FOTOS: Abren osarios en el Vaticano buscando a una menor desaparecida y hallan miles de huesos
Publicado: 20 jul 2019 18:56 GMT
Fueron encontrados gracias a inspecciones en
el área del Colegio Teutónico, iniciadas después de que la Fiscalía
vaticana abrió las sepulturas vacías de dos princesas alemanas.
Un grupo de peritos forenses inspeccionó este 20 de julio dos osarios subterráneos en el Cementerio Teutónico
vaticano como parte de la investigación del caso de Emanuela Orlandi,
hija de un empleado vaticano misteriosamente desaparecida en 1983 a la
edad de 15 años, informa el diario oficial de la Santa Sede, Vatican News.
El
experto genético Giorgio Portera, que participó en la operación en
representación de la familia Orlandi, dijo a AP que observó miles de huesos de decenas de individuos tanto adultos como niños.
"Queremos saber por qué y cómo" los restos llegaron allí, señaló el especialista, confesando que "no esperábamos [hallar] un número tan enorme".
Los
restos encontrados en las tumbas fueron sacados y sometidos a una
evaluación inicial. Por el momento, no se puede predecir cuánto tiempo
llevará el análisis morfológico de los huesos, comunicó el portavoz de
la Santa Sede, Alessandro Gisotti.
Los osarios subterráneos fueron
encontrados gracias a inspecciones en el área del Colegio Teutónico
(donde se ubica el cementerio homónimo), iniciadas después de que la
Fiscalía vaticana abrió
las sepulturas de dos princesas alemanas —Sophie von Hohenlohe
y Charlotte Federica de Mecklemburgo, muertas en la primera mitad del
siglo XIX—, en respuesta a una carta anónima recibida el verano pasado con una foto de la tumba y la frase "Busque donde indica el ángel", pero no halló ningún esqueleto.
El caso Orlandi
La
desaparición de Emanuela Orlandi constituye uno de los casos más
misteriosos de Italia. Desde que desapareciera sin dejar rastro el 22 de
junio de 1983 a la salida de sus clases de música en el Vaticano,
los trabajos de investigación han sido prácticamente incesantes.
También han sido frecuentes las conjeturas. Su desaparición llegó a atribuirse a un secuestro por parte de la mafia, como medida de presión para recuperar un préstamo que se le habría hecho a la Santa Sede. Otras fuentes afirmaban que la menor habría sido secuestrada para exigir la liberación de Mehmet Ali Agca, el turco que intentó asesinar al papa Juan Pablo II en 1981.
La
familia de la desaparecida, y en especial su hermano Pietro,
habitualmente crítico con la escasa colaboración del Vaticano en el
caso, continúan buscando incansablemente a Emanuela y reclamando
justicia. "Mi deber es buscar la verdad", declaró el pasado 11 de julio.
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