Un escándalo de extorsión sacude a la Justicia, los medios y la política en Argentina
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Sputnik / Francisco Lucotti
En
Argentina, el fiscal que lleva adelante la mayor investigación de
corrupción del kirchnerismo fue acusado de conformar una presunta
asociación ilícita que realiza espionaje e investigaciones paralelas
ilegales, un entramado que cuestiona los vínculos entre la política, la
Justicia y los medios.
Marcelo
D'Alessio estaba acostumbrándose a ser una figura mediática,
entrevistado en programas de televisión y como columnista y fuente
privilegiada en diversos medios impresos y digitales. Se presentaba como
abogado, consultor experto en narcotráfico y agente de la
Administración para el Control de Drogas de EEUU (DEA, por sus siglas en
inglés).
Pero de personaje secundario pasó a ser el protagonista de una de las causas judiciales más extrañas en la Argentina, arrastrando en su caída al principal fiscal del país. A finales de enero de 2019, el empresario agropecuario Pedro Etchebest presentó una denuncia por extorsión en su contra, que cuenta con 22 horas de grabaciones de audio entre ellos (telefónicas y presenciales), 150 capturas de mensajería instantánea, videos y fotografías.
Esta causa es llevada adelante por el fiscal Carlos Stornelli y el
juez federal Claudio Bonadio, de la ciudad de Buenos Aires. El fiscal es
mencionado en las grabaciones y documentos presentados por Etchebest
como el responsable de la persecución y el destinatario del dinero,
aunque D'Alessio lo desvinculó después de ser detenido el 15 de febrero y
dijo que el fiscal "no tenía ni idea" del soborno al empresario.
A
pesar de que D'Alessio se desdijo, el juez federal Alejo Ramos Padilla,
de la ciudad bonaerense de Dolores, citó a Stornelli a indagatoria.
Como este no se presentó, lo imputó por la presunta realización de
"investigaciones paralelas a las causas judiciales, no autorizadas por
la ley" y de haber actuado con D'Alessio en "maniobras de espionaje
ilegal que guardaban relación con las investigaciones judiciales a su
cargo".
El vínculo que demostraría la cercanía entre D'Alessio y Stornelli es
un video tomado por Pedro Etchebest y su hijo en el que se ve al fiscal
y al falso abogado reunidos en un restaurante de la localidad balnearia
de Pinamar el 20 de enero de 2019.
El empresario habría sido llevado al lugar por D'Alessio para demostrarle su relación directa con el fiscal y sellar el acuerdo. Este se habría formalizado con un apretón de manos entre Stornelli y Etchebest cuando se retiraron del restaurante, único instante en el que tuvieron contacto, denuncia el empresario.
"Cuando
él [D'Alessio] me decía que yo tenía que pagar ese dinero para que a mí
no me incorporaran en ‘la causa de los cuadernos' yo siempre le dije
que no tenía nada que ver, que era un invento, pero él me decía: ‘no
hace falta que sea verdad, es todo subjetivo'", dijo.
El fiscal Stornelli, entrevistado por diversos medios, dijo ser
víctima de una "una operación berreta" (de mala calidad, en le) como
parte de una persecución política para "ensuciar, dañar y embarrar la
causa de los cuadernos". Aseguró que Etchebest nunca estuvo incluido en
esa investigación, reconoció conocer a D'Alessio "por haber ido a la
fiscalía a declarar algunas veces" y lo denunció por defraudación.
El escándalo salió a la luz a través de la publicación realizada por el periodista Horacio Verbitsky en su blog, donde incluye fragmentos de los audios, chats, fotografías y videos que proporcionó Etchebest en su denuncia. Allí D'Alessio también aduce vínculos de amistad con el periodista Daniel Santoro del grupo Clarín. Este se defendió a través de una columna, dando cuenta de su relación con D'Alessio por ser una de sus fuentes judiciales.
