Cuba se asoma al mundo a través de un “paquete”
18:55 27/11/2014
Natasha Vázquez
Cada semana, buena parte de los hogares cubanos espera un peculiar «paquete», que a pesar de sus pocos centímetros, siempre contiene algo a gusto de cada miembro de la familia. En cualquier disco duro o memoria flash, se almacena una completa selección que va desde los últimos estrenos cinematográficos, las series en transmisión, documentales, musicales, programas de participación, páginas de internet, libros, juegos y aplicaciones para PC, y hasta revistas del corazón.
En esta era digital en que vivimos cada vez más interconectados, el ingenio cubano suple así en parte sus carencias. En un país donde no se puede acceder a la televisión satelital o por cable; donde aún la gran mayoría no ha navegado nunca por internet; donde no se comercializan revistas “de afuera”; donde whatsapp, google earth o e-book son palabras que suenan a chino salvo para unos pocos suertudos, es comprensible que algo como el «paquete», con sus cientos de horas y gigabytes de entretenimiento, se riegue como la pólvora.
No es la primera vez que los cubanos encuentran modos de acceder a ese tipo de contenidos. Los “abuelos” del “paquete” fueron quizás los bancos de video nacidos en forma de Betamax por los lejanos ochentas, que durante algún tiempo convivieron con los intentos, más o menos logrados, de captar señal con las ilegales antenas parabólicas. Más recientes son las redes de computadoras, que proliferan con tendederas de hasta cientos de metros de cable, y con las que se comparten todo tipo de contenidos, aunque en su mayoría juegos. Pero todas esas variantes han tenido que aprender a convivir y quitarse el sombrero ante el famoso “paquete”, nacido pequeño y tímido en el 2008 y que ya campea por sus respetos en toda la geografía cubana.
Lo cierto es que por el precio medio –relativamente módico para Cuba– de 2 CUC (poco más de dos dólares) obtienes una cantidad tal de contenidos que es imposible de digerir en apenas una semana. Así, cada cual se va haciendo su propia lista, dependiendo de intereses, gustos, nivel educacional, etc…
Porque en el “paquete” pueden convivir armónicamente el peor reaggueton y el más banal reality show, con un concierto de la Sinfónica de Viena, las películas nominadas al Óscar este año, o la poesía completa de Mario Benedetti.
El consumo masivo de programas basura y hasta alguno con un matiz crítico con la sociedad cubana (aunque sus distribuidores se guardan de incluir contenidos explícitamente políticos) han saltado las alarmas en varias instituciones gubernamentales, donde se han escuchado criterios divergentes sobre la actitud a tomar.
Una de las voces más lúcidas de las altas instancias del país, Abel Prieto, Asesor de los Consejos de Estado y de Ministros, reflexionó sobre los “paquetes”. “Yo creo que son resultado de errores de nuestras instituciones educativas, culturales y de nuestros medios. No hemos sabido crear todavía ese pueblo culto y libre de Martí”, aseguró. “Yo no digo que hay que prohibirlo, yo creo que el camino no es por supuesto prohibir el “paquete”. Ya se sabe lo que pasa cuando tú prohíbes las cosas”, recordó el también ex ministro de Cultura.
El mayor reto, el “paquete” se lo ha lanzado a la ya maltrecha Televisión Cubana, que a pesar de los esfuerzos por ampliar la programación a cinco canales (desde hace poco, alternando en uno de ellos con Telesur) ha visto bajar sus índices de audiencia de forma alarmante. Aunque parece haber cierto consenso entre parte de sus directivos y realizadores en que la única manera de contrarrestar este fenómeno es aumentando la calidad de la producción propia, poco se ha hecho hasta el momento por cambiar y subsisten aún unos cuantos programas envejecidos, poco atractivos, no convincentes, de baja calidad y peor factura, que poco pueden hacer frente a la avalancha “paqueteril”. Y eso que está demostrado que cuando un espacio logra entrarle por los ojos a los telespectadores y hablarle de tú a tú de lo que le interesa, no hay “paquete” que valga. Como ocurre con el humorístico Vivir del cuento, que es ya el más visto de toda la historia televisiva del país, gracias a su choteo fino e incisivo que aborda la cotidianeidad del cubano más humilde.
Fuera de esas loables excepciones, la tele nacional no consigue pararse al lado de tanta variedad audiovisual. Más bien hasta se alimenta en ocasiones de esto. Es un secreto a voces que gracias al «paquete» han llegado algunos estrenos de cine de Hollywood a la pequeña pantalla nacional, que suele adelantarse así al resto del mundo transmitiendo películas que jamás se exhibirían de otra manera debido al bloqueo norteamericano. Pero… ¡no lo cuenten por ahí!
Y aunque de forma general, el tema de la piratería y los derechos de autor de los contenidos del “paquete” pudieran considerarse en algunos círculos intelectuales, el ciudadano medio continúa disfrutándolo, ajeno totalmente a esa polémica mundial.
Con sus pros y sus contras, en esta sociedad de la información, el «paquete» es para muchos la más abierta ventana al mundo. Esperemos que más temprano que tarde se amplíen los accesos a otras vías de comunicación; que podamos conectarnos todos a full internet, ver directamente en youtube lo que nos apetezca; que lo mejor del cine, incluido el norteamericano, llegue a nuestras pantallas de forma habitual; que podamos informarnos directamente tanto por el noticiero nacional, por Telesur, por Sputnik y también, por qué no, por CNN; que se puedan adquirir en nuestras librerías lo más actual de las publicaciones periódicas o la producción literaria mundial... Ese día dejarán de existir todos los “paquetes”.
