sábado, 1 de octubre de 2016

USA-bloqueo Cuba: Puñalada a la decencia

Escrito por  Nicanor León Cotayo
El mundo contra el bloqueo en la ONUEl mundo contra el bloqueo en la ONU
Generaciones presentes y futuras tardarán en comprender que Washington restablezca sus nexos diplomáticos con Cuba mientras la sigue hostigando brutalmente.
Aún cuando hace más de un año se inició este proceso, una sucesión de actos (made in USA) lo han negado.


Este viernes cables originados en su capital informaron sobre la imposición de multas durante los últimos años a otras 49  empresas acusadas de violar el bloqueo a Cuba.


Así consta en estadísticas de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), del gobierno estadounidense, facilitadas a su prensa.


El difícil proceso de normalización aún inconcluso arrancó el 17 de diciembre de 2014, y desde entonces multaron a cinco firmas estadounidenses y tres extranjeras por violar el “embargo”.


Su valor acumulado llega a 14 mil 397 millones 416 mil 827 dólares, cifra valorada por observadores  como “sin precedentes en la historia del bloqueo de Washington contra La Habana”. 

El canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, denunció recientemente que solo durante el último año las referidas sanciones de Washington costaron a la nación caribeña más de 4 600 millones de dólares. 

 
Rodríguez Parrilla será el encargado de hablar ante la Asamblea General de la ONU cuando el próximo 26 de octubre se debata allí una vez más el tema anual del bloqueo.


Esa práctica tiene lugar allí desde hace 20 años, ocasión en la que un número aplastante de naciones han votado contra esa política estadounidense.


En 2015, por ejemplo, un total de 191 de ellas (entre 193) rechazaron una vez más tal cerco.


Sus decisiones no son de obligatorio cumplimiento, pero representan un mensaje político muy difícil de ignorar.


El presidente Barack Obama ha exhortado a que su Congreso elimine el cerco, pero una banda ultraderechista de origen cubano que se mueve en el Capitolio ha conspirado para evitarlo.


De todas maneras, el espectáculo de un gobierno restableciendo nexos diplomáticos y al mismo tiempo cediendo ante quienes lo sabotean, es como mínimo, una puñalada a la decencia.


Una paletada de fango a los principios que alguna vez sustentaron como nación.

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