina al tope”. A lo largo de la mañana, Salvador Allende había transmitido ya cuatro mensajes; pero cada vez eran menos las emisoras que seguían al aire. Las torres de Radio Corporativa y Radio Portales habían sido bombardeadas por aire, la radio de la CUT allanada y todos sus empleados presos, las antenas transmisoras ametralladas. La que seguía al aire, intocable, con sus marchas militares y emisión de partes militares, era Radio Agricultura, que a las 8:30 ya se había desenmascarado como cabeza de la Red Nacional de las Fuerzas Armadas.
“No me explico qué pasó…seguramente una falla en el plan de la CIA Operación Silencio, que trazaba la ruta crítica para sacar todas las voces allendistas del aire. Pero a Radio Magallanes nunca llegaron los milicos, aunque en el sexto piso donde operábamos hubiéramos sido presa fácil. La señal se nos cortó hasta las 10:30”.
A las 9.20 Ravest salió disparado de la cabina de controles a su despacho por el segundo paquete de cigarrillos del día y al pasar escuchó el timbre del viejo teléfono de manivela que tenían instalado en el corredor. Le llamaban “la plancha” y tenía línea directa con el despacho presidencial de La Moneda. Lo relata así en su libro “Pretérito imperfecto, memorias de un reportero en tiempos chilenos de la Guerra Fría”.
–¿Quién habla?
–Ravest, compañero (la voz del presidente era inconfundible).
–Necesito que me saquen al aire inmediatamente, compañero…
–Deme un minuto para dar órdenes y grabar…
–No, compañero. Preciso que me saquen al aire inmediatamente porque no hay tiempo que perder.
Ante la insistencia y sin alejar la bocina de mi oreja y para que el mandatario me oyera, grité al radiooperador: “Instala una cinta que va a hablar el presidente”. Y al jefe del equipo de periodistas que estaba a mi lado: “Ve al micrófono y anuncia a Allende”.
Arrodillado, porque no había una silla a la mano, esperó unos segundos a que los técnicos le hicieran la señal de que todo estaba listo.
“—Cuente tres, pausadamente, por favor, y parta”.
Del otro lado, Salvador Allende Gossens quizá tomó aire profundamente y arrancó con una voz muy serena, sorprendentemente serena, escuchada miles de veces, una generación tras otra, una y otra vez:
“Seguramente será esta la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes”.
Era tal el nerviosismo, que cuando el director de la emisora dio la orden de transmitir un técnico dejó un micrófono abierto. Por eso la grabación tiene ruido ambiental, y entre los sonidos de fondo se escucha a Ravest gritar: “¡Cierra la puerta, hueón!”.
Allende concluyó:
“Estas son mis últimas palabras. Tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano; tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una lección moral, que castigará la felonía, la cobardía y la traición.".
Se despidió de Ravest: “No hay más, compañero, eso es todo”. El periodista todavía alcanzó a
decirle: “¡Cúidese!”. Colgaron. Ravest miró a Amado Felipe y le dijo: “Es su testamento político, Flaco. Estamos sonados”. (Traducción al mexicano: estamos fregados).
Al fin, a las 10:30, los golpistas lograron sacar del aire a la Magallanes. Pero antes hubo tiempo de retransmitir su último mensaje por segunda ocasión.
Pasaron después horas lúgubres. Ravest dio la orden de que todos –una veintena– se retiraran, menos Amado Felipe, él y dos militantes del PC que habían enviado como seguridad, armados apenas “con dos pistolitas matagatos”. Recuerda: “No sabíamos nada. Elucubrábamos sobre el destino del presidente: o los mataron a todos o los tienen presos”.
Felipe y Ravest pudieron salir de la radio hasta el día siguiente, cada uno con su preciosa carga: veinte cassettes cada uno. A Amado Felipe nunca lo volvió a ver. Supo de su suicidio estando en Moscú. Cinco trabajadores de la Magallanes, entre técnicos y periodistas, pasaron años en prisión.

InteractivoChileAp
(A 40 años del golpe de Pinochet. Interactivo)

San Miguel Tlaixpan
Para reconstruir sus vidas en el primero y el segundo exilio, Ligeia y Guillermo encontraron sencillos empleos en los medios editoriales de la Universidad de Chapingo y eligieron construir su casa de piedra y madera entre los cerros de San Miguel Tlaixpan, no lejos de donde el rey Nezahualcóyotl creara sus legendarios jardines botánicos, en el Estado de México.
“El paisaje nos recordaba a Chile”, dice Ravest, quien a sus 86 años ha quedado viudo hace algunos meses. Trabaja cada día, escribe, sigue el pulso de su país a través de los medios digitales, ordena sus archivos, sistematiza sus memorias.
Sabe que el legado del último mensaje de Allende, con sus seis minutos de grabación, sus 612 palabras que han sido escuchadas una y mil veces por una generación tras otra, desde hace 40 años, contienen claves aun por descifrarse.
“Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.
–Esas palabras ¿Qué te dicen ahora?
–Su despedida sigue siendo un testamento. Nos inyectó esperanza en el peor momento, pero a 40 años las tareas que nos encargó siguen incumplidas. En Chile se le venera, se le erigen estatuas. Pero las tareas fundamentales las hemos dejado incumplidas.
Por eso, al incombustible Ravest le da rabia que el 40 aniversario del golpe de Estado “me pille tan viejo; hay tantas cosas qué hacer en Chile…”
Ravest y Ligeia intentaron en 1983 un primer retorno, en cuando el gobierno pinochetista levantó la prohibición de que los exiliados regresaran al país. Volvieron llenos de esperanza pero para gente íntegra como ellos no quedaba nada. No había empleo y sus compañeros de partido que permanecieron en el país miraban con desconfianza a quienes habían salido. Para el relevo generacional en la dirección del PC militantes como Ravest ya no tenían cabida. Fue marginado.
Llegó el “NO” a la permanencia perpetua de Pinochet en el poder en 1988. Y en 1989 el primer gobierno de la Concertación de Partidos Políticos por la Democracia, con Patricio Aylwin. Y luego tres gobiernos más (Frei, Lagos, Bachelet). Pero para Ravest no regresó el sueño del cambio democrático. “Esos 20 años de gobiernos de la Concertación han sido un fiasco, incluso los dos del Partido Socialista”.
En 1995 los Ravest se “autoexiliaron” y volvieron a México, a sus plazas en Chapingo, en la región texcocana. Desde ahí, Guillermo sigue soñando con las tareas pendientes de Allende. “En el Chile polarizado de hoy veo que una parte de la población exige que los perpetradores del golpe pidan perdón. Y veo que otra parte sigue reivindicando la barbarie y que la única autocrítica que admiten es que no terminaron con todos nosotros. ¿Qué perdón puede caber en un país así? Lo único que queda, por lo pronto, es nombrar una Asamblea Constituyente y redactar una nueva constitución. No podemos seguir viviendo con la constitución que heredó el dictador, que es la que está vigente”.
Concluye su libro aludiendo a las palabras postreras de Salvador Allende que él ayudó a rescatar: “Estas siguen alumbrando e invocando la esperanza de nuestro pueblo”.
Neorberto Rivera, el capellán de la opulencia

Bernardo Barranco V.

