martes, 4 de noviembre de 2014

Bajo la lupa
Filípica de Putin contra Obama: el oso ruso maestro de la taiga euroasiática
Alfredo Jalife-Rahme
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El presidente de Rusia, Vladimir Putin, durante un acto oficial, el viernes pasado en el KremlinFoto Tass
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urante la Conferencia Valdai en Sochi (http://goo.gl/6P0VCv), Vlady Putin respondió vehementemente en forma indirecta al despropósito de Obama, quien colocó a Rusia como la tercera amenaza global detrás del ébola y los yihadistas del Estado Islámico (EI).
Quizá las descabelladas declaraciones de Obama tengan que ver más con un vulgar maximalismo retórico destinado al consumo interno en vísperas de las elecciones del 4 de noviembre, que, en caso de perder el control del Senado, pueden desembocar en su defenestración.
Putin acusó a Estados Unidos (EU) y Occidente de desestabilizar el equilibrio del orden mundial e inflamar la situación en Ucrania: “habiéndose declarado como vencedor de la guerra fría”, EU con ayuda de sus satélites promovió un orden unipolar que es el medio para justificar su dictadura sobre poblaciones y países.
Putin emitió una metáfora geopolítica que reverbera(rá) durante muchos años sobre el oso y su ecosistema en la taiga –vegetación de clima continental frío de grandes bosques de coníferas y arbustos–: el oso ruso es el maestro de la taiga y no dejará a nadie que se lo arrebate.
La filípica de Putin en Sochi ha sido interpretada de diversas maneras. Para el portal europeo DeDefensa.org marca la desdolarización ya en curso, lo cual, a mi juicio, ha sido superado tanto por la visión multipolar como por el recordatorio de que Rusia es la máxima potencia nuclear del planeta con la que no se juega.
En la cosmogonía multidimensional, una desdolarización sin las disuasivas armas nucleares de Rusia y sin las cuantiosas reservas de divisas de China (4 millones de millones de dólares), hoy la primera potencia geoeconómica global, no tendría el menor efecto.
Tras haber balcanizado a la URSS, la irrefrenable guerra que prosigue la triada EU/OTAN/Unión Europea (UE) contra Moscú –lo cual perturbó antes de fallecer a George Kennan, máximo geoestratega de EU de todos los tiempos–, ha orillado al oso ruso nuclear a defenderse con toda su panoplia bélica para no ser nuevamente fracturado en tres pedazos, como proyectó Zbigniew Brzezinski en su libro El gran tablero de ajedrez mundial de hace 17 años.
Putin acusó a EU de haber creado el terrorismo islámico: desde Afganistán, con su padrinazgo a los talibanes y Al-Qaeda, y ahora con el EI que vende en los mercados el petróleo expoliado para desplomar el precio (nota: para dañar a Rusia).
Putin fustigó que EU dejó salir el genio de la botella, en particular en Ucrania, con sus revoluciones de colores y su caos controlado en los anteriores países satélites de la URSS: EU corta las ramas sobre las que se sienta al promover y empujar a la UE a aplicar sanciones dañinas para todos.
La metáfora del oso nuclear ruso en su taiga (en)marca prístinos límites geopolíticos: defiende su nicho ecológico sin aventurarse a otros ecosistemas.
Hoy los bélicos geoestrategas de EU –donde pululan los fracasados neoconservadores straussianos– anhelan, si no su extinción, por lo menos, domar al oso nuclear ruso para exhibirlo en sus circos bursátiles que dirigen los banqueros esclavistas Rothschild y su hombre de paja global: el megaespeculador húngaro-estadunidense-israelí Schwarts György, alias George Soros, de 84 años, y uno de los hombres más perversos de la creación, quien para prender su cigarro financierista es capaz de incendiar al planeta entero, como se desprende de sus pugnaces artículos en The Guardian (http://goo.gl/0wHSND) y en The New York Review of Books (http://goo.gl/2xvAD2) donde prácticmente llama a una tercera guerra mundial desde Europa contra Rusia.
Li Xing, profesor de asuntos rusos y asiáticos de la Escuela de Gobierno en la Universidad Normal de Pekín (http://goo.gl/xTD1sN) aduce que EU y la UE se han trastornado (sic) al no haber obtenido lo que esperaban estratégicamente de Ucrania cuando ni Occidente ni Rusia pueden ser catalogados como vencedores y Ucrania es la que ha perdido más.
Li no dice que el máximo vencedor ha sido China que tambien se beneficia con la baja del petróleo, pese a las travesuras desestabilizadoras de Occidente en haber entrenado a los estudiantes en Hong Kong, según la confesión de la BBC de Londres (http://goo.gl/mCd0UP).
El profesor chino considera que existen algunos elementos en el mundo que no están de acuerdo en imponer sanciones a Rusia cuando los exorcismos pueden ser contraproducentes y constituyen un aviso para quienes simpatizan con Moscú.
Li refuta el financierista autismo sorosiano y, al contrario, advierte que la UE ha realizado un remarcable proceso que sufre de su éxito más que de su fracaso: la rápida expansión del bloque de 28 países va más allá de sus capacidades y amenaza los fundamentales intereses de Rusia.
A mi juicio, la fortaleza de la cohesión europea se está resquebrajando justamente en la patria nominal del tóxico banquero Soros, y a cuyos dirigentes les ha valido ser colocados en la lista negra de EU al haberse rebelado contra la política de sanciones a Rusia.
Un editorial de The Washington Post, Vladimir Putin expone una opción amenazante para Occidente (http://goo.gl/cCekbl), da por asentada su cohesión, lo cual es válido hasta cierto punto con sus asíntotas geopolíticas.
Para el Post el problema radica en definir un arreglo aceptable para Putin, quien ofrece a Occidente (sic) la opción entre ceder a Rusia su taiga –que incluye el dominio de Ucrania y cualquier parte de Eurasia que reclame– y un conjunto entero de conflictos violentos”.
Ante la disyuntiva planteada por Putin, el Post considera que Rusia merece el trato de tercera amenaza global. ¡Uf!
No juzgo tan amenazante la filípica de Putin en búsqueda del acomodamiento perdido mediante una exhortación a un timorato G-2 con EU, quizá un G-3 con China, poco viable en la coyuntura de polarización doméstica en EU: (re)clama clásicas esferas de influencia que deben ser respetadas por las superpotencias cuando EU, impregnado por un mesianismo de país excepcional/indispensable/elegido pretende imponer su unilateralismo al mundo entero y, en particular, a superpotencias geostratégicas de la talla de Rusia y China, que no están dispuestas a obedecer míticos mandatos celestiales.
Resurgen las fantasmagorías de inicios del siglo XX de Halford Mackinder, máximo geopolitólogo de Occidente nacido en el archipiélago británico, cuyo principal objetivo fue impedir la alianza de Alemania con Rusia/URSS, lo cual fundamentó la creación de la OTAN.
En el mundo post-Crimea, la guerra en Ucrania resguarda la verdadera batalla por el control de Alemania y el resto de Europa, lo cual enuncia en su tuit Brzezinski (29/10/14): La postura estratégicamente aferrada de la canciller Merkel contra el aventurerismo antieuropeo de Putin provee el liderazgo que necesita Europa. ¡Es tan discutible!
¿Cómo expulsar de Eurasia a un país de la talla de Rusia con 17 millones de kms2 y 142 millones de habitantes con una ojiva nuclear de más que EU? ¿No es, acaso, una aberración geopolítica para el oso ruso nuclear y maestro de la taiga?
Facebook: AlfredoJalife

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