Natasha Vázquez, periodista y realizadora audiovisual cubana. Graduada del Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO). Ha trabajado para medios de prensa de Cuba, España y otros países. Autora de varios documentales, todos multipremiados. Su trabajo ha recibido decenas de reconocimientos, entre ellos, el Premio Internacional de Periodismo “Rey de España”.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
En esta era digital en que vivimos cada vez más interconectados, el ingenio cubano suple así en parte sus carencias. En un país donde no se puede acceder a la televisión satelital o por cable; donde aún la gran mayoría no ha navegado nunca por internet; donde no se comercializan revistas “de afuera”; donde whatsapp, google earth o e-book son palabras que suenan a chino salvo para unos pocos suertudos, es comprensible que algo como el «paquete», con sus cientos de horas y gigabytes de entretenimiento, se riegue como la pólvora.
No es la primera vez que los cubanos encuentran modos de acceder a ese tipo de contenidos. Los “abuelos” del “paquete” fueron quizás los bancos de video nacidos en forma de Betamax por los lejanos ochentas, que durante algún tiempo convivieron con los intentos, más o menos logrados, de captar señal con las ilegales antenas parabólicas. Más recientes son las redes de computadoras, que proliferan con tendederas de hasta cientos de metros de cable, y con las que se comparten todo tipo de contenidos, aunque en su mayoría juegos. Pero todas esas variantes han tenido que aprender a convivir y quitarse el sombrero ante el famoso “paquete”, nacido pequeño y tímido en el 2008 y que ya campea por sus respetos en toda la geografía cubana.
Lo cierto es que por el precio medio –relativamente módico para Cuba– de 2 CUC (poco más de dos dólares) obtienes una cantidad tal de contenidos que es imposible de digerir en apenas una semana. Así, cada cual se va haciendo su propia lista, dependiendo de intereses, gustos, nivel educacional, etc…
Porque en el “paquete” pueden convivir armónicamente el peor reaggueton y el más banal reality show, con un concierto de la Sinfónica de Viena, las películas nominadas al Óscar este año, o la poesía completa de Mario Benedetti.
El consumo masivo de programas basura y hasta alguno con un matiz crítico con la sociedad cubana (aunque sus distribuidores se guardan de incluir contenidos explícitamente políticos) han saltado las alarmas en varias instituciones gubernamentales, donde se han escuchado criterios divergentes sobre la actitud a tomar.
Una de las voces más lúcidas de las altas instancias del país, Abel Prieto, Asesor de los Consejos de Estado y de Ministros, reflexionó sobre los “paquetes”. “Yo creo que son resultado de errores de nuestras instituciones educativas, culturales y de nuestros medios. No hemos sabido crear todavía ese pueblo culto y libre de Martí”, aseguró. “Yo no digo que hay que prohibirlo, yo creo que el camino no es por supuesto prohibir el “paquete”. Ya se sabe lo que pasa cuando tú prohíbes las cosas”, recordó el también ex ministro de Cultura.
El mayor reto, el “paquete” se lo ha lanzado a la ya maltrecha Televisión Cubana, que a pesar de los esfuerzos por ampliar la programación a cinco canales (desde hace poco, alternando en uno de ellos con Telesur) ha visto bajar sus índices de audiencia de forma alarmante. Aunque parece haber cierto consenso entre parte de sus directivos y realizadores en que la única manera de contrarrestar este fenómeno es aumentando la calidad de la producción propia, poco se ha hecho hasta el momento por cambiar y subsisten aún unos cuantos programas envejecidos, poco atractivos, no convincentes, de baja calidad y peor factura, que poco pueden hacer frente a la avalancha “paqueteril”. Y eso que está demostrado que cuando un espacio logra entrarle por los ojos a los telespectadores y hablarle de tú a tú de lo que le interesa, no hay “paquete” que valga. Como ocurre con el humorístico Vivir del cuento, que es ya el más visto de toda la historia televisiva del país, gracias a su choteo fino e incisivo que aborda la cotidianeidad del cubano más humilde.
Fuera de esas loables excepciones, la tele nacional no consigue pararse al lado de tanta variedad audiovisual. Más bien hasta se alimenta en ocasiones de esto. Es un secreto a voces que gracias al «paquete» han llegado algunos estrenos de cine de Hollywood a la pequeña pantalla nacional, que suele adelantarse así al resto del mundo transmitiendo películas que jamás se exhibirían de otra manera debido al bloqueo norteamericano. Pero… ¡no lo cuenten por ahí!
Y aunque de forma general, el tema de la piratería y los derechos de autor de los contenidos del “paquete” pudieran considerarse en algunos círculos intelectuales, el ciudadano medio continúa disfrutándolo, ajeno totalmente a esa polémica mundial.
Con sus pros y sus contras, en esta sociedad de la información, el «paquete» es para muchos la más abierta ventana al mundo. Esperemos que más temprano que tarde se amplíen los accesos a otras vías de comunicación; que podamos conectarnos todos a full internet, ver directamente en youtube lo que nos apetezca; que lo mejor del cine, incluido el norteamericano, llegue a nuestras pantallas de forma habitual; que podamos informarnos directamente tanto por el noticiero nacional, por Telesur, por Sputnik y también, por qué no, por CNN; que se puedan adquirir en nuestras librerías lo más actual de las publicaciones periódicas o la producción literaria mundial... Ese día dejarán de existir todos los “paquetes”.
Natasha Vázquez, periodista y realizadora audiovisual cubana. Graduada del Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO). Ha trabajado para medios de prensa de Cuba, España y otros países. Autora de varios documentales, todos multipremiados. Su trabajo ha recibido decenas de reconocimientos, entre ellos, el Premio Internacional de Periodismo “Rey de España”.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
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