Mientras el papa Francisco visitaba a los migrantes y denunciaba sus condiciones infrahumanas en la isla de Lampedusa (7 de julio de 2013), un mes después el cardenal Norberto Rivera se daba la gran vida con sus amigos magnates en el pueblo gallego de Avión, España, según consta en las páginas del número más reciente de Proceso. Ofició misa, jugó dominó y compartió manjares con personajes acaudalados como Olegario Vázquez Raña, Carlos Slim, Miguel Alemán y el hombre más rico de España, Amancio Ortega. Mientras el Papa demanda sencillez y humildad a sus pastores en su visita a Brasil, en ese momento el cardenal degusta los exquisitos vinos franceses y gusta viajar en los jets privados de sus amigos multimillonarios. ¿Es pecado que el arzobispo Rivera cultive amistades poderosas? Por supuesto que no, es muy libre de tener las amistades que quiera, pero es cuestionable que el cardenal falte a uno de los principales juramentos de la vida religiosa: el voto de pobreza. Es un voto que libera –con sabiduría los padres de la Iglesia lo proclamaban– porque aparta las tentaciones de la comodidad y apego a necesidades materiales que alejan a los religiosos de una profunda vida interior, que es la base de un liderazgo espiritual entre sus fieles.
En Río de Janeiro, en la reunión con los obispos latinoamericanos del Celam, el papa Francisco advirtió de la crisis de credibilidad de la Iglesia en la actualidad y demandó a los obispos conducirse ante el rebaño, “ser pastores cercanos a la gente, sencillos y austeros, hombres que no tengan sicología de príncipes, que no sean ambiciosos”. Podemos establecer de manera categórica que el cardenal Norberto Rivera es justo la antítesis del modelo pastoral que el papa Bergoglio quiere diseñar para la sacudida y debilitada Iglesia católica actual. En esa misma reunión, el Papa subrayó a los obispos: “Deben ser pastores, cercanos a la gente, padres y hermanos, con mucha mansedumbre, pacientes y misericordiosos, hombres que amen la pobreza, sea la pobreza interior como libertad ante el Señor, sea la pobreza exterior como simplicidad y austeridad de vida”.
Desde hace muchos años, he venido cuestionando a través de diferentes colaboraciones en La Jornada
el comportamiento poco evangélico del cardenal, especialmente su voraz fascinación por el poder económico y político, dentro y fuera de la Iglesia. Lo paradójico es el notable desclasamiento del cardenal, ya que proviene de una cuna muy humilde e indígena, me refiero a la comunidad de La Purísima en el municipio de Tepehuanes, del estado de Durango. Probablemente la influencia determinante se deba a sus dos principales mentores. El obispo cristero y teocrático Antonio López Aviña, por un lado, y el perverso Marcial Maciel por otro, quien convence al nuncio Girolamo Prigione de encumbrarlo como arzobispo de la arquidiócesis en 1995. El entorno que arropa a Rivera durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI es el grupo de Angelo Sodano y los llamados “cuervos” y lobbys de poder, marcados por la corrupción, el poder y la desmesura, que han sumergido a la Iglesia católica en una de sus peores crisis. Ese universo de perversión eclesiástica enquistada en la curia vaticana está seriamente amenazado y en franca descomposición. A ese grupo al que pertenece Rivera, eclesiocéntrico y clericalista, es precisamente el que enfrenta el papa Francisco. En Brasil señaló al respecto: “Existen pastorales lejanas, que privilegian los principios, las conductas, los procedimientos organizativos, por supuesto sin cercanía, sin ternura, sin caricia”, y recordó el papa Bergoglio las categorías de “cercanía” y “encuentro” de los pastores en la periferia, especialmente entre los pobres y sus sufrimientos.
En sus 18 años como arzobispo de la arquidiócesis de México, Rivera ha hecho gala de contradicción. Hoy es anticlimático ante los parámetros del nuevo Papa, ya que contradice la prédica y hasta estilo de vida de Jorge Mario Bergoglio en Roma. Rivera ha protegido curas pederastas como Nicolás Aguilar, ha exaltado figuras muy cuestionables como el profesor Carlos Hank González en sus exequias; ha sido codicioso para hacer negocios con la figura de la Virgen de Guadalupe (arrebató el negocio al abad Guillermo Schulenburg, vendió el copyright de la imagen guadalupana a Viotrán y la gestión de la Plaza Mariana). Sólo señalo algunos de los muchos escándalos en los que el cardenal ha estado en el centro de la polémica, además de su proclividad por aparecer en revistas de moda y de socialité; seguido se le ve compartiendo vida con las élites de este país. Cuando estas verdades afloran, sus jilgueros se desgarran las vestiduras advirtiendo sobre conjuras anticlericales y muchas veces el cardenal ha perdido la compostura comparando a los periodistas con prostitutas “que deshacen la fama de los demás, no mata el cuerpo del otro, pero es una víbora que mata la fama de los demás”. El cardenal hace una desafortunada asociación de su necesaria visibilidad con la fama, propia de artistas y políticos. Una verdadera proyección, dicen los sicólogos. Como si los periodistas inventaran los hechos, pero los datos duros ahí están y el Censo de Población 2010 muestra que mientras el porcentaje de católicos cayó en cuatro puntos a escala global, en la ciudad de México, zona de la arquidiócesis de Rivera, cayó ¡ocho puntos!, el doble de la media nacional y sólo comparable a los datos de la frontera sur del país.
Las fotos seculares de Rivera con poderosos potentados retratan muy bien la actitud y prioridades de un actor religioso que se ha definido más en la opción por las élites y el poder terreno, relegando lo pastoral. Rivera espera una severa evaluación a su gestión, que pronto llegará a 20 años al frente de la arquidiócesis y que el 6 de junio de 2017 deberá presentar al Papa, según el derecho canónico, su renuncia. Como recordamos, todo obispo debe presentar su renuncia al cumplir 75 años de edad. Es decir, al día de hoy faltan tres años, ochos meses y 26 días.


Bajo la lupa
Putin salva a Bashar y a Obama

Alfredo Jalife-Rahme

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, al emitir declaraciones sobre armas químicas y la situación en Siria, ayer en la residencia oficial de Novo-Ogaryovo, en las afueras de MoscúFoto Reuters
Antecedentes: resultó pre­monitoria la prospectiva de Bajo la Lupa (1º y 4/9/13) sobre la via­bilidad de una salida diplomática al ominoso bombardeo unilateral de Siria por Obama: “Peor que bombardear a locas, Obama tiene la oportunidad dorada de transcender como estadista metahistórico para liderar la abolición de las armas químicas, hayan sido usadas por el gobierno sirio y/o por los rebeldes. (…) Estados Unidos ha permitido un apartheid teológico sobre las armas de destrucción masiva (atómicas, biológicas, químicas y radiológicas). Un acuerdo diplomático que cuente con el apoyo de Rusia, que puede resultar el gran triunfador con Irán de los estropicios de EU e Israel en la región, tiene que escenificarse en el marco de Ginebra 2 y, mucho más allá, en la aplicación gradual de la abolición de todas las armas de destrucción masiva sin excepción que, en una primera etapa, debe obligar tanto a Siria como a Israel a firmar y ratificar la Convención de Prohibición de las Armas Químicas que entró en vigor en 1997 y, en una segunda etapa, a la desnuclearización de todo el ‘Gran Medio Oriente’ que incluya tanto el programa atómico de Irán (que se encuentra muy lejos del 90 por ciento del enriquecimiento de uranio para fabricar una bomba atómica) como del máximo de 400 bombas nucleares de Israel, que goza de las unilaterales canonjías celestiales de EU”.
Hechos: en efecto, antes del 12 aniversario del 11/9, según The New York Times (10/9/13), el canciller ruso, Sergey Lavrov, “dijo que había discutido la propuesta con los estadunidenses antes de anunciarla en una conferencia de prensa el lunes por la tarde. Obama y Putin discutieron la idea en forma privada al margen de la cumbre del G-20 la pasada semana y Lavrov la discutió con el secretario de Estado, John Kerry”. Así que el mito alrededor de las “pifias” del atribulado John Kerry es pura teatralidad para encubrir la graciosa huida de Obama, quien reconoce que ni su esposa Michelle, destacada abogada de Harvard, lo apoya en su aventura unilateral que rechaza prácticamente el mundo entero, incluyendo el Vaticano. El mismo Obama, en su gran cruzada multimediática del lunes (¡seis entrevistas por tv!), antes de su relevante discurso del martes por la noche, calificó de “gran avance” (breakthrough) la propuesta rusa que consiste en destruir las armas químicas de Siria bajo supervisión internacional (la ONU) y a que Bashar firme y ratifique la Convención de Prohibición de Armas Químicas (de 1993 que entró en vigor en 1997).
Mis fuentes en Beirut señalan que la sustancia de la propuesta rusa fue producto de un ofrecimiento de los parlamentarios chiítas de Líbano e Irán, quienes hace casi dos semanas habían planteado la original idea al agazapado régimen de Bashar.
El bombardeo quirúrgico uni­lateral de Obama hubiera, a escala local, derrocado de facto al régimen de Bashar –según David Ignatius, confidente de Obama ( The Washington Post, 4/9/13)– y hubiera dado una carta en blanco a Al Qaeda, que se deleita con la expulsión de los cristianos de Siria –como acaba de suceder en la ciudad simbólica de Maalula, donde aún se habla(ba) el arameo semítico (el idioma de Cristo)–, y ha tomado la batuta de la balcanizada oposición siria. El efecto secundario del castigo hubiera sido mucho peor que el statu quo: una iatrogenia de la homeopatía bélica de Obama.
Un “Qaedistán” levantino, co­mo reflejo del ISIS (Islamic State in Iraq and al-Sham: Estado Islámico de Irak y el Levante: Siria y Líbano, Bajo la Lupa, 28/8/13) estaría tocando las puertas del bajo vientre islámico ( soft belly) de Rusia en el Cáucaso en la contigüidad del estratégico mar Caspio (con pletóricas reservas de hidrocarburos) y con su espada de Damocles desenvainada para descarrilar los juegos olímpicos de invierno en Sochi (Rusia) a través de su brazo armado yihadista de los “Muyahidines del Cáucaso y Levante”.
Más allá de la especificidad energética siria (Bajo la Lupa, 8/9/13), están en juego los hidrocarburos del mar Caspio: frontera de Rusia e Irán.
Si por sus reacciones los conoceréis, la propuesta rusa –con­catenación de coincidencias favorables desde los parlamentarios chiítas de Líbano e Irán y la angustia de Bashar, pasando por el rechazo del parlamento británico y la reticencia de la canciller alemana Merkel, hasta la revuelta del Congreso de EU y de la opinión pública mundial/regional/local– ha sido ferozmente criticada por los superhalcones de Israel y los rebeldes sirios, quienes no aprendieron nada de la guerra civil ni en Líbano ni en Irak.
Zbigniew Brzezinski, íntimo geoestratega de Obama, comenta en su Twitter (10/9/13) que “los rusos están quizás inintencionalmente ofreciéndonos algún margen de salida a un potencial caos (¡supersic!) regional en Medio Oriente” (es.scribd.com/doc/167122065/zbig).
Rusia exhibió mayor musculatura que el propio Irán, cuyo presidente, el moderado Hassan Rouhani –recientemente elegido democráticamente–, y su carismático canciller, Mohammad Javad Zarif, manifestaron enorme mesura durante toda la crisis que quizá sea registrada como cercana a la de los misiles de 1962.
Irán, con el enorme peso de ser de los pocos países de la región con un régimen democrático muy sui generis dentro de su estructura teocrática, está dispuesto a negociar su contencioso nuclear con el P5+1 (los cinco permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania), lo cual hubiera sido enterrado con el bombardeo unilateral de Obama al avispero sirio y hubiera desencadenado un efecto dominó hasta Indonesia, el mayor país islámico del mundo (250 millones de feligreses), que se pronunció asombrosamente durante el G-20 contra la aventura militar de Obama.
Conclusión: la propuesta rusa, que rescata simultáneamente a Bashar y a Obama, cuenta con el apoyo singular de los BRICS –en especial de China– y puede imprimir un efecto inverso al bombardeo unilateral de Obama, ya que pone en la mesa del debate integral la desnuclearización de todo el “Gran Medio Oriente” sin excepciones celestiales mediante un quid pro quo creativo: destrucción, firma y ratificación de la Convención de Prohibición de Armas Químicas por Bashar, que debe ser imitada por Israel, al unísono de un acuerdo entre Irán y el P5+1 sobre su contencioso nuclear que culmine en la inspección y vigilancia del reactor nuclear de Dimona concomitante a la desnuclearización de Israel. El “alfa” del alfabeto bélico fue la dotación de un máximo de 400 bombas atómicas de Israel, según el excelso Boletín de los Científicos Atómicos, lo cual orilló al “omega” de la carrera de todas las armas de destrucción masiva en Medio Oriente, como la dotación de armas químicas –“las armas nucleares de los pobres”– por Siria, así como el incrementalismo del enriquecimiento de uranio por Irán (hoy en un máximo de 20 por ciento, que sólo sirve para propósitos médicos). Tampoco se puede seguir ocultando la dotación de las clandestinas armas químicas de Israel, según un reporte de la CIA exhumado por Foreign Policy (9/9/13). La paz suele tener pocas oportunidades: ¡hay que correr el riesgo!

