miércoles, 30 de julio de 2014

Franja de Gaza UN BAÑO DE SANGRE
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por PABLO JOFRÉ LEAL

En medio de la más severa y creciente espiral de violencia desde el fin de la Intifada de Al Aqsa, la invasión a la Franja de Gaza mediante la sangrienta operación militar “Plomo Fundido” entre fines del año 2008 y principios del año 2009, Palestina vive nuevamente el horror de ver sus suelo invadido, sus pueblos bombardeados y el dolor de perder día a día a cientos de sus habitantes, principalmente niños y mujeres, bajo las balas de un ejército que ataca a diestra y siniestra.

Hoy más que nunca los análisis efectuados un lustro atrás por este articulista recobran plena vigencia. La operación militar contra la población de la Franja de Gaza no dejan lugar a dudas: son crímenes contra la humanidad y esta humanidad no puede ni debe permanecer callada mientras estos hechos sangrientos continúan y las sanciones contra el régimen de Israel deben tomarse inmediatamente. Siguiendo en ello la valiente carta de una veintena de médicos y científicos europeos concuerdo que con sus acciones y su política genocida “Israel insulta la inteligencia humana, la dignidad y la humanidad”.

Shalom (paz en hebreo) Asalaam Aleikum (la paz sea contigo en Árabe) son conceptos que carecen de significado en el escenario de guerra y desolación en que se encuentra la minúscula Franja de Gaza. Territorio donde se apiñan miserablemente un millón 700 mil palestinos; condenados a vivir de los túneles excavados con Egipto (hoy cerrado en el paso de Rafah por el gobierno egipcio) y de las dádivas internacionales.

¿Los responsables?: HAMAS, la Yihad Islámica para el régimen de Israel el Mossad, Shin Bet, los colonos judíos, el ejército, la política sionista para el pueblo palestino y para aquellos que observamos con horror esta nueva andanada de odio contra un pueblo carente de ejército, de Armada, de Fuerza Aérea capaz de oponerse al quinto mejor ejército del mundo, a un régimen dotado de armas nucleares y que cuenta con el apoyo irrestricto de Estados Unidos en materia política, militar y económica.

A la hora del recuento del dolor, de la sangre, de los edificios destruidos, de los hospitales arrasados, del éxodo forzoso de decena de miles de gazaties, cada día el horror nos da una nueva sorpresa. En esta ocasión fue el turno de una escuela perteneciente a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en la localidad de Beit Hanun al norte de la Franja de gaza donde el bombardeo israelí destruyó las instalaciones de este recinto causando la muerte de 17 personas, principalmente niños. En la escuela de la UNRWA se habían refugiado un millar de palestinos,  que huían de los bombardeos del ejército israelí contra sus hogares.

UNA ROCA CON PIES DE BARRO

Palestina vive en estos días el horror de ir desangrándose en la lucha desigual. Incomparable entre combatientes palestinos mal armados contra un ejército poderoso, abastecido con la mejor tecnología militar que pueda proporcionar el mercado de las armas. Con una logística que permite realizar sus incursiones con el menor costo en vidas humanas, contra una población civil que es considerada enemigo y por tanto sujeta al fuego inmisericorde, sin diferenciación alguna entre hombre, mujer, niño o anciano.

El día 20 de julio pasado, bajo el marco de la operación “Roca firme” segunda etapa de la operación las fuerzas israelíes han entrado en Gaza bajo la protección de intensos bombardeos, con tanques e infantería israelíes en una ofensiva terrestre total. Los militares saben que esta operación militar “No será fácil y no será breve” y pueden fortalecer aún más la imagen de la única fuerza palestina que se les ha opuesto en el campo de batalla: HAMAS, que ya le ocasionó ingentes bajas en la operación “Plomo Fundido” hace un lustro atrás.

La intención de la política de los halcones israelíes no se está logrando, pues las víctimas, principalmente civiles se acercan al millar con más de seis mil heridos. El balance israelí arroja en su bando una veintena de soldados muertos (dos de ellos por “fuego amigo”), dos civiles muertos por el lanzamiento de cohetes de HAMAS y unos cuantos heridos civiles.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) a pesar de transcurrir ya tres semanas de sangriento operativo israelí contra la población de Gaza, no ha emitido declaración alguna que permita avizorar un alto al fuego. El único plan de cese al fuego que se conoce es el propuesto por Egipto y su gobierno surgido tras derrocar a los Hermanos Musulmanes (HHMM) y presentado al régimen de Israel pero sin haber consultado con el gobierno de la Franja de Gaza ¿qué plan de paz puede ser aceptado si una de las partes no ha participado en su discusión?

Cualquier plan de paz que contemple el alto al fuego y que cesen las operaciones israelíes está condenado al fracaso: primero porque el fiel aliado del régimen de Israel: Estados Unidos, considerará dicha propuesta como “desequilibrada” ya que se buscaría obligar al régimen de Tel Aviv a detener sus ataques militares contra Gaza pero sin desarmar a HAMAS. Pero ¿quién obliga al régimen israelí a desarmarse? Resulta ilógico pretender que quien es abusado, exterminado, destruido en sus bienes y vidas no tenga la posibilidad de una mínima defensa. Segundo, el régimen de Israel sabe que cuenta con el apoyo total e irrestricto de Estados Unidos para ejecutar sus acciones y en caso de una resolución en contra, el veto de Washington será una realidad.

