jueves, 28 de marzo de 2019

Michel Mirabal: En Cuba habitan las personas que no paran de hacer arte

Escrito por  Giusette León García / CubaSí
Michel Mirabal participará en la próxima Bienal de La Habana con una exposición personal, la apertura de su galería en la Finca Calunga y una gran fiesta para la comunidad...

Y claro que el hombre que defiende mi bandera con tanto arte no podía ser otro que este que encontré, atrincherado en esa espontaneidad con que nació en un solar de Cayo Hueso, salvado de cualquier mal por la creación y arropado en la naturaleza de Calunga, en Guanabo, con la bendición, estoy segura, de sus abuelos:

«Yo tuve la suerte de tener dos abuelos. Una es una gloria de nuestra cultura cubana, se llama Martha Jean-Claude, y ella me inculcó eso de ayudar, de enseñar a las personas lo poco que uno ha podido aprender y de compartir lo que uno tiene. Y tuve otro abuelo que es el nombre de mi proyecto, se llama Finca Calunga. A mi abuelo le decían Calunga, fue lector de tabaquería, fue capataz en el puerto, y tenía creo que quinto grado de escolaridad, pero tenía una cultura general impresionante y sabía mucho de la vida; era abakuá, era una persona del mundo este de Cayo Hueso, del puerto, y el tipo era una persona extraclase, y él me decía: rodéate siempre de niños, que nunca te van a traicionar, siempre van a ser sinceros, y lo que puedas ayudar a los niños, hazlo, que la vida te lo va a agradecer. Mi personalidad se basa en estas dos personas de mi familia y he tratado de captar lo mejor de ellos para echar pa’ adelante».

Así explica la inquietud constante para el trabajo y la vocación de compartir el fruto, un espíritu que también anima su propuesta para la Bienal que ya está a las puertas.

¿De qué se trata?


«Para la Bienal de La Habana lo que estamos preparando es mi exposición y la inauguración de mi galería. Es un proyecto en el que llevamos ya casi tres años trabajando y será un momento icónico en mi carrera, porque voy a tener ya mi propio espacio, no solo mío, porque lo quiero compartir también con la comunidad, con jóvenes, sobre todo, que tienen mucho talento aquí en Cuba, y bueno, tratar de ayudar y que la gente se sienta identificada con el proyecto artístico.

«Además, queremos hacer varios conciertos de música, para la gente que quiera interactuar con nosotros. Estarán Issac Delgado, Juan Guillermo, Tania Pantoja, Descemer Bueno, los Van Van nos van a cerrar el proyecto, van a estar en la clausura de la exposición, y todos estos conciertos son afuera, para que la comunidad tenga acceso directo a la cultura, no solo en esta parte del arte que van a ver en la galería, sino también disfruten momentos de esparcimiento y puedan tener acceso a artistas que quizás no sea tan fácil de llegar a ellos, porque pasan tiempo viajando; por ejemplo, Descemer, que no vive aquí y cuando se presenta, se presenta en lugares que los precios no son asequibles a todo el mundo, así que los traemos a la comunidad.

«Tenemos la suerte de que el director de la Bienal de La Habana nos va a inaugurar; quizás vengan también el Ministro de Cultura, varios viceministros y varios amigos, además de clientes míos de todas partes del mundo que vienen a compartir conmigo, y también íconos de la cultura cubana que son mis amigos, que son parte desde que empezó el proyecto, y un grupo de personas del barrio también. Después de la inauguración, va a quedar abierta desde las nueve de la mañana hasta la hora que sea necesario, para todo el que quiera venir».

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En estos conciertos, ¿tienes previsto que interactúen la plástica y la música de alguna forma?

«Otras veces hemos interactuado con la música directamente, pero esta vez quisiéramos que la gente como que se la gozara más, y hacerlo como lo que es, una fiesta del arte cubano y de la cultura cubana y que la gente venga y disfrute como una fiesta de barrio, de pueblo».

Y en cuanto a la muestra, ¿veremos obras nuevas?, ¿qué temáticas transita?, ¿por dónde has llevado la curaduría de la exposición?

«Han sido dos años trabajando para este momento que va a pasar el 9 de abril, es una curaduría bien pensada para la exposición de la Bienal. Por supuesto, a mí me encanta tratar los temas de actualidad, los temas que nos atañen a nosotros como nación, como patria, y en ese sentido es que me muevo. Tratamos, por supuesto, la serie de las banderas, con todo el respeto que ella lleva. Yo sé que en estos momentos está teniendo muchos detractores, sobre todo gente que admiro y respeto muchísimo, que no están de acuerdo con que se traten los símbolos patrios, pero bueno, yo lo que siempre digo es que ninguno de ellos la ama más que yo. Yo también amo mi bandera y estoy dispuesto a tratar esos temas con todo el respeto que merecen».