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¿Será que cuarenta años es poco tiempo?

Gonzalo Martínez Corbalá

Efectivamente, como vivencia personal cuarenta años es mucho, muchísimo tiempo, para decirlo pronto y preciso, puede ser toda una vida. Y, desafortunadamente, no he podido en este caso dejar de hablar, y de escribir por supuesto, en primera persona del singular, es decir, de mí mismo, de un tema que para mí, y para algunos de quienes con mucho cariño, pero tratando de ser objetivos, es rigurosamente cierto. Sobre todo si se completa el análisis viendo con una buena dosis de prospectiva lo que falte por recorrer, desde el segundo hasta los años.
¿Cómo fue eso de que un deber o un trabajo, o una misión que al final habría de ser de vida, llenó en la realidad muchísimas más que lo que normalmente se podría esperar? Pues así fue en mi caso, y quizás en muchos otros que a cuatro décadas de distancia tiene una intensidad para bien o para mal, lo cierto es que así es y punto.
En lo que corresponde al área institucional, y al cumplimiento estricto de los deberes y las obligaciones que se derivan de una firma del Presidente de la República, que así transforma radicalmente la vida de una familia, y que al dirigirse a otro jefe de Estado en una carta que tan sólo el papel y el tamaño que se usa anticipa algo de importancia, y que termina diciendo: “Ruego a vuestra excelencia dar la entera fe y crédito, a cuanto le comunique en mi nombre, especialmente cuando le exprese los votos que formulo por la prosperidad del pueblo chileno y por la ventura personal de vuestra excelencia de quien soy, leal y buen amigo”, y cierra el documento con la firma del presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Luis Echeverria,
La tarea que acepta cumplir el embajador nombrado en la carta, si se toma en serio, y me parece que la gran mayoría de ellos en la historia diplomática de México lo ha hecho con gran honestidad y con lealtad, aunque, claro está con sus diferencias y con el énfasis del caso, según la relación entre los dos jefes de Estado y el contexto internacional del momento lo exijan, lo impidan o terminen, en ciertos casos, con uns ruptura de relaciones, la cual, en su tiempo me incliné hasta donde la prudencia aconsejaba.
El embajador aquí descrito es muy difícil que evite el trabajar por consolidar la legitimidad de origen del régimen adonde va a servir a México, no a otra cosa, y tampoco es, por supuesto, que mantenga la mejor de las relaciones posibles con el suyo propio. Esto es que tenga la credibilidad y la confianza de los dos jefes de Estado, pues solamente de esta manera podrá cumplir con las tareas trascendentes, que acepta en el momento mismo de aceptar el nombramiento.
En el caso de Chile, efectivamente mi familia y yo guardamos un gran respeto y un cariño muy especial a Salvador Allende, y tenemos un recuerdo imborrable, para lo que nos quede de vida. Lo mismo para el pueblo chileno, herederos en la historia del pueblo que desde muchos años atrás, hizo presente su respeto y su cariño por los mexicanos, cuando Benito Juárez luchaba contra poderosas fuerzas militares que invadían el país, cuando un puñado de mineros desde Copiapó, en el norte chico chileno, trajeron hasta estas terras mexicanas y lo entregaron a Juárez, un gran tesoro para contribuir a su lucha, no sabemos, y no interesa, el peso o el tamaño de tesoro, que bien pudo haber sido más bien chico. Considerando las condiciones que se daban entonces en nuestro territorio, en cuanto a vías terrestres se refiere, y también de los valles y las montañas, ¡nada menos que los Andes!
Sí, cuarenta años es poco. Seremos, como he dicho, pueblos hermanos y amigos queridos personales, con todo lo que esto implica, por lo poco o lo mucho que nos quede de vida!


