Bajo la Lupa
90 por ciento de las reservas de crudo, bajo control de las petroleras
nacionales: The Economist
Alfredo Jalife-Rahme
Plataforma de exploración Bicentenario, en el el Golfo de
MéxicoFoto José Carlo González
La vez anterior apunté en Bajo la Lupa (7/8/13) que “la revista
neoliberal británica The Economist (‘El crepúsculo de las
trasnacionales anglosajonas’, 3/8/13) –que forma parte del Grupo
Pearson/Penguin/Random House con The Financial Times, a cuyas oficinas
acudieron Peña y Videgaray a dar el banderazo de la privatización de la renta
petrolera de Pemex (ver Bajo la Lupa, 30/6/13)– se alineó finalmente a la
innegable realidad: en los años 50 las siete hermanas controlaban
alrededor de 85 por ciento de las reservas globales. Hoy, más de 90 por ciento
(¡supersic!) de las reservas se encuentran bajo control de las empresas
petroleras nacionales (¡supersic!), que son propiedad, por lo menos en parte, de
los gobiernos (¡supersic!). En el pasado, las empresas petroleras nacionales
dependían del conocimiento tecnológico, habilidades administrativas de proyectos
y el alcance global de las trasnacionales anglosajonas petroleras para producir,
refinar y vender su petróleo. En estos días, las empresas petroleras nacionales
son capaces de actuar sin ayuda de las trasnacionales anglosajonas”, lo cual fue
mi tesis ante el Senado en 2008 (http://www.youtube.com/watch?v=DRPfjaLmr9Q)”.
The Economist, polémica revista portavoz del neoliberalismo global,
cuenta entre sus principales accionistas a los legendarios banqueros Rothschild
y a sus asociados, quienes detentan 50 por ciento de sus acciones, al unísono de
otro 50 por ciento propiedad de The Financial Times (Brook Stephen,
The Guardian, 25/2/08).
Sir Evelyn Robert de Rothschild fue jerarca de The Economist de 1972
a 1989 (Andrew Cave, The Telegraph, 29/11/12).
En forma impactante resaltan los vínculos de los legendarios banqueros
Rothschild con la petrolera BP (Garry Withe, The Telegraph,
1/10/12).
Stephen Kinzer, corresponsal veterano de The New York Times y hoy
profesor de periodismo en la Universidad de Boston, en una entrevista con Amy
Goodman (conductora estrella de DemocracyNow!) asevera que BP es la empresa
petrolera de los Rothschild (http://careandwashingofthebrain.
blogspot.mx/2010/06/rothschild-petroleum-corporation-aka.html).
No es un asunto menor que The Economist, portavoz de los Rothschild
–considerados por los chinos como la familia más rica del mundo, aunque no
aparezca nunca en la polémica revista Forbes (ver Bajo la Lupa,
La guerra de las divisas y los Rothschild, 12/9/10)–, decrete el
crepúsculo de las trasnacionales petroleras anglosajonas, donde destacan BP y la angloholandesa Shell (además de las estadunidenses Chevron, ExxonMobil y ConocoPhillips), lo cual, a mi juicio, le imprime una gran credibilidad a su epitafio petrolero, en el que resume que su próximo gran negocio se centrará más en el gas que en el petróleo, en donde han perdido la partida en beneficio de las
empresas petroleras estatales(¡supersic!), que han pasado de detentar 15 por ciento (en los años 50 del siglo pasado) a 90 por ciento del control de sus reservas en la actualidad.
The Economist se empata seis años después con los hallazgos del
artículo paradigmático de Carola Hoyos ( The Financial Times, 12/3/07)
de su socio en el grupo Pearson/Penguin/Random House.
La célebre cuan controvertida revista considera que
el rápido crecimiento de los mercados emergentes también exacerbó la tendencia de una extensión de medio siglo de su dominio del petróleo, que se ha trasladado (sic) a los países (¡supersic!) donde es hallado.