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Para un artista como tú, que ha tenido la oportunidad de conocer espacios importantes del arte universal, ¿qué importancia tiene la Bienal de La Habana?

«En el panorama de la cultura cubana, yo creo que hay eventos muy importantes, y la Bienal de La Habana brilla entre ellos, porque vienen muchas personas de todo el mundo interesadas en ver lo que se está haciendo en Cuba. Imagínate tú, que somos un país tan pequeño, que produce tantos artistas, que la gente está ávida. Si tú buscas los libros de pintura latinoamericana, quizás el cuarenta por ciento son artistas cubanos, y son artistas cubanos hechos por la Revolución. Están, por supuesto, los clásicos, pero hay muchos que fueron formados a partir del 59, gracias a que abrieron las escuelas de arte, que la gente tuvo acceso a la cultura; entonces eso es interesantísimo: somos un país bloqueado, somos un país con todos estos problemas que tenemos, e incluso podemos hacer este tipo de cosas, pero no solo en la plástica, sino en la música, en el deporte, en todas esas ramas.

«Una vez le decía a un periodista extranjero que en Cuba habitan las personas que, aunque tengan muchísimos problemas, no paran de hacer arte. Eso no pasa en el mundo, en el mundo tú tienes que estar en la locura pagando bills, pagar escuela... Aquí estamos un poco más relajados, quizás tenemos otro tipo de problemas, pero nadie se muere de hambre, nadie se queda en un hospital afuera que no pueda entrar. Los grandes problemas que tiene el mundo nosotros los tenemos resueltos, y nos da la posibilidad de hacer arte, aunque tengamos otros problemas existenciales, pero seguimos trabajando, haciendo cosas y buscando momentos y lugares para hacer arte, que eso es encomiable. Así que, por supuesto, es muy importante la Bienal de La Habana, yo la miro como una fiesta. El Ministerio de Cultura, con sus instituciones, da todo el apoyo, en este caso a los jóvenes, sobre todo, y eso en el mundo no existe, solo en Cuba puede pasar algo así».
Luego de la Bienal de La Habana, ¿qué noticias tendremos de la obra de Michel Mirabal?

«Tenemos una exposición para Nueva York; tenemos un proyecto de firmar con una compañía de representación artística que nos va a llevar a otros niveles y nos va a poner en lugares que jamás pensé que podía estar. Espero que las cosas no sigan empeorando en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba para que cosas como estas se puedan lograr».
Pero tus inquietudes creativas y humanas van mucho más allá del espacio ese exclusivo, digamos, del arte. ¿Por qué?

«Yo siempre digo que más importante que mi obra es lo que ella genera, y un gran por ciento de la venta de estas obras lo utilizamos para ayudar, para un proyecto comunitario con niños sin amparo filial, para ancianos, para niños especiales con Síndrome de Down o, incluso, problemas desde el punto de vista social. Lo hacemos directamente con el gobierno de aquí, de Habana del Este y de la capital, en general. Mi gran sueño es poder compartir con la gente y que ellos se sientan identificados con un lugar que está hecho no solo para mi trabajo, sino para apoyar y para compartir con todas las personas que son ávidas de la cultura.

«La gente que trabaja conmigo dice que yo los tengo en un constante estrés, porque cuando estamos terminando un proyecto, ya yo estoy pensando en otra cosa y en lo que va a venir después… A ver, tú sabes que una vez le preguntaron a Raúl que por qué seguía alimentando el ejército, que por qué seguía de principal en el ejército, y él dijo: bueno, fácil, porque estamos asediados, tenemos que hacerlo porque no sabemos si un día nos van a invadir. Es como mi caso, no en ese sentido de invasión militar, pero sí nos invaden otras culturas, sí nos invaden otros puntos de vista que no son acordes con los de nosotros y se deforma la juventud, faltan los valores, faltan las ganas de interactuar con nuestra propia cultura, y se adoptan otras  maneras de pensar que no tienen nada que ver con los valores y con las maneras de ver la cultura que nos inculcaron nuestros progenitores. Entonces es como un rescate a la cubanía en sí, a que todos podemos y todos debemos. Como todos tenemos la posibilidad de tener acceso a la cultura, eso tenemos que tratar de mantenerlo, y ayudar a que los que vienen detrás de nosotros entiendan que somos privilegiados en ese sentido».

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