El Estado sin petróleo

León Bendesky

El petróleo nacionalizado en 1938 se convirtió con el tiempo en un recurso para alimentar al Estado. La riqueza que debió haber generado como un recurso estratégico de la nación lo engrosó hasta la obesidad con una fuente prácticamente inacabable de recursos que financia a un ogro que ni siquiera pudo ser filantrópico (dixit Octavio Paz).
Hasta una tercera parte de los recursos fiscales que recibe anualmente el Estado provienen de las transferencias que por medio de los impuestos hace Pemex al fisco.
Esta situación fue sin duda provechosa para establecer el régimen político-burocrático vigente. Hoy parece ya no serlo, según puede desprenderse de las iniciativas de reforma energética y hacendaria del gobierno. La forma de plantearlo es cambiando el modo de explotación del crudo y sus procesos de transformación. La vía son los contratos de participación con empresas privadas –nacionales y extranjeras– y ello conlleva la modificación de los artículos 27 y 28 constitucionales, sobre todo el primero de ellos.
Visto de una manera integral puede apreciarse que el uso de tan grande fuente de recursos no significó contar con un sistema educativo de calidad, con suficiente cobertura y que fuese un cimiento del desarrollo social y económico. ¿Será casualidad que se haya creído necesario hacer la reforma educativa junto con la energética?
Dicho uso de la “renta petrolera” no sirvió para abatir los enormes grados de desigualdad que existen, a pesar de los entusiastas análisis del empuje de las clases medias como procesadoras del consumo de bienes y servicios y de las viviendas. El primero está abatido y las segundas con la quiebra de la mayoría de las empresas que fueron estandartes del auge en ese sector.
No se abate la pobreza ni se reduce la diferencia en los ingresos no sólo entre los segmentos en los que las estadísticas dividen cada 10 por ciento de los hogares y tampoco al interior de los mismos. Los datos de las Encuestas Nacionales de Ingreso Gasto de los Hogares confirman plenamente esta condición crónica.
Eso es lo que está detrás de las reformas liberalizadoras, tal y como se han hecho desde mediados de los años 80. Su manifestación es la falta de crecimiento, ya habitual, de la producción y del empleo, en las grandes distorsiones en el uso de los recursos y en el esquema de financiamiento a las empresas. Ahí está, pues, la reforma financiera que pretende aumentar los flujos del crédito y reducir su costo.
La reforma energética cortará de tajo el cordón umbilical del gobierno con la explotación del petróleo. La rentabilidad de Pemex habrá de quedarse ahí para que sea funcional con los nuevos esquemas de operación de la industria. Esto no garantiza que finalmente se vuelva una empresa ejemplar, como tantas veces se ha propuesto.
El asunto clave es cómo reponer la pérdida de una corriente casi automática de recursos que financian más de 30 por ciento del presupuesto. Entra la reforma hacendaria. Esta reposición sólo puede venir de los impuestos. El sistema impositivo es inequitativo y no podía ser de otra manera en el marco de la desigualdad económica prevaleciente. Pero esta no es sólo una cuestión de índole ética, dejémosla incluso por este momento de lado. Tiene un aspecto crucial en términos de la capacidad de generar un mayor gasto en inversión productiva que jale el crecimiento económico. De lo que se trata es de generar riqueza.
Las exportaciones no han sido la locomotora que se pretendió con la avalancha de tratados de libre comercio que se han firmado, en especial con Estados Unidos. En la época en que aquella economía crecía y le abastecíamos de autos y material eléctrico y electrónico y, de modo sobresaliente de fuerza de trabajo, eso no repercutió aquí en el crecimiento. Lo hará aún menos en un periodo en que allá no se vislumbra una recuperación sostenida y donde la gestión monetaria de la crisis no ha resuelto las fragilidad financiera interna y, dado el papel del dólar, tampoco la global.
Así que aumentarán los impuestos. Se gravarán más productos con el IVA, los más posibles, se elevará el impuesto sobre la renta y una serie de tributos diversos a productos especiales como los refrescos y otros. Los impuestos no afectan a todos de la misma manera. Quienes ganan poco destinan una alta proporción de su ingreso en comida, ahora podrán consumir menos; los de ingresos medios tendrán que distribuir su gasto y seguramente reducirlo. Del lado de las inversiones es un hecho que las empresas invierten menos si tienen que pagar al fisco y, además, cubrir las contribuciones laborales.
El gobierno no podrá compensar la caída de la demanda agregada con su gasto. La política hacendaria se plantea como eminentemente recaudatoria y su dinámica puede llevar a un resultado por debajo del estimado. La política de precios oficiales no podrá reducirse y se seguirá pagando cada vez más por la gasolina, el gas y la electricidad.
El Estado es un gran devorador de recursos por su misma naturaleza política y burocrática. Las reformas se debaten, todas al mismo tiempo, y en un escenario conflictivo, que es cuando menos muy incierto y lo será en tanto no cambie su actual estructura genética. Se trata, en el fondo, de la política y sus costumbres.


Allende: 40 años

Con dos días de anticipación, decenas de miles de chilenos conmemoraron ayer los 40 años del golpe militar que acabó con la vida del presidente Salvador Allende y de miles de sus compatriotas, trastocó la vida institucional de su país, lo hundió en una prolongada noche de terror y represión y abrió paso a la imposición pionera del modelo económico neoliberal que años después, con la revolución conservadora” encabezada por Margaret Thatcher y Ronald Reagan, habría de extenderse por la mayor parte del mundo.
El cuartelazo que encabezó Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973, y que comenzó con el bombardeo del palacio presidencial de La Moneda, en Santiago, marcó también el inicio de un ciclo de dictaduras militares que durante el resto de esa década y parte de la siguiente se abatió, con la activa colaboración del gobierno de Estados Unidos, sobre la mayor parte de Sudamérica, y que derivó en un proyecto represivo de alcance continental, como lo evidencia la existencia del llamado Plan Cóndor, aparato de fichaje, persecución y exterminio de disidentes que actuaba a través de las fronteras de los países de la región, todo ello justificado por Washington y sus operadores locales como parte de la guerra fría que enfrentaba, por entonces, a Estados Unidos y a la Unión Soviética.
Sin embargo, la barbarie instaurada en Chile no fue primordialmente causada por un afán de combatir al comunismo, como alegaron Pinochet y su promotor en Washington, el entonces secretario de Estado Henry Kissinger, sino por el designio de restaurar y ampliar los privilegios de trasnacionales estadunidenses –la ITT, en primer lugar, afectada por la nacionalización del cobre que llevó a cabo el gobierno de Allende– y de establecer escenarios de negocio propicios para otros corporativos trasnacionales. Ese mismo modelo fue repetido años más tarde en otras naciones –México incluido– sin necesidad de recurrir a golpes militares y por medio de políticos civiles como Carlos Salinas, Carlos Menem y Alberto Fujimori.
La gesta del gobierno de la Unidad Popular (1970-1973) y su cruenta interrupción conservan plena actualidad. El pinochetismo resulta hoy ética y políticamente repugnante y es sínónimo de barbarie en prácticamente todo el mundo, pero el proyecto económico de la dictadura –formulado, entre otros, por el grupo académico conocido como Escuela de Chicago, con Milton Friedman a la cabeza– se mantiene vigente en buena parte del planeta y es presentado todavía como la única estrategia económica posible por los organismos financieros internacionales, la Unión Europea y el gobierno de Estados Unidos.
Sin embargo, desde la década pasada diversos gobiernos de América Latina han emprendido, en muy diversos grados y tonos, el deslinde de ese modelo y han buscado restaurar en la conducción financiera principios de mínima sensatez y humanidad, como que la economía debe estar al servicio de la población, y no al revés. En tanto, en Chile, México, Colombia y otros países cuyos gobiernos siguen adheridos al dogma neoliberal, se multiplican los movimientos sociales y políticos de resistencia a esa política económica que conlleva procesos de concentración de la riqueza en unas cuantas manos, empobrecimiento sostenido de las mayorías, destrucción del tejido social y pérdida de la soberanía nacional.
Finalmente, a cuatro décadas de distancia se ha acrecentado el valor simbólico de las dos figuras principales en la jornada de aquel 11 de septiembre: Salvador Allende constituye un ejemplo luminoso de voluntad de transformación social y económica por medio de las vías pacíficas y democráticas, en tanto Augusto Pinochet es sinónimo universal de traición, corrupción, exterminio y supresión de la pluralidad política. La historia, en suma, ha puesto a cada cual en su lugar.


Postmortem Yasuní ITT

Joan Martínez Alier*

El 15 de agosto el presidente Correa de Ecuador anunció la extracción de petróleo en el bloque ITT del Parque Nacional Yasuní, el llamado Plan B. El plan A consistía en dejar 850 millones de barriles en tierra (nueve días de consumo mundial) y contribuir así a la lucha contra el cambio climático, ya que ese petróleo no se quemaría, conservar una diversidad biológica realmente única y proteger los derechos de los grupos indígenas allí presentes. El Plan A incluía la petición a gobiernos o ciudadanos del mundo de contribuir con 3 mil 600 millones de dólares en 12 años a un Fideicomido auspiciado por el PNUD, la mitad de lo que se estimaba que Ecuador dejaría de ganar. Eso en virtud de la responsabilidad diferenciada en el cambio climático, o como un pago a cuenta de la deuda ecológica del Norte al Sur.
Desde 2007 hasta 2013 la propuesta se mantuvo, con tantas idas y venidas que algunos dijimos que Correa jugaba con dos barajas. Las contribuciones no llegaron con la velocidad deseada. Dirk Niebel, el ministro alemán de cooperación, negó una aportación ya casi comprometida.
El presidente Correa y su coro dicen ahora que la culpa es de los extranjeros lo cual es en parte verdad. Y lo rematan con el ataque habitual a ecologistas e indigenistas de su propio país. Correa pidió en febrero de 2013 al Foro de Sao Paulo que se suprima el consentimiento previo informado ante los proyectos extractivos. Dice también que saldrá del extractivismo mediante más extractivismo. Coincide todavía con un amplio sector de la izquierda latinoamericana y mundial que sostiene que el ecologismo es un lujo de los ricos, panzas llenas. Eso es lo que cree el presidente Correa. No es el único. Pero quienes son más ecologistas son muchas veces la gente pobre y los indígenas empobrecidos.
Correa nunca ha reconocido los muchísimos casos de ecologismo popular e indígena de quienes temen perder su agua limpia, sus medios de subsistencia, su tierra. Cerca de Ecuador en Cajamarca en Perú contra la empresa Yanacocha al igual que en Cajamarca, Tolima, Colombia, contra la Anglo Gold Ashanti, como los kañaris en Lambayeque, Perú contra la minería de cobre, los wixárikas defendiendo el territorio sagrado de Wirikuta contra la mineria de plata en México, los dongria kondh en Niyamgiri en Odisha en India que acaban de derrotar en consultas populares la minería de bauxita, ¿son acaso ecologistas de barrigas llenas? Hay miles de tales casos. Quienes en Sarayaku lucharon contra empresas petroleras o en Esmeraldas las mujeres que defendieron el manglar contra las camaroneras desde 1990, ¿son barrigas llenas? Chico Mendes en Acre, Brasil, en 1988, fue asesinado, un pobre seringueiro, un sindicalista rural, defendiendo los bosques hasta su muerte. Igualmente lo fueron José Caludio Ribeiro y Maria do Espírito Santo en Pará en 2011 y tantos otros. ¿Los recuerdan en las reuniones del Foro de Sao Paulo? En América Latina en los últimos 25 años de rápida expansión minera, sojera, ganadera, petrolera en las fronteras de la extracción, ha habido cientos de ecologistas populares asesinados.
Queda ahora la esperanza de que se permite y se logre una consulta popular en la que Ecuador, el país y no el gobierno, le dé una lección al mundo diciendo no a la extracción del petróleo del ITT. Eso tal vez haga pensar a personajes prepotentes e incompetentes al estilo de Dirk Niebel, que tienen parte de responsabilidad en el fracaso de la iniciativa Yasuní ITT. Fue asqueroso ver a Noruega, con su Fondo Petrolero de cientos de miles de millones de dólares de sucio dinero, negándose a contribuir a la iniciativa ITT. A quienes en Noruega tratan ahora de excluir a las Islas Lofoten de la extracción petrolera, a quienes en el Delta del Niger han sido contaminados, asesinados por la Shell y por sus propios gobiernos e inventaron la idea de “dejar el petróleo en tierra”, a todos los que se han mirado en el espejo de la Iniciativa ITT contra el fracking del gas en Francia o en Neuquén, Argentina (por la Chevron), en la isla de Lanzarote al igual que los “raizales” de las islas de San Andrés y Providencia contra el petróleo, a quienes luchan contra el carbón en los páramos de Colombia y también en La Guajira y El César, les han quitado fuerza. Estamos tristes pero también rabiosos los que, llegando a 401 ppm de dióxido de carbono en la atmósfera, vemos que al cinismo e inoperancia de los gobiernos del Norte se añade el falso pragmatismo y anti-ecologismo de un presidente del Sur que había levantado tanta simpatía y adhesión.