Interesante descubrimiento lo es que la futura demanda del petróleo provenga
también de las
economías emergentesdonde se encuentra su
oro negro.
No se espera el mismo crecimiento en el
mundo de los ricos (sic), donde tienen su base las supertrasnacionales anglosajonas, debido a una
mayor eficiencia de los combustibles en sus nuevos vehículos, cuya mayoría usará menos petróleo.
The Economist/BP/Los Rothschild apuestan al gas natural proveniente
del polémico fracking del shale gas (gas esquisto/lutitas)y
otras nuevas técnicas de producción.
El mundo se encamina así a una fractura de facto entre los países
ricos, que usarán mayormente gas, y los
mercados emergentes supeditados al petróleo.
Ahora
la mitad del gasto de capital a largo plazo de las trasnacionales anglosajonas se dirige a los campos petroleros costosos (sic) en aguas profundas o no convencionales, cuando los
arreglos en la participación de la producción y en las licencias para perforar en los patios traseros de las empresas petroleras estatales (sic) son cada vez más difíciles de encontrar.
Hoy
las grandes empresas estatales (sic) constituyen seis de los 10 principales productores de petróleo del mundo, cuya posición en las
grandes ligasde la producción –en millones de barriles de petrolero al día (MBD) en 2012– es: 1) Aramco (Arabia Saudita): 12.7; 2) Gazprom (Rusia): 8.4; 3) NIOC (Irán): 6.1; 4) ExxonMobil: 4.1; 5) PetroChina: 3.6; 6) Kuwait Petroleum: 3.3; 7) Shell: 3.3; 8) Pemex: 3.2; 9) BP: 3.0 y 10) Chevron: 2.9.
Resalta que Pemex sea considerada la octava productora de
grandes ligas, así como la mediocridad de la producción cada vez más declinante de las trasnacionales anglosajonas, mientras que en
exploración de aguas profundas nadie se compara a Petrobras.
Cita tanto la producción mundial del petróleo, que se encuentra cercana a los
90 MBD (cifras de 2012), como a la consultora Bain & Company, que refiere
que
cinco de las mayores petroleras estatales invirtieron 5 mil 300 millones de dólares en investigación y desarrollo (I&D) frente a 4 mil 400 millones de dólares de las trasnacionales anglosajonas y 2 mil 300 millones de dólares de las pequeñas empresas petroleras de servicios( v. gr. las vilipendiadas depredadoras Halliburton y Schlumberger).
El panorama para las trasnacionales anglosajonas en el ámbito del petróleo no
es nada halagüeño cuando se considera la
proporción de sustitución de reservas(RRR, por sus siglas en inglés): medición que compara la cantidad de petróleo descubierto con la producción, pese a que invierten 100 mil millones de dólares al año en exploración y producción.
Todo lo contrario sucede en el rubro del gas, que constituye
más de 40 por ciento de su producción; para Shell y ExxonMobil es mayor a 50 por ciento”.
A su juicio,
las penurias de BP como consecuencia del desastre en el Golfo de México pueden ser la guía para el futuro de las trasnacionales petroleras anglosajonas.
Su consejo es que en lugar de aventurarse
a fronteras cada vez más esotéricas(¡supersic!) deben disminuir su tamaño y
abandonar el negocio del petróleo que sobrestiman y que el mundo ya no desea tanto–y que otros (¡supersic!) pueden explotar igualmente bien–, para adentrarse a su nuevo mundo del gas.
Sería recomendable que antes de tomar una decisión precipitada con la
reforma Peña/Videgaray/Aspe, los poderes Ejecutivo y Legislativo de México lean detenidamente el epitafio de las trasnacionales anglosajonas en el tema del petróleo, como lo han sentenciado The Financial Times /The Economist, y sopesen que existen opciones mejores que entregarse a los muertos.
Twitter: @AlfredoJalife
Facebook: AlfredoJalife
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