100 días inéditos en la política nacional
Napoleón Gómez Urrutia
Cien días, poco más de tres
meses, pareciera poco tiempo para lograr un impacto de gran calado. Sin
embargo, cuando existe la determinación y la visión de Estado, es más
que suficiente para encauzar el barco en la dirección correcta. Andrés
Manuel López Obrador comenzó a plasmar su visión de la patria, así como
su asertividad política, desde el momento en que contundente y
abrumadoramente recibió el apoyo de más de 30 millones de compatriotas.
Los primeros 100 días y los cinco meses de transición presidencial
marcaron la pauta sobre una nueva forma de hacer política y de gobernar.
Un hecho muy destacado de estos primeros 100 días resulta ser que
nuestro Presidente ha usado eficiente, y también responsablemente, la
amplia mayoría conquistada en las urnas, tanto por él mismo como por el
partido Morena. Esto lo llevó a tener un peso abrumador en las dos
cámaras del Congreso de la Unión, así como en 19 congresos locales.Esta amplia mayoría se traduce en dos cosas: legitimidad política y gobernabilidad. Ningún otro Presidente ha tenido el respaldo popular con el que cuenta Andrés Manuel. Ningún otro Presidente ha gobernado tan cercano a su gente. Ningún otro Presidente ha tenido sobre sus hombros la gran responsabilidad de volver realidad las aspiraciones del pueblo mexicano.
Nuestro Presidente ha actuado de forma asertiva y contundente. Su día comienza cuando la mayoría de los mexicanos continúan descansando. Desde muy temprano toma el pulso de la situación nacional para planificar las acciones del día bajo sus estrategias generales. En sólo 100 días ha establecido un gobierno transparente y eficaz. No ha titubeado para combatir la corrupción y las prácticas tan nocivas para nuestra patria.
Andrés Manuel ha contestado a los muy pocos, pero ruidosos, críticos con actos efectivos de buena administración y magnífica política que le han arrojado mayor popularidad incluso que cuando ganó contundentemente la elección presidencial del 1º de julio del año pasado.
Notable cosa es que además de predicar absolutamente contra la corrupción en todos los ámbitos, ha estado gobernando de cara al pueblo. Se dice fácil, pero en este lapso de poco más de tres meses, nuestro Presidente ha realizado más de 70 conferencias de prensa matutinas, sin que eso le haya impedido viajar a los estados, en los cuales ha realizado 64 giras y ha encabezado 15 actos oficiales. Ha visitado las 32 entidades de la República.
El pueblo mexicano quiere a su Presidente. Por primera vez en mucho
tiempo, nuestra gente está orgullosa de su líder político. Los muy
reducidos detractores buscan la manera de desprestigiar al Presidente y
sus acciones, sin éxito alguno. Las acciones más importantes que ha
emprendido en el poco tiempo como primer mandatario de la nación han
sido contundentes y de gran trascendencia. La lucha en contra de la gran
corrupción que existía en toda la cadena de valor de los hidrocarburos
fue, y seguirá siendo, de gran beneficio para México. Su visión para
establecer la Guardia Nacional dirigida a pacificar el país no ha sido
menos importante.
El Presidente trabaja de sol a sol, queriendo aprovechar cada minuto
de su día para enderezar el rumbo de México y reparar tanto daño que le
hicieron traidores a la patria que antepusieron su interés personal, así
como el de su camarilla, antes que el de todos los mexicanos. Con
magnanimidad sobrehumana se enfoca en el presente y el futuro, sin
voltear a ver a tantas almas ruines que con cinismo exorbitante critican
al hombre que está reparando las calamidades que éstos ocasionaron.
Nuestro Presidente ha demostrado en 100 días de gobierno que una
nueva forma de hacer política es posible, que el primer mandatario debe
estar siempre en contacto directo con el pueblo al que gobierna y nunca
olvidar que está ahí para servir, no para servirse.
Basándome en la observación empírica, así como en la intuición,
considero que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador pasará a la
historia como uno de los mejores y más humanos gobiernos de México.
Las almas más iluminadas siempre buscan y valoran más la
trascendencia por sus acciones a favor del prójimo que los beneficios
materiales. Nuestro Presidente, a diferencia de los anteriores, forma
parte de este selecto grupo de individuos. Se dirige inexorablemente a
afianzar su lugar en la fila de hombres buenos de la Patria.
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