¿Por qué a los sionistas no les conviene la “asimilación” judía, y sí el antisemitismo?
Hablar de “sionista” o “sionismo” no es algo que se dé mucho en nuestros días.
Es
necesario recordar, entonces, que “sionistas” es el nombre que
adoptaron los representantes y partidarios del “sionismo” [1]: ideología
y movimiento político creado oficialmente por un grupo de intelectuales
de origen judío en Alemania que, respaldados por la gran burguesía
bancaria judía europea, e influenciados por el carácter popular del
nacionalismo alemán, tomó sobre sí la tarea de inventarse un pueblo y
una historia herencial, como prueba de que ellos - afirman los sionistas
-, los judíos, habían existido como una nación separada e identificable
ya desde los albores de la civilización, y de que, por lo tanto, tenían
derecho a un “territorio nacional” [2].
Las ideas sionistas, expuestas en 1896 por el Theodor Herzl en su
libro El Estado judío, no obstante, no salieron de la iluminada cabeza
de este periodista austrohúngaro, sino que venían de mucho más atrás,
del movimiento protestante cristiano y una de sus facciones radicales,
los puritanos, y sobre todo de los intereses del imperialismo británico
en el siglo XIX. Ideas que han sido el reflejo en el pensamiento
político de la realidad de esa época, en la cual se abrían paso los
intereses de la burguesía imperialista, en especial de los ricos judíos
occidentales asociados a la burguesía británica. Y hoy más que nunca
sigue siendo el reflejo de la realidad del mundo actual, dominado por
las transnacionales y el capital financiero internacional que imponen
sus condiciones y reglas a países, gobiernos y organizaciones, y de los
cuales es parte insoslayable la oligarquía judía que lo sostiene, siendo
el sionismo parte consustancial de la ideología imperialista
predominante.
Esas ideas consecuentemente sirvieron para que, al coincidir sus
intereses con los de las grandes potencias y el gran capital financiero
internacional, pidieran apoyo que el imperialismo les permitió para
hacerse del territorio de los palestinos y crear artificialmente en
1948, en él, una entidad que denominaron “Estado de Israel”, el cual les
ha permitido a todos ellos, y en particular a Estados Unidos,
posicionarse en el Oriente Medio e impedir la unidad árabe con el fin de
dominar los recursos, en particular los petroleros, e imponer su
hegemonía de la región.
El sionismo, sin embargo, necesitaba utilizar a los judíos para
colonizar a Palestina, lo que no les ha resultado tan fácil, pues la
mayor parte de los judíos estaban plenamente integrados de una u otra
forma en la vida normal de los países donde habían nacido o vivían. Y en
los cuales, al igual que los demás ciudadanos, se realizan como
trabajadores, obreros, estudiantes, comerciantes, industriales,
banqueros, etc. Esta integración por ende, no determinaban ni determina
su rol dentro de las clases sociales, estando su realidad relacionada
con su rol y su función social en esas sociedades en la que viven, y no
con sus conceptos religiosos. Resultaba imprescindible por ende para
lograr sus objetivos, revertir esa situación, la que definen
como “asimilación” [3].
Había que convencer a los judíos por consiguiente, como expresó muy
claro el, el Rabino sionista Zvi Yehuda Kookde de que, “Donde esté un
judío, él pertenece a Eretz Israel. Este es su hogar permanente. Fuera
de la tierra, tenemos la condición de huéspedes. La finalidad de Nuestra
vida es estar aquí” [4], convirtiéndose para el sionismo la lucha
contra la “asimilación judía” en un objeto vital.
¿Por qué? Porque el sionismo, ayudado de cerca por la iglesia
anglicana cristiana, tiene que hacer creer de plano a los judíos que,
simplemente por tener esa religión o haber nacido en el seno de una
familia judía, el judío es miembro de por sí de un “pueblo” especial, el
“pueblo judío”, elegido por Dios, expulsado de su “hogar” - que sería
Palestina - y obligado a vivir en la diáspora. Supuestos aspectos a los
que han llamado poseer “calidad de judío”. Por lo que, cualquiera que
sea el país donde hayan nacido o viven, e independientemente de que sean
religiosos activos o laicos, los judíos, según lo que pretenden los
sionistas, sólo son huéspedes en ese país, sólo son extranjeros allí.
