Justicia “made in” Miami
Escrito por Edmundo García/www.latardesemueve.com
La opinión pública de Miami está indignada porque el ex Alcalde de Hialeah Julio Robaina fue declarado “no culpable” de tres cargos sustentados con pruebas suficientes.
¿Por qué? Se ha dicho que porque el jurado consideró que no tenía “intención” de cometer los delitos.
Pero lo que la gente piensa es que Robaina fue absuelto porque tiene dinero y pertenece a ese grupo oscuro de la derecha que trata de hacer con esta ciudad lo que le da la gana. Sin cargos y en la calle, en una ciudad como Miami donde solo hay deberle unos centavos a rentas internas (IRS) para que te embarguen las propiedades, si las tienes. Donde por dos copas de vino, suficientes para superar la línea del 0.8 grados de alcohol, te suspenden el permiso de conducir y te mandan al calabozo; donde a cualquier hambriento, por llevarse un pedazo de pan de un mercado lo meten preso.
La evidencia de que la aplicación de la ley es dispareja es el mal mensaje que la justicia de Miami, que puede condenar incluso sin pruebas como sucedió con Los Cinco luchadores antiterroristas cubanos, está enviando a la ciudadanía.
El sábado 20 de abril, después de la consternación dejada por la muerte de Gabo, compartí con ustedes un artículo titulado “Alcaldes cubanos de Miami: Los más corruptos” (http://latardesemueve.com/archives/1835), que terminaba con este supuesto: “Si además de Manny Maroño y Julio Robaina la fiscalía decide encausar a Carlos Hernández, Miami podría tener el record de tres alcaldes presos por delitos cometidos mientras ejercían sus cargos.” Pues como ven el “record” tendrá que esperar.
En la noche del martes la radio y la televisión de Miami se comportaron complacientes con el resultado y en la tarde de este miércoles Ninoska Lucrecia Pérez Castellón hasta felicitaba a Julio Robaina y lo consideraba víctima de una supuesta campaña en su contra que habría empezado desde que enfrentó a Carlos Giménez por la Alcaldía del condado Miami Dade. A diferencia de la actitud asumida por esa prensa sumisa, las personas humildes están muy molestas con lo sucedido.
He tomado el pulso de la opinión por conversaciones con colegas y amigos, comentarios de vecinos, movimientos rutinarios por la ciudad y a partir del intercambio con los oyentes en un programa La Tarde se Mueve que dediqué el martes a este tema. (http://latardesemueve.com/grabaciones)
Los acontecimientos se pueden resumir de esta manera: El jurado de una corte federal presidida por la Jueza Ursula Ungaro declaró al ex Alcalde de Hialeah Julio Robaina y su esposa Raiza Villacís inocentes de fraude al sistema tributario, de elaborar declaración de impuestos amañada y de mentir a las autoridades federales.
Los fiscales Michael Davis y Richard Gregorie, a quienes muchos consideran un perro de presa en casos de fraude y corrupción, tuvieron que presentarse de inmediato ante la corte porque al jurado le llevó unas horas llegar a la conclusión unánime de no culpabilidad.
Hasta el propio encausado Julio Robaina se sintió sorprendido y agradeció al jurado y a la jueza por la forma en que había transcurrido el proceso, y a su abogado David Garbin la “habilidad” para lograr el veredicto.
La “habilidad” de Garbin es realmente muy inusual, pues la testigo estelar que presentó los días 23 y 24 de abril, que no era otra que la propia esposa de Robaina, Raiza Villacís, solo logró decir que había cometido algunos errores y “olvidos”; entre ellos no recordar dónde estaban ni de dónde salieron unos 800,000 mil dólares que la fiscalía le reclamaba.
El ex alcalde Robaina, quien como usurero o “garrotero” prestó al joyero Luis Felipe Pérez, alias Felipito, un monto de 750,000 dólares a un interés del 36%, salió del juicio como si fuera una víctima.
Robaina se atrevió a declarar al salir de la corte que todo se trataba de una componenda contra él y su familia. Uno de los miembros del jurado, que no se quiso identificar, dijo que aunque al principio la votación estuvo dividida la balanza se inclinó a la no culpabilidad porque creyeron que no hubo “intención” de hacer fraude. Aunque se haya hecho fraude.
