miércoles, 31 de julio de 2019

Astillero
Rosario y las estafas // Sus nuevas preocupaciones // Aliada de Peña y Salinas // ¿Quién más?
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▲ ALISTAN REGRESO. Integrantes de la CNTE, que se reunieron por cerca de tres horas con el presidente Andrés Manuel López Obrador, señalaron que en el próximo ciclo escolar serán reintegrados los maestros que fueron cesados.
Foto María Luisa Severiano
 
Formada en la izquierda no contaminada de priísmo y muy apreciada en sus momentos de mayor congruencia, Rosario Robles Berlanga pasó en poco tiempo a estelarizar páginas oscuras del álbum político nacional, en compañía de personajes que la han marcado, como el empresario argentino Carlos Ahumada, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari y el también ocupante de la silla presidencial Enrique Peña Nieto.
En ese contexto, ha sido de larga duración la guerra de acusaciones y maniobras: desde que Andrés Manuel López Obrador llegó a la jefatura del gobierno de la capital del país (en relevo de Robles, quien a la vez había entrado al cargo como sustituta de Cuauhtémoc Cárdenas, que a su vez había dejado dicha jefatura para ser candidato presidencial en 2000), hasta el arribo de la ex presidenta del Partido de la Revolución Democrática (PRD) al gobierno federal encabezado por Enrique Peña Nieto, en el cual encabezó dos secretarías de Estado, siempre entre tempestades políticas y acusaciones de irregularidades o franca corrupción.
Economista por la Universidad Nacional Autónoma de México, Robles Berlanga fue depositaria de las primeras acometidas fuertes del obradorismo contra un adversario interno. Rosario había sido secretaria de Gobierno con Cuauhtémoc Cárdenas como primer gobernante capitalino democráticamente electo y luego lo sustituyó en el cargo. Personajes cercanos a quien luego sería presidenta del PRD aseguran que ella se quejaba por el maltrato y la abierta beligerancia de López Obrador, cuando apenas había rendido protesta este como gobernante chilango.
Ella, según las voces de su primer círculo, había ayudado en todo (recursos económicos y argucias electorales) para que ganara López Obrador. Recuérdese que, en aquella elección, el panista Santiago Creel estuvo cerca del triunfo, con un millón 460 mil 931 votos (el 34.29% del total), frente a un millón 608 mil 372 (37.75%) de López Obrador. En aquel año, Vicente Fox Quesada fue gran triunfador en el resto del país, pero en la capital no pudo transferir su imán electoral al nada carismático Creel. El tercer lugar lo tuvo el priísta Jesús Silva-Herzog Flores, con casi un millón de votos (998 mil 109, representantes de 23.43 por ciento del total).
El choque entre el rosarismo y el andresismo tuvo momentos muy fuertes en el episodio de los videoescándalos que mostraron al empresario Ahumada entregando fajos de billetes al entonces perredista René Bejarano, sumamente cercano a López Obrador aunque ya no era su secretario particular. Ahumada, quien hacía pareja política y sentimental con Robles, propició el compló mediático y político contra López Obrador.
Luego de muy difíciles horas políticas y personales, Robles Berlanga (quien se había refugiado políticamente en Carlos Salinas de Gortari) encontró un camino de reinserción pública por la vía de Enrique Peña Nieto, a quien terminó sirviendo en dos secretarías, la de Desarrollo Social (Sedesol) y la de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu). Famosa es la frase de exoneración a título personal que Peña Nieto dedicó a Robles cuando ella enfrentaba acusaciones fundadas de usar recursos asistenciales para favorecer electoralmente al Partido Revolucionario Institucional: no te preocupes, Rosario.
Sin embargo, la hora de las preocupaciones ha llegado. Al menos en una fase de audiencia inicial y con secuencias que están por definirse. La clave del asunto se llama estafa maestra y proviene de señalamientos hechos años atrás por la Auditoría Superior de la Federación y luego retomados y ahondados por un equipo de periodismo de investigación integrado por Nayeli Roldán, Miriam Castillo y Manuel Ureste, desde el portal Animal Político en asociación con Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad.
Habrá de verse hasta dónde se llega en este caso, pues Rosario Robles es una pieza importante, mas no la única, de un proceso sistemático de corrupción que abarca a más ex funcionarios de alto nivel y a universidades de varias partes del país.-
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