‘Exagente de la CIA: La Torre 7 del WTC la demolimos nosotros’
Persisten
las dudas sobre lo ocurrido en Nueva York el 11 de septiembre de 2001,
con la publicación en EE.UU. de supuestas confesiones de un exagente de
la CIA.
“Fue una demolición controlada
con explosivos típica. Usamos materiales compuestos con nanotermita de
calidad extra para uso militar. Lo difícil era meter en el edificio
miles de kilos de explosivos, mechas y sistemas de encendido sin
provocar inquietud”, explica un testigo citado el jueves por el portal Your News Wire.
La página afirma que Malcom Howard, de 79 años de edad, fue agente de
la Agencia Central de Inteligencia (CIA, en inglés) durante 36 años y
en la actualidad ha sido dado de alta de un hospital de Nueva Jersey
(noreste de EE.UU.), tras lo cual se habría decidido a confesar su
participación en el atentado de bandera falsa que sirvió de justificación a las invasiones por EE.UU. de Afganistán, semanas después, y de Irak, en 2003.
La Torre 7 que se derrumbó el 11-S lo hizo unas 7 horas después de
caer a su vez las Torres 2 y 1 (Sur y Norte), en apariencia por el
impacto en ellas dos de sendos aviones civiles secuestrados, según el
FBI (Buró Federal de Investigaciones, en inglés), por 15 terroristas de
Arabia Saudí y 4 de Emiratos Árabes Unidos (EAU), Egipto y El Líbano de
la banda takfirí Al-Qaeda.
De acuerdo con el relato de Howard, su equipo (de cuatro hombres)
tenía asignada la tarea de demoler la Torre 7 camuflando el hecho de que
se trataba de una demolición, algo que les facilitó la situación, según
él, de que “prácticamente todas y cada una de las oficinas de la Torre 7
estaban alquiladas por la CIA, el Servicio Secreto o el Ejército”.
Tras la acción de los explosivos, los restos del edificio, de 47
plantas, fueron derribados por el servicio de bomberos sin que nadie
resultara dañado, lo que celebraron los agentes, preocupados aun así por
que todo hubiera salido “demasiado redondo”, pudiendo levantar
sospechas, en particular después de que la cadena paraestatal británica BBC diera la noticia del derrumbe de la Torre 7 veintitrés minutos antes de que ocurriera.
Ese mismo día, de hecho, apuntó ya que en la caída de las torres debían haber sido empleados explosivos
el actual presidente de EE.UU., Donald Trump, entonces constructor con
décadas de experiencia con torres de gran altura en la misma Nueva York
(noreste).
El autor de las confesiones dice haber aceptado entonces participar
en la demolición y haber permanecido en silencio porque, “cuando eres un
patriota, no pones en cuestión los motivos de la CIA ni de la Casa
Blanca. Asumes que el propósito global obedece a un bien superior”.
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