El proyecto de resolución que emane de un organismo desprestigiado como el Consejo de Seguridad debe exigir la protección para la población civil en la Franja y la apertura de puntos de cruce, para la entrada de la ayuda humanitaria. Un cese al fuego que permita a la población alimentarse, recuperar sus menguadas fuerzas, enterrar a sus muertos, respirar todo ello en un escenario donde el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) calificó la situación en el área de conflicto como una crisis humanitaria de grandes proporciones, señalando que la vida en ese enclave se ha hecho “insostenible". 

La actual situación en Palestina es probablemente una de las más graves desde  la operación “Plomo Fundido” que se saldó con 1500 muertos palestinos y más de 7 mil heridos ¿querrán alcanzar ese hito numérico los halcones del régimen de Tel Aviv: Pero, a pesar de su gravedad es improbable una desestabilización general en la región a menos que el desunido mundo árabe decida implementar acciones que permitan, en primera instancia generar un boicot internacional contra la economía israelí. Usando para ello el poder del petróleo, difícil deseo pues las monarquías árabes del Golfo Pérsico– aliadas de Estados Unidos – o Egipto, con un gobierno sumiso a los dictados de Washington e incluso aliado del régimen de Israel en su política de ataque a HAMAS, no se sentarán a discutir de qué manera se obliga al sionismo a cesar sus operaciones de muerte. A menos que su población, cansada de la genuflexión de sus gobiernos y monarquías hereditarias los obligue de una buena vez.

La actual operación militar contra Gaza me trae al recuerdo la operación Plomo Fundido e incluso declaraciones – totalmente actuales -  de esa época donde analistas como Michel Chossudovsky de The Global Research sostenía “Los bombardeos aéreos y la actual invasión de Gaza es una empresa que forma parte de una agenda militar y de inteligencia más amplia, formulada por primera vez en 2001, bajo el nombre de “Operación Venganza Justificada”, conocida también como “Plan Dagan”, en referencia al general en retiro Meir Dagan, que dirige actualmente el Mossad y que tenía el objetivo de destruir la Autoridad Palestina y crear “cuatro cantones” palestinos, con gobiernos en cada uno de ellos”. La estrategia militar israelí a lo largo de esta última década, ha sido el implementar ese plan y que requería, según lo expresa el analista Ellis Shulman “una invasión del territorio palestino, con la misión claramente definida de destruir la estructura de la dirigencia política y militar palestina”.

Washington y el régimen de Israel no han aceptado nunca la victoria de HAMAS en las elecciones del 2006 en la Franja de Gaza y alentaron, los organismos de inteligencia, tanto de Washington como del régimen de Tel Aviv, un golpe de estado para derribar el gobierno de unidad nacional que Al-Fatah y HAMAS habían creado durante sus negociaciones en Yeddah. El golpe fracasó y desde entonces las administraciones, tanto de George W. Bush como los dos períodos de Barack Obama, han intensificado el asedio israelí de la Franja de Gaza, incluso generando fricciones entre Al-Fatah y HAMAS que luego de 7 años de diferencias internas lograron formar un gobierno de unidad nacional,  cuya destrucción es el objetivo mayor del régimen de Israel.

Desde aquel momento la Franja de Gaza vive bloqueada, lo que ha impedido que sus habitantes puedan transitar libremente, reciban comida, atención médica, medicina, combustible y otros productos de primera necesidad. El objetivo de este bloqueo era generar tal casos que la población gazatí derrocara al gobierno que había elegido, sin embargo la estrecha unidad de propósitos ha sido más fuerte que los esfuerzos desestabilizadores.

El asalto a Gaza, ha sido planificado detalladamente y su ejecución tuvo su punto de partida desde las razones esgrimidas a partir del secuestro y asesinato de tres jóvenes israelíes de lo cual se acusó a HAMAS de dicha acción. Ha sido ejecutado con sincronía, nada ha sido dejado al azar y diseñado, principalmente para exterminar a la población palestina, bajo argumentos de lucha contra el terrorismo. Y también para apuntalar a los partidos más extremos del arco político israelí.

Los palestinos asesinados son poco más que un triunfo electoral en la lucha desvergonzada entre la derecha y la extrema derecha en el régimen de Israel. Washington, como es habitual, culpó a los palestinos pro-HAMAS de la actual situación, con Obama sonando la misma partitura del grupo de presión pro-israelí de EE.UU. El derramamiento de sangre en Gaza obliga al análisis, respecto a la responsabilidad israelí, como también la de los propios palestinos. Uno de los hechos que precisa ser reconocido es que la ANP ya no existe y que los Acuerdos de Oslo, por la propia impericia de la dirigencia palestina ha sido un desastre para sus intereses.