ICTA-Universidad Autónoma de Barcelona


Chile: del golpe militar al país de las maravillas

Marcos Roitman Rosenmann/II

Fracasaron. Pero se guardaron una carta. El secuestro del general en jefe del ejército, René Schneider, a manos de miembros de las fuerzas armadas, encabezados por el general Viaux. Su objetivo, decantar la decisión del Congreso eligiendo a la segunda mayoría relativa, Jorge Alessandri, quien obtuvo 34.4 por ciento de votos. La resistencia que opuso el general Schneider, haciendo uso de su arma reglamentaria, acabó en asesinato. Desde ese instante el imperialismo, la derecha política, la oligarquía terrateniente y la burguesía chilena unieron fuerzas. El 11 de septiembre de 1973 su estrategia había triunfado. Las fuerzas armadas alzaban sus armas contra el gobierno legítimo y constitucional, y el pueblo chileno enarbolando para la ocasión los valores patrios amenazados por el marxismo-leninismo y la subversión comunista. Así lo hizo saber en el bando número cinco del 11 de septiembre de 1973:
“Teniendo presente que el gobierno de Allende ha incurrido en grave ilegitimidad demostrada al quebrantar los derechos fundamentales de libertad de expresión, libertad de enseñanza, derecho de reunión, derecho de huelga, derecho de petición, derecho de propiedad y derecho en general, a una digna y segura subsistencia; que el gobierno ha quebrantado la unidad nacional, fomentando artificialmente una lucha de clases, estéril y en muchos casos cruenta, perdiendo el valioso aporte que todo chileno podría hacer en búsqueda del bien de la patria, y llevando a una lucha fratricida y ciega, tras ideas extrañas a nuestra idiosincrasia, falsas y probablemente fracasadas (...), las fuerzas armadas han asumido el deber moral que la patria les impone de destituir al gobierno que, aunque inicialmente legítimo ha caído en la ilegitimidad flagrante, asumiendo el poder por el sólo lapso en que las circunstancias lo exijan, apoyado en la evidencia del sentir de la gran mayoría social, la cual de por sí, ante Dios y ante la historia hace justo su actuar y, por ende, las resoluciones, normas e instrucciones que se dicten para la consecución de la tarea del bien común y de alto interés patriótico que se dispone cumplir.”
2. Las justificaciones del golpe.
Tres fueron los elementos esgrimidos por las fuerzas armadas para romper el orden constitucional: I) el caos económico y la violencia política; II) la inconstitucionalidad del gobierno en el ejercicio del poder; III) un supuesto autogolpe, adjetivado como plan Zeta, orquestado por la Unidad Popular para tomar el poder, destituir a la cúpula del ejército y los partidos políticos de la derecha, decretando la instauración de la República Popular bajo la bandera de la dictadura del proletariado y, de paso, asesinar a los principales opositores.
Estos tres elementos fueron urdidos como parte de la estrategia para dar “legitimidad” al golpe de Estado del 11 de septiembre. El primero de ellos, el caos económico y la violencia política, sigue vigente para explicar el periodo y la política económica de la Unidad Popular. Los ejemplos para dar credibilidad a su argumento se centran en la condescendencia del gobierno hacia las tomas de terrenos de pobladores, fundos por campesinos e industrias por trabajadores, así como la expropiación de grandes empresas, con la consiguiente inseguridad jurídica y ataque a la propiedad privada. Nada dice del acaparamiento de mercancías, repuestos automotrices, alimentos, etcétera, destinados a fomentar el mercado negro y el desabasto. Una trama perfectamente diseña para provocar desazón popular y desafección al gobierno. Los primeros productos en desaparecer de los establecimientos fueron aquellos que sicológicamente producen un estado de ánimo bronco. El jabón, la pasta de dientes, el azúcar, el papel higiénico, la harina, el aceite, el té o el tabaco. Así lo señala Eduardo Frei a la hora de justificar el apoyo de la Democracia Cristiana a la Junta Militar y Pinochet, en carta dirigida a Mariano Rumor el 8 de noviembre de 1973, presidente de la Unión Mundial de la Democracia Cristiana: “¿era la DC fascista o golpista por el hecho de haber denunciado esta política económica que llevó al país a la inflación desatada, al envilecimiento de la moneda, a la paralización productiva, el mercado negro, la escasez y el hambre? Los que con tanta ligereza hablan sobre Chile deberían venir y recorrer las poblaciones periféricas, los campos y las ciudades, y preguntar cómo era necesario hasta 10 horas de colas para conseguir 1/4 de litro de aceite, cuando se conseguía, o un kilo de pan, cuando se conseguía, o medio kilo de azúcar, cuando se conseguía. ¿Hay alguna democracia que resista estas tasas de inflación, escasez y mercado negro? ¿Es fascismo y golpismo denunciarlo? (...) Las fuerzas armadas –estamos convencidos– no actuaron por ambición. Más aún: se resistieron largamente a hacerlo. Su fracaso ahora sería el fracaso del país y nos precipitaría en un callejón sin salida. Por eso los chilenos, en su inmensa mayoría, más allá de toda consideración partidista, quieren ayudar, porque creen que ésta es la condición para que se restablezca la paz y la libertad en Chile. Cuando más pronto se destierre el odio y se recupere económicamente el país, más rápida será la salida”.
La Unidad Popular pasó a la historia oficial como articuladora de un proyecto económico fracasado, totalitario y estatista, generador del caos. De tal manera las fuerzas armadas estarían facultadas para intervenir, restablecer la estabilidad económica, la libertad de mercado y la paz social. Así nace el discurso neoliberal de un nuevo Chile ganador, de un país diferente al resto de América Latina y moderno, precursor de la globalización gracias a la acción eficaz de las fuerzas armadas.
El segundo argumento, la ilegitimidad del gobierno en el ejercicio del poder, se fue construyendo poco a poco. Sólo hacía falta poner en consonancia los poderes Judicial y Legislativo, así como la contraloría general del Estado, a lo que se sumarían colegios profesionales, universidades y medios de comunicación controlados por la derecha. Sin pudor se trató de arrinconar y vetar todas las acciones emprendidas por el Ejecutivo, cuestionando la posible constitucionalidad de sus medidas. Primero fueron acusaciones a sus ministros y una campaña mediática perfectamente orquestada. Y a partir del frustrado intento de la derecha de conseguir los dos tercios del Congreso para destituir constitucionalmente al presidente en elecciones del 4 de marzo de 1973, se opta por el golpe de Estado. La intentona del 29 de junio será un punto de inflexión. Lo siguiente, elaborar un estudio demostrando el fraude electoral cometido por la UP en las legislativas de marzo. Dicho estudio se financió desde la Universidad Católica y fue presentado a la opinión pública en julio de 1973. Sus argumentos: la progresión de los votos de la UP, según ellos, iba en franco retroceso y no podía, salvo fraude, obtener más de 35 por ciento. Cualquier cifra superior, llegó a 47 por ciento, significaba que el censo electoral había sido modificado en su beneficio. Las elecciones eran papel mojado. Nada más qué decir. Para corroborar su hipótesis apostillaban que el sentir mayoritario de los chilenos era destituir al Presidente. El documento circuló profusamente entre las fuerzas armadas. A continuación, como parte de la trama, la Contraloría General del Estado declara parcialmente inconstitucional el decreto que reformaba las tres áreas de la economía presentado por el Ejecutivo. Nada más producirse ese hecho, el 8 de julio, Eduardo Frei, presidente del Senado en conjunto con el presidente de la Cámara de Diputados, Luis Pareto, en declaración conjunta señalan que Chile vive un momento de crisis de extrema gravedad, debido a que una minoría ha querido “imponer un esquema ideológico y programático que la mayoría del país rechaza”. A continuación, El Colegio de Abogados declara que en Chile se ha roto el ordenamiento jurídico. Y en un acto sin precedente, el 22 de agosto de 1973, la Cámara de Diputados, controlada por la oposición, redacta una declaración cuyo destinatario es el presidente Allende. En su interior se subraya la ilegitimidad del gobierno. En su epígrafe quinto y sexto señala: “5º (...) es un hecho que el actual gobierno de la república, desde sus inicios, se ha ido empeñando en conquistar el poder total, con el evidente propósito de someter a todas las personas al más estricto control económico y político por el Estado y lograr de ese modo la instauración de un sistema totalitario, absolutamente opuesto al sistema representativo que la Constitución establece; 6º Que para lograr ese fin, el gobierno no ha incurrido en violaciones aisladas de la Constitución y de la ley, sino ha hecho de ellas un sistema permanente de conducta, llegando a los extremos de desconocer y atropellar sistemáticamente las atribuciones de los demás poderes del Estado, violando habitualmente las garantías que la Constitución asegura a todos los habitantes de la república y permitiendo y amparando la creación de poderes paralelos, ilegítimos, que constituyen un gravísimo peligro para la nación, con todo lo cual ha destruido elementos esenciales de la institucionalidad y del estado de derecho”.


