lunes, 31 de julio de 2017

México SA
México: rostro real
EPN: chistorete cruel
Rechazo mayoritario
Carlos Fernández-Vega
 
Agolpe de frases de ocasión, el gobierno peñanietista pretende convencer a propios y extraños que gracias a la política económica, a las reformas estructurales y, obvio es, al mismísimo inquilino de Los Pinos, en cinco años le hemos cambiado el rostro a la economía del país, y para redondear su dicho el de la residencia oficial colocó la cereza: Basta con voltear a ver lo que ocurre en los sectores energético, de telecomunicaciones y el financiero, por nombrar los más emblemáticos. ¿En serio?
Como chiste tal declaración resulta muy cruel y alejadísima de una realidad lacerante, que mantiene en el hoyo a millones y millones de mexicanos, porque la economía crece al mismo ritmo escuálido desde hace tres décadas y pico (es decir, nada de muertito), el desarrollo social se mantiene prófugo y los sectores más emblemáticos son férreamente controlados por los mismos grupos político-empresariales de siempre, con los precios y los costos más elevados de la historia, tanto en materia energética como financiera, en tanto que en las telecomunicaciones –cuasi monopólicos– se ofrecen servicios de baja calidad.
Si el inquilino de Los Pinos y su séquito recordaran que las políticas públicas deben beneficiar a la mayoría –ya no digamos a todos– de los mexicanos y que ese es el objetivo de un gobierno, tal vez dejarían a un lado el desgastado discurso de todo marcha de maravilla. Pero se aferran a decir que todo resulta exitoso en la medida que los grandes corporativos –a quienes van destinadas esas políticas públicas– obtengan más y más prebendas, más y más utilidades, más y más poder, a costillas de la pisoteada ciudadanía.
¿Cuál es el nuevo rostro de la economía mexicana? Bueno, esa pisoteada ciudadanía responde, por medio del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (Cesop) de la Cámara de Diputados, que recientemente levantó una encuesta (Situación económica nacional y salario mínimo) y de la que se toman los siguientes resultados, entre los que, desde luego, no destaca el festejo de la población ni lejanamente coincide con el alegre discurso del inquilino de Los Pinos. Va, pues.
Nueve de cada 10 entrevistados (89 por ciento) perciben que el país va por un camino equivocado. Sólo uno de cada 10 (8 por ciento) considera que va por el rumbo correcto. Ocho de cada 10 participantes (82 por ciento) consideran que la situación económica del país ha empeorado en los pasados 12 meses. Asimismo, 41 por ciento considera que ha empeorado mucho y el mismo porcentaje que ha empeorado poco.
Cuando se les pregunta por su economía personal, dos de cada tres (66 por ciento) señalan que ha empeorado en los pasados 12 meses; 21 por ciento dice que está igual y 12 por ciento que ha mejorado. Sólo uno de cada cinco entrevistados (21 por ciento) indica que ha podido ahorrar en los últimos 12 meses. Ocho de cada 10 (77 por ciento) mencionan que en el año pasado el dinero que ganan les rinde menos. Seis de cada 10 (63 por ciento) enfatiza que con el aumento de la gasolina los precios se han disparado y no les alcanza; 24 por ciento apunta que ha tenido un incremento, pero sí le alcanza y 12 por ciento que los precios se han mantenido.
La mitad de los entrevistados (53 por ciento) respondió que vive al día; 14 por ciento menciona que con su ingreso le alcanza para planear entre dos y cuatro días. Al 23 por ciento le permite programar una semana y 9 por ciento vive holgadamente. Las expectativas a futuro no son positivas entre los encuestados: 60 por ciento señala que en los próximos dos años el dinero le rendirá menos, 18 por ciento que le rendirá igual y 15 por ciento que le rendirá más. En tanto, 78 por ciento de los entrevistados califica de mala la situación económica del país, 15 por ciento como regular y 6 por ciento como buena.
Respecto a la dificultades económicas que enfrentaron los encuestados en los pasados 12 meses las respuestas fueron las siguientes; a 39 por ciento le faltaron recursos para pagar la renta; a 57 por ciento se le dificultó el pago de servicios (luz, agua o gas); 29 por ciento tuvo dificultades para tener tres alimentos al día; a 72 por ciento se le complicó salir de vacaciones; a 42 por ciento le fue difícil ir a consulta con el médico; 46 por ciento tuvo problemas para la compra de medicamentos.
A continuación se realizó una serie de preguntas para los que reportaron tener trabajo remunerado: 47 por ciento reporta laborar más de ocho horas al día, el promedio es de 9.18 horas trabajadas. En tanto, 29 por ciento considera que le será difícil conservar su empleo; 43 por ciento indica que tendrá estabilidad y le será fácil conservarlo; 41 por ciento no tiene las prestaciones de ley; 17 por ciento no tiene ninguna prestación.
Respecto al salario mínimo diario, sólo 16 por ciento de la población estudiada sabe que actualmente es entre 80 y 81 pesos (80.04). Casi la totalidad de la población (96 por ciento) señala que el salario mínimo no es suficiente para satisfacer las necesidades normales de un(a) jefe de familia. Sólo 25 por ciento resalta que cuando se retire tendrá estabilidad económica. La mitad de los entrevistados (46 por ciento) responde que en su experiencia el sueldo de hombres y mujeres por el mismo trabajo no es el mismo. El 23 por ciento que por su edad o su estado civil no lo han contratado. Entre los entrevistados 38 por ciento señala que alguien de su hogar perdió el empleo o la fuente de ingresos.
Por último, a la pregunta de si durante los pasados 12 meses las oportunidades para tener un empleo han mejorado o empeorado, los encuestados respondieron: 27 por ciento, empeorado mucho; 38 por ciento, empeorado algo; 15 por ciento, siguen igual; 13 por ciento, mejorado algo y 2 por ciento, mejorado mucho.
Hasta allí el resultado de la encuesta del Cesop, el cual no resume un nuevo rostro, sino el mismo de cuando menos los últimos 35 años, y el de un país verdaderamente sometido por el mismo grupo político-empresarial, que al país lo tomó por asalto y de él hizo su jugoso negocios privado.
Entonces, echen cuentas, consulten a sus bolsillos y evalúen si –como asegura el inquilino de Los Pinos y séquito que lo acompaña– efectivamente viven en una nación con rostro nuevo.
Rebanadas del pastel
Todo apunta a que el gobierno venezolano ganó la partida, que la ciudadanía salió a votar, que la Asamblea Constituyente va y que la gringada y la derecha autóctona no pudieron. ¿Qué sigue? ¿Trump invadirá para tapar su propia crisis y Videgaray, disfrazado de Rambo, la encabezará?

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