Dicho en otra forma, la concepción sionista intenta establecer que
aunque los judíos hayan nacido en Francia, Inglaterra o Yemen, ellos no
son franceses, ni ingleses, ni yemenitas. Allí simplemente son
extranjeros que, debido a que supuestamente sus antepasados fueron
expulsados de su tierra, se han visto obligados a vivir ahí. Por ello,
para los sionistas y sus planes, no es posible tolerar que se integren
en esos países, pues los judíos deben emigrar y asimilarse a Israel, que
sería su tierra por designios divinos. Todo ello, a pesar de que los
judíos de Europa son en su enorme mayoría conversos, especialmente
Jazaros y no tienen relación alguna con la tierra de Palestina.
La estrategia sionista consiste entonces en convencer a los judíos de
que deben “evitar la asimilación”. Es decir, que deben dejar de ser
ciudadanos de aquel país donde han nacido, puesto que allí a través del
tiempo su principal e inminente peligro ha sido y es la intolerancia
gentil (de los no judíos) hacia ellos. Intolerancia que según ellos se
ha materializado en el antisemitismo, o sea, el odio y hostigamiento a
los judíos, siendo esto lo que ha ocurrido a través de toda la historia.
Esta lucha, luego de crearse el artificial “Estado de Israel”, ha
seguido siendo un objetivo primordial. Y ha sido así porque la
“asimilación” según su concepción, condiciona continuamente y
constantemente que se pierda la “calidad de judío”. Lo que se debe,
entre otros aspectos, a que la “asimilación” hace que los judíos sean
proclives a fundirse con la población de los lugares en que viven y a
convertirse en parte de ella, proceso que han llamado licuación
demográfica. Y también, según ellos, que se produzca lo que denominan la
desilustración judía [5], que se expresa en el hecho de que los judíos
laicos están sufriendo la pérdida de su historia como parte del “pueblo
judío”. Todo lo cual lleva a que estos judíos se estén alejando del
“Estado de Israel”, el “Hogar del pueblo” judío. Lucha tan cardinal para
la entidad sionista que, entre otras instituciones para su ejecución,
tienen hasta un Ministerio [6] para ocuparse especialmente de este
asunto, priorizado por su gobierno y el actual primer ministro [7], y la
política y las acciones a desarrollar para evitar la “asimilación” se
discuten en el Parlamento Israelí (ver Ilustración 1 [8].
Cuando los sionistas dicen que quieren evitar la “asimilación judía”,
como vemos, lo que afirman es que los judíos nunca han sido nacionales
de ninguna parte. Lo que hace del término “asimilación” un concepto
mentiroso y malévolo. Y la estrategia de la lucha contra ella, por
consiguiente, lo que apunta es a desnaturalizar a los judíos, estimular
su emigración para usarlos como instrumento de colonización, ocupación y
destrucción. Y lo más importante, asimilarlos a su entidad para
integrarlos como células conformantes de la misma, justificando así su
propia existencia como principal aliado - cada vez más importante - de
Washington como ha subrayado la nueva administración norteamericana, y
gendarme en el Medio Oriente.
Ese antisemitismo del que hablan los sionistas, igualmente, no ha
sido el producto de simples reacciones religiosas ni tampoco, como
dicen, “una reacción instintiva” ante las características exclusiva y
especiales de los judíos. El antisemitismo es un acto consciente,
condicionado dirigido objetivamente como tendencia y en cada momento por
motivaciones e intereses reales. Acto que desde finales del siglo XIX
se convierte en un instrumento premeditado de violencia de connotación
política, como medio de gobierno o para alcanzarlo. Lo que reconoce el
mismo Padre del sionismo, Theodor Herzl, en su libro [9] cuando señala
que es una poderosa fuerza que no reportará daños al sionismo siendo, al
contrario, un movimiento útil a sus fines, dado que provoca situaciones
de inseguridad y clima de desconfianza interna contra ellos y, mientras
más discriminación contra los judíos haya, más aumenta la emigración.
