jueves, 22 de agosto de 2013

AL, dividida en tres bloques con perspectiva distinta del neoliberalismo, dice el ex rector
Decisiones desde la extrema derecha, seria amenaza para México: González Casanova
Los movimientos de avanzada deben tomar como base el pensamiento de la revolución cubana
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El ex rector Pablo González Casanova durante la inauguración del seminario internacional ¿A dónde va América Latina?, en la Universidad Nacional Autónoma de MéxicoFoto Roberto García Ortiz
Emir Olivares Alonso
Periódico La Jornada
Jueves 22 de agosto de 2013, p. 15
En este momento, más que nunca, no se puede hacer alusión al futuro de América Latina sin pensar o tomar en cuenta el futuro del mundo, planteó Pablo González Casanova, ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Dijo que actualmente a escala global se presentan varias crisis, y muchas de ellas tienen implicaciones en recursos como el agua y los energéticos, en la educación y en el proyecto de civilización, progreso y desarrollo.
Durante su ponencia América Latina: la historia emergente, con la que se abrió el seminario internacional ¿A dónde va América Latina?, organizado por la Coordinación de Estudios de Posgrado de la UNAM, González Casanova señaló que en el proceso mundial de globalización neoliberal, las naciones latinoamericanas tienen diferentes posiciones.
Por un lado, dijo, están los países del Pacífico, desde México hasta Chile (aunque en menor medida Nicaragua), que tienen mayor dependencia de las políticas del capitalismo corporativo y del complejo militar-empresarial que domina en Estados Unidos.
El segundo bloque lo conforman Venezuela, Bolivia y Ecuador, que han emprendido un proceso real que excluye las políticas del capital y están luchando por un proyecto de nuestra América: del socialismo del siglo XXI, como lo llamó (Hugo Chávez), o un socialismo comunitario, como le dicen en Bolivia, o por una democracia de ciudadanos, a la que se refiere (Rafael) Correa.
Un tercer grupo, que es encabezado por Brasil, Argentina y Uruguay, es el de las naciones que están luchando por formar un bloque que pueda resolver problemas sociales y laborales con políticas distintas al neoliberalismo. Pero enfrentan muchas dificultades para detener o controlar el creciente desarrollo de las corporaciones en el mundo.
Es difícil saber el futuro de la región debido a la gravedad de la crisis que se está dando y que está acentuando el peso de la extrema derecha en la toma de decisiones. En el caso de México, constituye una seria amenaza para la vida y existencia de la misma nación.
Por ello, los movimientos de avanzada en la zona deben tomar como base el pensamiento del Movimiento 26 de Julio –encabezado por Fidel Castro y que culminó con la revolución cubana–, que se basó en las ideas liberales y emancipadoras del siglo XIX y a la vez incluyó postulados marxistas-leninistas.
Una de las contribuciones más importantes de la revolución cubana, subrayó el ex rector de la UNAM, fue la transformación del discurso político en uno pedagógico, de análisis y de toma de decisiones.
Ahí se plantea una lección que no se puede olvidar y que es fundamental para los nuevos movimientos en Venezuela, Bolivia, Ecuador o de avanzada en muchos países; para esos movimientos que tratan de rescatar o cuidar los bienes de la nación que están siendo arrebatados por políticas formalmente legales de acumulación primitiva y de despojo de la propiedad social (ejidos y territorios indígenas) y de la propiedad nacional (electricidad, petróleo, etcétera). Esos países enfrentan un problema muy serio.
González Casanova detalló que el ejemplo más reciente de este tipo de movimientos es el zapatismo, que ha tenido alcance mundial.
Recordó que la semana pasada tuvo oportunidad de ser testigo del arranque de las actividades de la Escuelita zapatista –donde casi mil 700 alumnos asistirán a clases en los cinco caracoles–, donde los integrantes de la comandancia general del EZLN evitaron protagonismos y se sentaron a escuchar a los jóvenes instructores.
En este proyecto aparece la necesidad de educar, donde el que educa aprende y el que aprende educa. Otro elemento que llamó su atención es el uso que estas comunidades dan a las nuevas tecnologías.
Los zapatistas ya no están haciendo un autogobierno de una sola comunidad, sino de un sistema de comunidades. Hay que ver cómo organizan sistemas de cooperativas y de comunidades, cómo se organizan en sistemas para la emancipación humana.

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