Salvador Allende: memoria y causa

Rolando Cordera Campos

Este miércoles 11 de septiembre se cumplirán 40 años del golpe militar contra el pueblo chileno y su república. El criminal que lo encabezó, traidor a su ejército y a su presidente, se encaramó en el poder por casi dos décadas y abrió para su país y buena parte de América Latina un largo momento de sangre, tortura y violencia, merced a las cuales se implantó y hasta quiso legitimarse el terrorismo de Estado como forma de dirimir litigios regionales o locales de la guerra fría y sofocar la movilización y el reclamo democrático de las masas que exigían nuevas rondas de inclusión política y social: un cambio estructural redistributivo como, precisamente, lo había ofrecido y buscaba el presidente Allende, cuya figura heroica y visionaria crece con los años.
El sitio y bombardeo del Palacio de la Moneda terminó con el fusilamiento sumario de patriotas chilenos y la muerte de Salvador Allende, quien no le concedió a los criminales la oportunidad de befarlo y luego enviarlo en avión al extranjero. Como puede suceder con los aviones, éste podría caer en el Pacífico, dijo Pinochet en conversación telefónica con alguno de sus cómplices, según reveló años después la valiente periodista chilena Patricia Verdugo en Interferencia secreta, lo que no impidió que, años después, un gobierno progresista emanado de la democracia recuperada lo defendiera del juez Baltasar Garzón en Gran Bretaña. Tampoco ha obstado para que en su país y fuera se le busquen méritos y otorguen consideraciones a su crimen y el régimen que le impuso al pueblo de Neruda a sangre y fuego.
La agresión contra la democracia, protagonizada por las fuerzas armadas y arropada sin chistar por gobiernos y personeros políticos de diferentes naciones, cubrió de ignominia y vergüenza a los militares y la derecha chilenos, a buena parte de la democracia cristiana nacional e internacional y desde luego al gobierno de Estados Unidos, encabezado por Nixon y el nefasto Henry Kissinger. Fue el aldabonazo para que la barbarie se entronizara y Argentina empezara a vivir un pavoroso baño de sangre que llevó a la desaparición y muerte de decenas de miles, combatientes y opositores o no. Por su parte, Uruguay sufrió el silencio de las tumbas y el secuestro asesino de centenas y, junto con chilenos, argentinos y brasileños, el exilio que unos cuantos países, México destacadamente, les otorgaron.
Se llegó a niveles tales de sevicia, que un experto brasileño en esos menesteres, invitado por sus congéneres chilenos, comentó no sin sorna: lo que nosotros tratamos de hacer es cirugía; aquí lo que hay es una carnicería. Y así siguió por lustros, hasta que los pueblos y algunas de sus elites se arriesgaron a recuperar la libertad y la democracia buscó volver por sus fueros, así se tratara de una democracia administrada y condicionada por la propia dictadura que hasta el final quiso emular a Franco y dejarle a los demócratas un Chile “atado y bien atado”. Cosa que consiguió y duraría hasta hace muy poco.
Aquel 11 de septiembre conmovió al mundo de entonces y no confirmó sino mostró su complejidad y dificultad intrínsecas, la imposibilidad del cambio social por la vía de la democracia y la participación colectiva. Fue un momento salvaje y traumático, sin duda, pero constituye también una experiencia valiosa en materia de liderazgo y decisión, congruencia y valor, por parte de demócratas y socialistas comprometidos hasta el final con un empeño que su gran dirigente, Salvador Allende, convirtió en causa histórica.
A sus distintos ritmos, ésta es hoy la causa que inspira, lo sepan o no, a los indignados de España y Europa, los ocupantes de Wall Street y los demandantes de un mundo distinto. Quiso ser, por ejemplo, el núcleo de un afán extraordinario cultivado por el comunista extraordinario que fue Enrico Berlinguer y compartido a su manera por el democristiano Aldo Moro, cuyas simpatías por el “compromiso histórico” propuesto por el primero se dice que están en las raíces de su posterior secuestro y asesinato. No se trató pues, de un exotismo propio del “extremo Occidente”, sino de una coyuntura intensa, algunos de cuyos significados todavía están por ser dilucidados para convertirse en nuevas olas de política histórica, a través de aquellas grandes alamedas que prometió Allende en su discurso inolvidable de despedida y condena de los traidores.
En unos cuantos meses, la patria y el pueblo de Neruda y Gabriela acudirán a las urnas y elegirán presidenta entre dos hijas de generales: uno, encarcelado y sacrificado por haber sido leal a su presidente y su mandato popular; el otro, incorporado a la Junta tiempo después del golpe, amigo del general Bachelet pero sometido de principio a fin a la disciplina castrense que Pinochet, el cruel, convirtió en complicidad y pasividad criminales.
A pesar de los inauditos esfuerzos empeñados en Chile y fuera de ahí por banalizar su figura y trivializar su gesta, Allende vive y vivirá, y año con año su memoria pondrá en su lugar a los fariseos para reivindicar la causa de los pobres… de su tierra entrañable y más allá.


Bajo la Lupa
Obama en Siria: ¿petróleo y la crisis financiera de EU y su dólar?