Pero la propagación y fomento consciente de la enemistad hacia los
judíos se convierte además en manos de los sionistas en algo de profunda
dimensión ideológica, al estar dirigido no sólo a estimular esa
emigración, sino también, según sus planteamientos, la conciencia judía
como nación. Por ello, habiendo logrado la Declaración de Balfour, era
imprescindible que hubiera emigración judía y que ésta se dirigiera
concretamente a la anhelada “tierra prometida”.
El antisemitismo, aunque parezca contradictorio, ha sido pues la
principal arma empleada por los sionistas en su lucha contra la
“asimilación”, con el fin de realizar sus fines políticos. Lo que
persigue el sionismo político segregacionista es aislar de sus países de
origen y asimilar a los judíos a su nuevo estado. Por ello, puede
afirmarse inequívocamente, que los sionistas y el antisemitismo no sólo
caminan de la mano, sino que son consustanciales, no pudiendo existir
uno sin el otro.
Notas
[1] El término deriva de la palabra Sión que, según se plantea, fue acuñado por el editor austriaco de origen judío Nathan Birnbaum, fundador del movimiento estudiantil judío Kadima, en su diario Selbstemanzipation (Autoemancipación) en 1890.
Notas
[1] El término deriva de la palabra Sión que, según se plantea, fue acuñado por el editor austriaco de origen judío Nathan Birnbaum, fundador del movimiento estudiantil judío Kadima, en su diario Selbstemanzipation (Autoemancipación) en 1890.
[2] En palabras de Sholmo Sand, israelí, historiador y profesor en la
Universidad de Tel Aviv, el cual ha escrito varios libros, entre ellos
La invención del pueblo judío (The Invention of the Jewish People en
inglés). http://www.rafapal.com/wp-content/uploads/2012/01/Shlomo-Sand-The-Invention-of-the-Jewish-People-2009.pdf.
[3] Teodoro Hertzl comprendía por “asimilación, y así lo define en su
libro, tanto los cambios exteriores que pudieran introducirse en el
vestir, en las costumbres, en los hábitos y en la lengua de los judíos,
como sobre todo la igualación paulatina de los sentimientos y de su
manera de ser al de los demás miembros no judíos de la comunidad. http://masuah.org/wp-content/uploads/2013/12/El-Estado-Judio-Hertzl.pdf.
[4] Zvi Yehuda Kook , rabino, líder sionista cuyas enseñanzas son
parcialmente responsables del moderno movimiento de asentamientos
ILEGALES En Cisjordania. La cita es del libro Torat Eretz Israel,
publicado en Español por el Instituto Beit Yosef de Beer Sheva. http://masuah.org/filosofia-y-preceptos/pensamiento-judio/torat-eretz-israel-2/.
[5] Pablo Bercovich. Una reflexión sobre la asimilación. http://www.delacole.com/cgi-perl/medios/vernota.cgi?medio=comunidades&numero=449¬a=449-8.
[6] Lucha que, luego de crearse la entidad zionista en 1947 sigue
siendo por ende tan primordial que, entre otras cosas, tienen hasta un
Ministerio para ocuparse especialmente de este asunto, priorizado por su
gobierno y el actual primer ministro Netanyahu, y la política y las
acciones a desarrollar en este sentido se discuten en el Parlamento
Israelí . Ver: Ministerio de la Alía y de la Integración. http://www.moia.gov.il/Spanish/About/Pages/default.aspx: Israel entra en la batalla contra la asimilación en la Conferencia Judía Americana. http://www.enlacejudio.com/2013/11/11/israel-entra-en-la-batalla-contra-la-asimilacion-en-la-conferencia-judia-americana/; El Parlamento judío discute las medidas para evitar la asimilación de los judíos en el mundo. Fuente: Sitio Hasbara Bahía. https://hasbarabahia.wordpress.com/category/asimilacion/.
[7] Ver: Israel entra en la batalla contra la asimilación en la Conferencia Judía A. mericana. http://www.enlacejudio.com/2013/11/11/israel-entra-en-la-batalla-contra-la-asimilacion-en-la-conferencia-judia-americana/.
[8] Fuente: Sitio Hasbara Bahía. https://hasbarabahia.wordpress.com/category/asimilacion/.
[9] Lowenthal. The Diaries of Theodor Herz. N. York. The Deal Press, 1956. Traducción del portal judío de Chile. http://www.anajnu.cl/teodoroherzl.htm.
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