Stornelli dijo en entrevista televisiva con el canal de noticias TN que conoció a D'Alessio a través de Santoro y el vínculo profesional entre los tres no fue negado por ninguno. Esto abre un serio cuestionamiento acerca del uso por parte del sistema judicial y los medios de comunicación de personas de trasfondos sospechosos y credenciales cuestionables. El derrotero profesional de D'Alessio sigue siendo un gran interrogante, así como la profundidad de sus vínculos con el poder político, judicial y mediático. Si bien se descubrió que no tiene título de abogado ni de escribano y que no existe matrícula a su nombre, forma parte del sistema político y judicial desde hace años.
En el allanamiento que se realizó en la casa de D'Alessio, en un exclusivo barrio privado, se encontraron armas y chalecos antibalas inaccesibles para la gran mayoría, vehículos de alta gama, equipos sofisticados de grabación, insignias de las fuerzas de seguridad.
En las escuchas de Etchebest, D'Alessio dice trabajar hace 20 años como infiltrado y espía en operativos para el Ministerio de Seguridad nacional y tener comunicación directa con la actual ministra, Patricia Bullrich, así como responder a las órdenes de agencias de EEUU. De más está decir que todos niegan su vinculación.
Pero de personaje secundario pasó a ser el protagonista de una de las causas judiciales más extrañas en la Argentina, arrastrando en su caída al principal fiscal del país. A finales de enero de 2019, el empresario agropecuario Pedro Etchebest presentó una denuncia por extorsión en su contra, que cuenta con 22 horas de grabaciones de audio entre ellos (telefónicas y presenciales), 150 capturas de mensajería instantánea, videos y fotografías.
D'Alessio le habría exigido 300.000 dólares a cambio de
evitar su procesamiento en "la causa de los cuadernos", la investigación
sobre el pago de sobornos a altos funcionarios por parte de los más
influyentes empresarios del país durante los gobiernos de Néstor y
Cristina Kirchner.
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AFP 2018 / Juan Mabromata
El empresario habría sido llevado al lugar por D'Alessio para demostrarle su relación directa con el fiscal y sellar el acuerdo. Este se habría formalizado con un apretón de manos entre Stornelli y Etchebest cuando se retiraron del restaurante, único instante en el que tuvieron contacto, denuncia el empresario.
"Cuando llegamos a Pinamar yo estaba muy
ansioso porque hasta ese momento estaba todavía escéptico. Cuando llega
el fiscal, él [D'Alessio] se levanta, lo saluda efusivamente y a partir
de ese momento entendí que era real, totalmente tangible", contó
Etchebest a Sputnik en una videoconferencia de prensa con medios
internacionales realizada con la presencia de su abogada, Natalia
Salvio.
El escándalo salió a la luz a través de la publicación realizada por el periodista Horacio Verbitsky en su blog, donde incluye fragmentos de los audios, chats, fotografías y videos que proporcionó Etchebest en su denuncia. Allí D'Alessio también aduce vínculos de amistad con el periodista Daniel Santoro del grupo Clarín. Este se defendió a través de una columna, dando cuenta de su relación con D'Alessio por ser una de sus fuentes judiciales.
Stornelli dijo en entrevista televisiva con el canal de noticias TN que conoció a D'Alessio a través de Santoro y el vínculo profesional entre los tres no fue negado por ninguno. Esto abre un serio cuestionamiento acerca del uso por parte del sistema judicial y los medios de comunicación de personas de trasfondos sospechosos y credenciales cuestionables. El derrotero profesional de D'Alessio sigue siendo un gran interrogante, así como la profundidad de sus vínculos con el poder político, judicial y mediático. Si bien se descubrió que no tiene título de abogado ni de escribano y que no existe matrícula a su nombre, forma parte del sistema político y judicial desde hace años.
En el allanamiento que se realizó en la casa de D'Alessio, en un exclusivo barrio privado, se encontraron armas y chalecos antibalas inaccesibles para la gran mayoría, vehículos de alta gama, equipos sofisticados de grabación, insignias de las fuerzas de seguridad.
En las escuchas de Etchebest, D'Alessio dice trabajar hace 20 años como infiltrado y espía en operativos para el Ministerio de Seguridad nacional y tener comunicación directa con la actual ministra, Patricia Bullrich, así como responder a las órdenes de agencias de EEUU. De más está decir que todos niegan su vinculación.
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