En general afirman los críticos de la dirigencia clásica palestina es que la OLP, alguna vez depositaria de la esperanza por lograr la definitiva autodeterminación se convirtió según un interesante artículo de Tarik Ali, analista de The Guardian publicado a propósito de aquella operación “Plomo Fundido” en poco más que un suplicante del dinero de la UE. La victoria electoral de Hamas fue tratada como un signo ominoso del fundamentalismo creciente, y un aterrador golpe a las perspectivas de paz con el régimen de Israel. Las presiones diplomáticas y financieras se pusieron en marcha para forzar a Hamas a que adoptase las mismas políticas de aquéllos a quienes habían derrotado en las urnas”.

En ese escenario, Hamas, tras años de corrupción de la ANP y sin los grandes recursos de Al- Fatah, comenzó a establecer clínicas, escuelas, hospitales, formación profesional y programas de bienestar para una población palestina carenciada. Sus jefes y cuadros en forma sencilla daban respuesta a las necesidades cotidianas, generando una base política que los nutre y mantiene, le guste a o no al análisis político occidental. La agresión a la Franja de Gaza ha reafirmado el papel dirigente de Hamas y debilitado a la clase política heredera de Arafat y a los regímenes corruptos árabes como Egipto y Jordania.

Poco antes de su muerte el año 2003 el intelectual palestino y profesor de la Universidad de Columbia, Edward Said señaló una idea más vigente que nunca “Si bien es cierto que la propia política errática y denigrante de la Autoridad Nacional Palestina trajo consecuencias funestas para la lucha palestina, no es menor el papel jugado por los grupos sionistas y sus actividades en Estados Unidos, cuyos puntos de vista sobre el Medio Oriente, son incluso más extremos que aquellos del Likud israelí”.

Las palabras de Said hacen referencia al lobby más temido y poderoso de Washington: el American Israel Public Affairs Committee (AIPAC) que coordina su trabajo a través del Instituto para la Política del Medio Oriente con diplomáticos, empresarios, militares, políticos y líderes de opinión estadounidenses, que entregan recursos financieros a raudales, con buenas relaciones y unidad de propósitos. Su manejo experto del cabildeo ha logrado mantener a lo largo de los años la millonaria ayuda exterior a las autoridades israelíes – con cerca de 3000 millones de dólares anuales – y sobre todo, el silencio cómplice de las potencias occidentales y de la ONU a las políticas de agresión israelíes.

UNA BABEL SANGRIENTA

La Babel israelí y esta idea que perdura de imponer la creación de un Estado mediante el vínculo de la fe, es una de las respuestas que permite comprender la masacre de los palestinos, sin tener en cuenta los graves problemas de identidad, entre los intereses de los colonos en los asentamientos y el resto de la sociedad israelí llámense askenazis laicos, falashas, palestinos israelíes, sefardíes, ultraortodoxos, judíos rusos, drusos o cristianos. Esa Babel se enfrenta al legítimo propósito del pueblo palestino por ejercer su derecho al retorno de su propia diáspora y de ocupar un territorio que es suyo.

A las ideas anteriores se une el agua como arma de presión, que explica el expansionismo israelí y su persistente negativa a devolver los territorios ocupados. El régimen de Israel controla las fuentes de agua de la región, que se encuentran ubicadas, fundamentalmente, en el río Jordán y en los pozos acuíferos subterráneos de Gaza y Cisjordania. Es este factor hídrico el que evidencia, igualmente, el cambio de actitud de los países antaño enemigos y hoy negociadores como Jordania, amenazado por el régimen de Israel de disminuirle un 60 % de la entrega de agua. El régimen de Tel Aviv monopoliza, a través de la única compañía de explotación y distribución de agua (Mekorot), los escasos recursos hídricos de esta región. 

El régimen de Israel consume unos 600 m3 de agua por habitante al año frente a los 300 m3 de Jordania y los cien que se les permite a los palestinos. Al tema cantidad, se une la calidad y el precio del agua, en que a los palestinos se les cobra hasta tres veces el valor que pagan los israelíes. Esto es todavía más alarmante en Gaza, donde los palestinos han pagado hasta 20 veces más que los subsidiados colonos judíos.

Como cruel paráfrasis del cuento ruso de Pedrito y el Lobo, el conflicto palestino-israelí sigue con su apología respecto a que la paz viene, pero se vuelve a ir en un mar de sangre. Con la invasión militar de la Franja de Gaza, la paz de la región se ve cada día más lejana, con escasa posibilidad de sobrevivencia para miles de palestinos y algunas decenas de israelíes; con una ofensiva bélica que va concretando el plan final que se está tejiendo para esa región: la creación de un mini-Estado al estilo de los bantustanes, un nuevo apartheid bajo el dominio israelí.

La lógica del análisis político, no siempre la más adecuada para entender la intríngulis medioriental, indica que tarde o temprano el régimen de Israel deberá resignarse a aceptar el nacimiento del Estado palestino y retirarse de los territorios ocupados.

msf

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