domingo, 24 de febrero de 2013

Oda a McDonald’s – una respuesta

civilización, comida, costumbre, cultura 22 de febrero de 2013 Deja un comentario
CASAITALIABLOG    
comida y diferente humanidad



Un joven amigo, Gerardo Enrique Garibay Camarena que sigo con atención en su blog, puso ayer un artículo titulado Oda a McDonald’s.
Les aconsejo de leerlo, lo encuentran también en Facebook, pues hay cosas inteligentes y verdaderas.
Aunque no me encuentre totalmente de acuerdo.
Para mí manera de ver, en el artículo se olvidan unos conceptos fundamentales: la comida es cultura, la comida es algo que nos ancla a la tradición. Y sin tradición, sin memoria, no hay raíces por el hombre.
Quiero aclarar mi punto de vista y hacer un contrapunto.
Sí, es cierto yo soy “embriagado de nostalgia”, por mí edad sobretodo que me hace ver el pasado con lupas rosadas y el futuro un poco más gris.
Pero no soy ni aristócrata ni super rico: sin embargo no me gusta la “comida rápida” o la que yo llamo “chatarra”.
Además veo la cocina como un lugar muy agradable y acogedor donde se puede estar trabajando sin sufrimiento mucho mejor que en unas oficinas o fabricas. Este pero es un discurso que me alejaría del asunto.
Me doy perfectamente cuenta de lo importante que fue, en todo el mundo, la industrialización, el fruto más significativo del capitalismo, del ahorro que se hace inversión. El mismo Marx, que no era ciertamente tan tierno con él, tuvo que admitir que la riqueza producida y difundida en los últimos cincuenta años -en la segunda mitad del siglo XIX- había sobrepasado la generada en los miles de años antes.
La industrialización de las fábricas empezada en el siglo XVIII, la industrialización en la agricultura, el desarrollo científico y tecnológico han aportado bienestar y riqueza para todos, para todos los más humildes.
(Es bastante ver los gráficos de la tasa de mortalidad en los últimos cincuenta años, la tasa de supervivencia de los neonatos, las probabilidades de vida de mujeres y hombres, para entenderlo.)
Además, consiguiente a esta revolución industrial, cambió el clima sentimental de la familia no sólo el económico. La familia campesina y la familia obrera evolucionaban hacia la familia burguesa y se difundía una revolución en los afectos-sentimientos, hacia los hijos por ejemplo, que fue, según unos estudiosos, el alcance, el logro más importante en la historia de la humanidad.
Ni estoy en contra de la globalización, ni veo en las empresas una forma de imperialismo disfrazado.
Ni, y esto quizá es lo más importante, quiero imponer a nadie mis ideas, mi manera de vivir, y, de comer.
Pero, como me gusta decir, no todo es lo mismo, hay una escala de valores y cada cosa tiene su consecuencia.
Todo esto aclarado, ¿porqué estoy en contra de está manera de comer, que es, al final, una manera de vivir?
Porque la comida es tradición, es cultura en el sentido más a la letra de la palabra. La comida viene de la tierra, de lo que la tierra ofrece y puede dar y esto es diferente de lugar a lugar, sigue el ritmo de las temporadas; tiene forma, sabores, colores distintos del norte al sur, de la montaña al mar, del Viejo Mundo al Nuevo Mundo.
Hay un vínculo profundo que une la comida a la tierra, a la cultura misma de los lugares y de los hombres.
Que no parezca exagerada o fuera de lugar esta asimilación de la comida a la cultura; aunque el llevado de la modernidad, con la modificación (deformación) de los estilos de vida y la marginación de ritos y tradiciones está llegando a un progresivo empobrecimiento de la relación comida-cultura.
Y sería que profundizar la conexión entre la comida “hecha” en la casa y la familia. Al desaparecer de la primera va desapareciendo el sentido de la segunda.
Porque comer no quiere decir simplemente satisfacer a la sensación física del hambre sino también satisfacer el “apetito”, nuestras “ganas” y nuestras emociones.
La comida es una manera de festejar, de consolar, de aliviar; la comida es expresión de sentimiento: un plato hecho con amor, con pasión, no es el mismo de lo hecho con indiferencia y rapidez en la anónima cocina de un “fast food”.
La comida señala el pasaje a un tiempo cultural y social cuando viene consumida por sus valores nutrimentales pero también simbólicos y rituales.
Pensamos en este ultimo caso cuanto sea profundo el portado cultural de la comida en las dimensiones de la religiosidad, de la sociabilidad y de la identidad adentro de las grandes tradiciones culinarias.
Como el pan, el vino y el aceite ascendido a símbolos litúrgicos de la religión cristiana
La comida como rito: el sentido de la unión alrededor de la mesa de la familia, de la comunidad, que la comida favorece y más aún impone en su forma tradicional de comida hecha y servida.
Unión simbolizada por el mantel que, transformando la mesa de trabajo en mesa de comida, señala también una separación temporal entre los momentos del día, y a la vista creaba unidad e identidad.
Todo esto le falta a la “comida rápida” que es exaltación de la uniformidad, contra la diversidad de las diferentes culturas, contra la tradición.
Es una “socialización” del gusto, ya la palabra me pone miedo, un aplastamiento de acostumbres y comportamientos. Todos comemos lo mismo (la pobreza del menú es evidente), en lugares todos iguales, limpios pero asépticos, simples pero anónimos, prácticos y baratos pero colectivos, sin intimidad.
La televisión a todo volumen, los celulares en la mano pulsando teclas.
¡Ah! ¡La mesa de mi cocina!
Ya lo sé, esta es la nueva manera de vivir, de estar en el mundo.
Parafraseando a Bastiat, es fácil ver lo que se gana, sería que pensar también en lo que se pierde.
En está respuesta he tomado y arreglado las ideas que hace más de dos años había puesto como programa de mi Casaitalia, que ahora se encuentra en el blog a la página “acerca de”.

En aquel tiempo tenía unas ambiciones comerciales que luego se perdieron, pero los conceptos fundamentales sobre el valor y el sentido de la comida quedan fijos.



No hay comentarios: