jueves, 10 de julio de 2014

Agresión israelí a Palestina favorece al EIIL
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Por Rasul Gudarzi 
El régimen de Israel lanzó su tercera agresión contra la Franja de Gaza en los últimos 7 años. La nueva ofensiva israelí se realiza mientras en las últimas semanas, la opinión pública ha estado concentrada en los movimientos y actividades de los terroristas takfiríes en Irak y Siria. Si observamos detalladamente los videos e imágenes que circulan por las redes sociales y los diferentes canales de televisión, una vez más, mujeres y niños son las principales víctimas de esas incursiones.

Al igual que durante la guerra de 2012, las autoridades israelíes acusan a los miembros del Movimiento de Resistencia Islámica Palestina, HAMAS, de tener las manos manchadas con la sangre de sus ciudadanos. Plantearon que HAMAS había secuestrado y asesinado a tres colonos israelíes. Poco después, los palestinos encontraron muerto a uno de los suyos que, según las pruebas realizadas por los médicos, el jovencito Mohamad Abu Judeir, de 16 años, había sido secuestrado y quemado vivo por los israelíes. Estos actos fueron el detonante de la escalada de tensiones entre ambas partes; sin embargo, fue el régimen de Israel quien empezó la guerra con ataques aéreos contra ciudadanos palestinos en Gaza.

Gaza es una estrecha franja con una superficie de 363 kilómetros cuadrados y una alta densidad demográfica, más de un millón y medio de palestinos. La zona, por el bloqueo impuesto por el régimen de Tel Aviv desde hace 7 años, se ha convertido en la mayor cárcel del mundo; los israelíes no permiten la entrada de mercancías ni siquiera de medicamentos. Así que los ataques de sus fuerzas a las zonas rurales podrían resultar en una tragedia humanitaria, al igual que la ocurrida en el año 2008.

Por lo tanto, las autoridades palestinas, entre ellas Mahmud Abás, han declarado que esta no es una guerra para nada en igualdad de condiciones, y que la comunidad internacional debe tomar medidas para proteger a los palestinos: “Lo que está sucediendo en la Franja de Gaza, Cisjordania y Al-Qdus (Jerusalén), no es una guerra entre dos ejércitos. El pueblo palestino es un pueblo desarmado, son personas que viven bajo una ocupación. Es hora de que la comunidad internacional, y en especial el Cuarteto y el Consejo de Seguridad, asuman su responsabilidad de garantizar la protección internacional de nuestro pueblo”.

Además aseguró que son los israelíes quienes apuestan por el conflicto armado, y que la masacre de palestinos nunca ha cesado en los últimos años, especialmente luego de la tregua anunciada en 2012. Al mismo tiempo, reiteró que todas las facciones palestinas, siempre, han abogado por respetar la tregua y disipar cualquier intento de una nueva contienda.

Sin embargo, las continuas agresiones de ese régimen contra los ciudadanos palestinos, pese a la tregua anunciada, ponen de relieve la desatención de la comunidad internacional a las peticiones de Palestina, basadas en la existencia de garantías de que el régimen de Israel respete la tregua, lo que ha motivado que este persista en sus violentas medidas contra los palestinos.

Conflicto israelí-palestino, a favor del EIIL

El plan bien calculado del régimen israelí para empezar la guerra se enmarca en su estrategia para desviar la opinión pública de la crisis surgida en Irak, de la que pretende aprovecharse. El conflicto empezó cuando el ejército estaba recuperando terreno poco a poco en su lucha contra los terroristas del autodenominado grupo Estado Islámico de Irak y el Levante, (EIIL o Daesh, en árabe).

Los terroristas, en menos de una semana y en un acto sin precedentes, tomaron bajo su control varias ciudades iraquíes, entre ellas Mosul y Tikrit. Los insurgentes no se limitaron a esta primera; como una sombra de muerte, llegaron a las cercanías de la propia capital, Bagdad. En su camino, no se enfrentaron al ejército, los ciudadanos fueron los que pagaron con su sangre el precio. Cortaban cabezas, asesinaban niños, acribillaban a balazos a familias enteras y, a su paso, dejaron muerte y destrucción. El objetivo de esa invasión apoyada por Occidente y algunos gobiernos reaccionarios de la región pretendía la disolución del país árabe, debilitar al gobierno central y, como consecuencia, debilitar a los chiíes; todo para lograr un Irak frágil, en el marco del plan estadounidense-israelí del Gran Oriente Medio, cuyo objetivo principal es dividir la región en diferentes países. Teniendo en cuenta las minorías religiosas y étnicas existentes, esto provocaría indefinidos conflictos étnicos en la región y de esa forma se podría justificar las intervenciones extranjeras en la zona y por supuesto, mientras haya países pequeños se puede dominarlos mucho más fácil que unos países grandes y poderosos.

En ese sentido, el premier israelí, Benyamin Netanyahu, expresó su apoyo al plan del presidente de la región autónoma del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, de celebrar un referéndum de independencia y separarse del Gobierno central iraquí.

El régimen de Israel prefiere que los terroristas del EIIL estén en Irak donde hay un gobierno chií que tiene buenas relaciones con Teherán, ya que de momento un Irán bien preparado y poderoso es mucho más peligroso para sus intereses y su existencia que un grupo terroristas que carece de los elementos primordiales como para ser considerado una amenaza en su contra. No obstante, no resulta nada raro que ante tantos intereses que le convienen, el régimen de Tel Aviv no recurra a un plan B para preservar la situación a favor de los terroristas, poniendo en marcha una ofensiva y desviando la atención de la opinión pública hacia esa zona, especialmente la del Gobierno iraní, para que el EIIL y Barzani puedan seguir con su plan de disolución de Irak.

No obstante, el régimen de Israel tiene que saber que los terroristas, teniendo en cuenta su ideología de extender un Islam radical sin la existencia de otras religiones, sería un gran peligro, tanto para su supervivencia como para sus patrocinadores occidentales, como Estados Unidos y el Reino Unido. Por lo tanto, ese plan no solo no favorecerá a sus intereses, sino que tendrá resultados adversos a largo plazo.

msf

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