Alfredo Jalife-Rahme

Parece una fatalidad axiomática del poder crudo y rudo que cada presidente de Estados Unidos tenga su propia guerra ritual que (en)marque su legado.
No resultan muy persuasivos los argumentos del gobierno Obama sobre el presumido “rescate humanitario” sobre la execrable cuan controvertida gasificación de infantes sirios como justificación de su expedición militar en Siria.
Obama fue elegido por su agenda antibélica en Irak y Afganistán y luego obtuvo su premio Nobel de la Paz gracias a su noble objetivo teórico de desarme nuclear.
Pero, aberrantemente en última instancia, Obama está resultando “el tercer Bush”: a Daddy Bush le correspondió la primera guerra en Kuwait/Irak; a Baby Bush: Afganistán y la segunda guerra de Irak, y a Obama: la guerra en Libia y ahora, al parecer –si no es detenido por la fuerte oposición en la Cámara de Representantes–, en Siria.
La espectacular voltereta que ha operado el atribulado presidente Obama es probable que resguarde motivaciones inconfesas que forman parte de la estructura propia del poder de Estados Unidos y su dinámica consustancialmente militar.
Obama juega su presidencia y su carcomido liderazgo global en el discurso de su vida que dará un día antes del duodécimo aniversario del 11-S para convencer a un reticente Congreso.
De por sí, los celestiales objetivos “humanitarios” expuestos vigorosamente por el equipo Obama no consiguen convencer ni a tirios ni a troyanos cuando las opiniones públicas a escala global, regional y doméstica, justificadamente traumadas por las aventuras bélicas de Baby Bush en Irak y Afganistán, se oponen tajantemente a la inesperada metamorfosis del presidente No. 44 de Estados Unidos.
Si nos atenemos exclusivamente a la duración autorizada por el panel del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, por un máximo de 90 días para la operación en Siria (¿cómo será bautizada?), pues es mucho mayor a las 10 semanas de destructiva guerra unilateral en Kosovo que emprendió Estados Unidos (en conjunción de la OTAN y sin anuencia de la ONU) con abundantes misiles “crucero” Tomahawk y que concluyó en la balcanización de Yugoslavia, el cambió de régimen y el enjuiciamiento del presidente Slobodan Milosevic (presuntamente envenenado en su celda) por el Tribunal Penal Internacional, con sede en La Haya, cada vez mas controvertido (porque sólo juzga selectivamente a los enemigos de Estados Unidos y a ninguno de sus ex presidentes guerreros ni a sus aliados homicidas globales”.
Por cierto, a la par del precio del petróleo, se ha disparado la cotización bursátil de la empresa Raytheon –que fabrica los misiles crucero Tomahawk– antes de iniciar las hostilidades.
Bruce Ackerman, constitucionalista de Yale de los más prestigiados de Estados Unidos, alerta en un artículo (“Anzuelo y cambio”, Foreign Policy, 3/9/13) que “los bombardeos limitados (sic) de Obama son justo el preludio de una intervención masiva en el Medio Oriente”, por lo que el Congreso no debe caer en su trampa.
Ackerman da a entender que la voltereta del unilateralismo de Obama en Siria se escenifica como un distractor después del “asunto Snowden” y en “respuesta a la captura de Egipto por los militares”, a quienes no podría seguir financiando.
Barry Grey y Tom Carter (WSWS, 7/9/13) sacan a colación el perturbador artículo de Bruce Ackerman y lo interpretan como la luz verde para una “guerra regional que redibuje la cartografía del Medio Oriente y asegure la hegemonía de Estados Unidos sobre la región y sus pletóricas riquezas de hidrocarburos”, lo cual “lleva inevitablemente a una confrontación directa con Rusia y China y a otra guerra mundial”.
La cumbre del G-20 en San Petersburgo, que no pudo conciliar las posturas antagónicas sobre el contencioso sirio entre el anfitrión ruso Vlady Putin y el visitante presidente Obama, exhibió la profunda fractura de la geoestrategia entre los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) –resueltamente opuestos a la aventura militar estadunidense en Siria– y el G-7, mermado con la inoperancia de Gran Bretaña y las dubitaciones bélicas de Alemania, Italia y Japón.
Durante la cumbre del G-20, los BRICS se dieron el lujo de realizar su minicumbre privada, donde anunciaron el esperado Banco de Desarrollo (con un módico capital inicial de 50 mil millones de dólares) y un fondo de reserva de 100 mil millones de dólares (de los que China contribuiría con 41 por ciento) para contrarrestar la “guerra de divisas” en curso, que ha fortalecido al billete verde debido a la fuga de capitales de los “mercados emergentes” y a las devaluaciones abruptas de sus divisas a raíz de la disposición de la Reserva Federal de cesar su estímulo monetarista hiperinflacionario (el QE3: impresión masiva de dólares) de inyección de 85 mil millones de dólares al mes.
Justamente durante el G-20, el presidente chino Xi Jinping se pronunció por una salida política y contra la guerra en Siria que dispararía el precio del petróleo y afectaría a la economía global, que aún no sale de su fase delicada.
Alex Lantier (WSWS, 6/9/13) comenta que “la guerra en Siria y la amenaza de conflicto global dominó la cumbre del G-20” y coloca en relieve la advertencia de Zhu Guangyao, viceministro de Finanzas de China: “Una acción militar tendrá definitivamente un impacto negativo en la economía global, especialmente en el precio del petróleo”.
¿Que tanto estará en juego para que Obama se arriesgue a empujar al planeta a una nueva recesión? ¿Se trata del suicida “síndrome Sansón”?
Para conservar la hegemonía del dólar como indisputable divisa de reserva mundial, ¿la proyectada guerra en Siria lleva como corolario perjudicar los intereses petroleros y gaseros de Rusia, China e India?
Un artículo escalofriante del analista estadunidense Brandon Smtih (SHTFplan.com, 29/8/13), reproducido por Russia Today (6/9/13), sustenta que “los bancos buscan algo grande (sic) para cubrir el colapso del dólar” y eso se llama Siria: “El sistema financiero cree que la guerra en el Medio Oriente será su salvación”.
Michael Snyder pregunta si “Estados Unidos va a la guerra en Siria por un gasoducto ( Veterans Today, 7/9/13)”.
Snyder arguye que “si Estados Unidos es exitoso en derrocar al régimen de Assad, ello será bueno (sic) para los sauditas o Qatar (y posiblemente para ambos), y será realmente malo (sic) para Rusia. Este es un conflicto geopolítico estratégico sobre recursos naturales, religión y dinero (sic), y no tiene nada que ver con armas químicas”.
Las dos veces anteriores (Bajo la Lupa, 1 y 4/9/13) abordé el crucial factor energético de Siria, con pletóricas reservas de gas en su costa, así como en su calidad de encrucijada ( hub) de oleo-gasoductos competitivos: el chiíta proveniente de Irán-Irak-Siria y el sunita de Qatar y/o Consejo de Cooperación del Golfo de Países Árabes encabezado por Arabia Saudita.
Los oleo-gasoductos del “gran Medio Oriente”, que ahora incluye hasta el Cáucaso (el “bajo vientre” islámico de Rusia contiguo al Mar Caspio), son teológicamente sectarios como reflejo de la guerra civil que se desató en Siria y que ha incendiado todas sus fronteras.
El control del poder geoestratégico del petróleo y el dominio financiero del dólar son bidireccionales para Estados Unidos: desde el Medio Oriente hasta México.

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País en venta: privatizando ciencia y docencia

Silvia Ribeiro

El control de los recursos estratégicos de México está a la venta al mejor postor trasnacional y en las condiciones que demanden las empresas. Desde la minería al petróleo, pasando por la biodiversidad, el aire de los bosques y hasta el maíz, el patrimonio genético alimentario más importante del país.
El proceso no empezó ahora, pero hay en este momento pasos cruciales en juego, como la privatización del petróleo y la autorización para siembra comercial masiva de maíz transgénico en favor de Monsanto y otras trasnacionales. Otras leyes aprobadas y en discusión, como la reforma que privatiza la educación y convierte a los docentes en empleados precarios, o la imposición de IVA en alimentos y medicinas, castigan a los pobres y sus derechos sindicales más básicos. El hilo rojo es favorecer a las grandes empresas y a las minorías privilegiadas. Pero también crece la resistencia, cada día más compleja y candente, por la diversidad de actores y temas que hieren centros neurálgicos de la vida del país.
Aprovechando el contexto, un grupo de científicos protransgénicos, entre ellos Luis Herrera Estrella, director del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio, de Cinvestav-IPN) se están reuniendo con diputados para cambiar las leyes que dificultan a funcionarios lucrar personalmente con la investigación pública. Y eso sí es una injusticia ¿no le parece? O sea, para estos científicos lo correcto es que los investigadores sean financiados con fondos públicos, usen el acervo de conocimientos, las instalaciones, sueldos, herramientas y subsidios del Estado, para que ellos puedan comerciar con empresas y patentar para su lucro personal los conocimientos que obtienen gracias al trabajo colectivo y al apoyo social.
Según Herrera Estrella, “el acuerdo al que llegamos con los diputados es armonizar todas las leyes, la Ley Federal del Trabajo, la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos, la Ley de Ciencia y Tecnología para que, en una sola ley, se contemple toda esta problemática” (E. Ruiz Jaimez, El Economista, 25/8/2013). La articulista abunda: “Con esto buscan que el investigador pueda licenciar sus propias patentes u otras, que pueda crear una empresa y ser accionista”.
En el mismo artículo, Herrera Estrella afirma que a la ley Monsanto (Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados) se le puso el mote porque sólo Monsanto puede cumplir con sus requerimientos, “porque es muy estricta”. Arguyendo un pretendido nacionalismo –nada convincente dados sus vínculos con las trasnacionales– quieren simplificar los trámites para que los investigadores nacionales también puedan contaminar transgénicamente los cultivos.
Pero, ni la ley Monsanto es estricta (por eso hay contaminación) ni se le llama así por lo que dice Herrera Estrella, sino lo contrario: porque favorece ampliamente los intereses empresariales, no contra investigadores nacionales, sino contra el bien público. Recordemos que la primer versión de esta ley fue presentada al Congreso por el Comité de Biotecnología de la Academia Mexicana de Ciencias, del que Herrera Estrella era y es miembro. La coordinación del cabildeo de la ley Monsanto –que ahora les resulta insuficiente, porque ven la coyuntura para ir por más elementos privatizadores– estuvo a cargo de su colega Francisco Bolívar Zapata, ahora nombrado por Peña Nieto coordinador de Ciencia, Tecnología e Innovación del gobierno. Los pocos cambios que otros hicieron en el proceso legislativo, como la obligatoriedad de establecer un régimen especial de protección al maíz por ser México centro de origen (¿una de las complicaciones a las que aluden estos científicos?) fueron vaciados de contenido con el reglamento de dicha ley. La consulta pública es una farsa, nunca considera las críticas. Las aprobaciones de siembras experimentales de transgénicos, particularmente maíz, han sido impugnadas legalmente muchas veces, motivando únicamente que el gobierno adaptara el reglamento para dejar las impugnaciones sin efecto. Ha sido un proceso de tal grado de “corrupción legalizada”, que fue presentado por el Grupo de Estudios Ambientales como caso de violación de derechos de los pueblos y violencia contra el maíz y la soberanía alimentaria, ante las sesiones del Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) capítulo México. La ley que redactaron esos científicos y que ahora quieren modificar para facilitar aún más privatización y contaminación, evidencia la veracidad de la acusación general del TPP sobre “desviación de poder” del Estado mexicano contra el interés público y en favor de las empresas.
En todo caso, Herrera Estrella no se ha quedado esperando cambios. Tiene numerosas patentes a partir del trabajo en instituciones públicas y es socio fundador de Stela Genomics, empresa fundada en 2011 en Estados Unidos, con una sede cómodamente vecina al laboratorio de genómica que él mismo dirige en el Cinvestav. También es socia una investigadora a quien dirigió su doctorado en el mismo laboratorio. Stela Genomics usa el trabajo que se hizo en Langebio, financiado públicamente, para promover su negocio privado. Además, gestiona comercialmente las patentes de Herrera Estrella.
El modelo es Estados Unidos, donde el público financia las universidades que trabajan con y para las transnacionales, y los investigadores están a la venta, incluida la orientación de su investigación. La investigación en biotecnología en México va en esa dirección y hay varios ejemplos. Este tipo de conflictos de interés serán parte de los casos a presentar en la próxima sesión del TPP sobre maíz transgénico y corrupción de la ciencia.