El origen de los “no recordados” 800,000 mil dólares quedó claro con la declaración de Maurice Cayón, hijo del fallecido empresario Roberto Cayón, quien le pagó ese dinero a Robaina por un cabildeo que hizo para un negocio inmobiliario en la vecina ciudad de Hialeah Garden. Ni siquiera en su jurisdicción; lo que habla de una peligrosa red de intereses que rebasa la corrupción de un caso aislado.
Además de esto se encuentra la reconocida participación de Robaina en un “fraude piramidal”, que no es más que una estafa en cadena conocida como “esquema Ponzi”; un “tumbe” tan viejo en la historia de Estados Unidos que sorprende que aún siga haciendo caer a personas en su trampa. Será por el sueño de hacerse millonario a través del dinero especulativo, aunque solo sea por unos minutos.
Lo más alarmante es que después de todo este escándalo Robaina declaró que seguirá tratando de “trabajar por esta comunidad”, así que nadie se extrañe si lo encuentra de nuevo en la política.
Si Robaina, con todas las evidencias en su contra, fue declarado “no culpable”, creo que el actual Acalde de Hialeah Carlos Hernández, quien aceptó ante una corte haber recibido pagos indebidos, no tiene mucho de qué preocuparse y hasta habría que hacerle un altar como angelito. De la justicia mal administrada viene la sensación de impunidad que tienen los políticos de una ciudad corrupta.
¿En qué redunda todo esto? Pues es un descrédito del sistema judicial en Estados Unidos, y muy particularmente en una falta de confianza en la impartición de justicia en Miami. Como periodista que trabaja con la opinión pública se los aseguro: es muy difícil persuadir a un miembro de esta comunidad de que las leyes no se aplican de otra forma que a favor de los que tienen el dinero y el poder político.
Hay poca confianza en el sistema judicial de Estados Unidos, y no hay ninguna confianza en el sistema judicial de Miami. Está en la conciencia de las personas, codificado; por eso en el programa La Tarde se Mueve de este martes algunos oyentes expresaron que lo mejor era mudarse de Miami; o de lo contrario, separar a Miami del resto de los Estados Unidos.
Al respecto un oyente de La Tarde se Mueve declaró: “Yo también me quedé en shock hoy cuando yo escuché eso. Yo vivo en Broward hace quince años, esa es una de las razones por las que me fui del Condado de Miami Dade, todavía no ha llegado este virus acá, pero bueno…”.
Aquí el gran problema es cómo trata la justicia a los trabajadores y cómo trata a estos corruptos. Cómo beneficia a los poderosos de una manera tan bochornosa. Como dijo un oyente con sentido del humor sobre este caso de Julio Robaina: “Roba-y-na. No pasa nada”.
¿Qué mensaje lleva un juicio como este a los demás políticos? Pues sigamos robando que no pasa nada. ¿Y qué mensaje reciben los trabajadores? Ustedes son los que tienen que pagar por estas cosas.
Otro oyente dijo, con justificada indignación: “Esto es un bochorno, después de esto hay que decir que cojan a Miami y la separen del mapa. Miami es como otro país, esto es algo ridículo, y ahora prepárense para ver a Robaina recorriendo todo el circuito de la radio, de los canalitos de televisión, para tratar de limpiarse, pero ese hombre ya ha quedado manchado y manchado seguirá”.
Repito que es realmente un bochorno lo de la impartición de la justicia en Miami. Por eso no puedo dejar de mencionar un tema tan importante para nosotros, que ha sido un puntal de La Tarde se Mueve por todos estos años. No puedo dejar de mencionar cuánta razón tenían los abogados de los cinco luchadores antiterroristas cubanos en querer cambiar la sede del juicio contra ellos en Miami. Y es que esta ciudad está viciada desde sus bases y hay que removerla completa. No es una conexión que solo me vino a la mente a mí, por eso cierro el artículo con esta intervención de un oyente, una gente de pueblo, que habla con total espontaneidad:
“Buenas tardes a ti y los radioescuchas, como tú decías al principio, verdad que es bochornoso ya sentirse parte de Miami, de la comunidad de Miami; es increíble cómo se puede sentir un trabajador de una factoría de Hialeah, una persona que paga impuestos y que en algún momento ha cometido un delito, un error, y que lo sancionen a largas condenas, y que estos delincuentes que tiene la ciudad de Hialeah y de Miami pasen desapercibidos frente a la justicia, es penoso de verdad. Hay que enseñarle a las personas de Miami que vean que así mismo viraron el juicio de los cinco muchachos estos que son verdaderos antiterroristas en el mundo entero”
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