*investigadora del Grupo ETC

Hacia un frente nacional contra la venta de México

Víctor M. Toledo

Los acontecimientos de semanas recientes dejan claro dos cosas: una, que al igual que sucede en muchas partes del mundo donde la resistencia civil es débil o no existe, las voraces fuerzas desatadas del capital corporativo hacen realidad sus proyectos sea de manera legal o ilegal, ahí donde controlan al poder político. Y dos, que sólo la movilización masiva y la desobediencia civil no en el centro, sino a lo largo y ancho del país, lograrán poner a negociar a la plutocracia mexicana, hoy convertida en el Pacto por México. Ello supone a su vez, la construcción de un frente diverso que aglutine a todas las fuerzas, aún las más focalizadas, que resisten la privatización no sólo del petróleo, sino del agua, el maíz, las playas, los minerales, la electricidad, los sitios arqueológicos, la cultura y la educación pública de México.
La idea de defender los combustibles fósiles y la electricidad sin conexión con los otros recursos amenazados de la nación resulta limitada. En el mismo orden de gravedad se sitúan la apertura de los recursos energéticos, la posible contaminación genética del maíz por los transgénicos, y el saqueo inmisericorde de los minerales, que han hecho que los gobiernos cedan la cuarta parte del país (50 millones de hectáreas) a las compañías canadienses, inglesas, estadunidenses, chinas y mexicanas. Igualmente resulta inexplicable la concentración de la resistencia en la capital del país, cuyas acciones no alcanzan a impactar a escala nacional al quedar aisladas y tergiversadas por la mayoría de los medios masivos de la comunicación que son afines al sistema. Estos dos rasgos, desconexión y centralización, impiden mostrar la verdadera fuerza del poder ciudadano que hoy se despliega por buena parte del país en defensa de recursos, territorios y derechos colectivos.
Una visión correcta deber conectar y ensamblar, mediante la organización, los movimientos de resistencia contra la minería y contra los megaproyectos hidráulicos, urbanos o de comunicación, o en defensa del territorio, del agua y del maíz, por lo común circunscritos a luchas locales o regionales, con las movilizaciones esencialmente urbanas en defensa del petróleo, la electricidad y la educación pública, y ambas con las resistencias gremiales de electricistas, mineros, jubilados, estudiantes (#YoSoy132) y trabajadores de la industria automotriz y de aviación. A lo anterior se deben agregar las comunidades y municipios con autodefensas.
Se trata de mirar el rompecabezas completo. Un recuento aproximado de las acciones ciudadanas que hoy existen en México arroja conflictos y resistencias en unos 180 municipios, de los cuales en 53 son originados por la minería. Existen además autodefensas en más de 160 comunidades de 30 municipios, más los municipios de los Caracoles Neozapatistas en Chiapas.
La realidad geo-política del país muestra un panorama de numerosas e intensas movilizaciones en las que ciudadanos del campo y de las ciudades se organizan para defender derechos, territorios y recursos o para autodefenderse. Sin embargo, mientras que las fuerzas políticas, empresariales y corporativas de la destrucción y la rapiña se encuentran formando un solo frente, las de las resistencias nacionales y ciudadanas se hallan dispersas, diseminadas y aisladas.
Hoy, se debe tejer desde abajo y en lo profundo. La venta total de México, que es el sueño neoliberal, no sólo debe detenerse. También debe servir de plataforma para avanzar la organización en redes y para desplegar el control social de los espacios rurales y urbanos. Que los miembros del poder político sigan creyendo que ellos representan legítimamente a la sociedad mexicana es una fantasía que las fuerzas ciudadanas deben aprovechar para construir su propio poder a lo largo y ancho del territorio y las ciudades. Es decir de la resistencia se debe pasar a la autogestión, la autonomía y la autodefensa. Frente a los proyectos suicidas del capital y sus políticos, no solo se defiende a la nación. Se defiende la historia, la cultura y, en fin, la vida misma.

ASI SE MUERE MEXICO, ASI SE VENDE MEXICO...............................

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EU aún no reconoce que ayudó a orquestar el golpe en Chile: investigador
Pinochet, criatura de la guerra fría; las víctimas “del otro 11-S” aún esperan justicia.

David Brooks, corresponsal
Publicado: 11/09/2013 09:47

Nueva York Mientras todos aquí se preparan para el aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001 –con las tradicionales columnas de luz que suben al infinito desde donde estaban las Torres Gemelas y los ensayados programas oficiales– el otro «11 de septiembre», el golpe de Estado en Chile que hoy cumple 40 años, casi no existe en este país, cuyo gobierno participó directamente en el derrocamiento de un gobierno democrático.
Henry Kissinger, asesor de Seguridad Nacional del entonces presidente Richard Nixon, comentó al ser electo Salvador Allende: «no veo por qué quedarnos quietos y observar a un país volverse comunista por la irresponsabilidad de su propio pueblo. Los asuntos son demasiado importantes como para dejar que los votantes chilenos decidan por sí mismos».
Dicho y hecho. Washington fomentó, apoyó y colaboró en los eventos sangrientos –asesinatos, tortura, desapariciones– que marcaron el régimen de la junta militar de Augusto Pinochet a lo largo de sus 17 años en el poder. Según documentos oficiales desclasificados por la organización de investigaciones National Security Archive, se comprueba el papel de Washington durante el gobierno de Nixon. Por ejemplo, en 1970, el subdirector de la CIA para planeación escribió: “es política firme y continua que Allende sea derrocado por un golpe… Es imperativo que estas acciones sean implementadas de manera clandestina y segura para que la mano del gobierno de Estados Unidos… quede bien oculta”. (Los documentos desclasificados sobre Chile).
..SAT deberá regresar 370 millones de pesos a Walmart

EFE - Hace 19 horas

....El Servicio de Administración Tributaria (SAT) tendrá que regresarle 132.4 millones de pesos a Walmart por concepto de Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que pagó a sus proveedores de bebidas alcohólicas en los meses de noviembre y diciembre de 2003.
De acuerdo con el periódico Reforma, luego de 8 años de litigio, un tribunal federal ordenó al SAT regresar a Walmart 197.2 millones de pesos más 9% de interés anual por 8 años, lo que llevaría la cifra final aproximada de 370 millones de pesos.
Walmart ganó el amparo contra el pago de IEPS en la Suprema Corte de Justicia de la Nación en febrero de 2004, pero el SAT respondió, en febrero de 2005, que no procedía porque la protección judicial sólo era respecto del impuesto que la cadena comercial trasladaba a sus clientes. Sin embargo, el argumento del SAT fue rechazado.
Walmart usó como excusa para reclamar el IEPS un error legislativo en 2001, cuando elCongreso además de aumentar la tasa del IEPS a las bebidas alcohólicas, también creó nuevos impuestos como el Sustitutivo del Crédito al Salario y el de Bienes Suntuarios, ambos posteriormente declarados inconstitucionales por el Poder Judicial.
El error consistió en que la Cámara de Diputados aumentó el IEPS al 45%; luego, el Senado lo cambió a 60% sin aprobación de los diputados.

Con información de Reforma.