domingo, 28 de agosto de 2016

    El neoliberalismo regresó a Nuestra América a través de golpes parlamentarios (Honduras, Brasil por ejemplo) o con la ayuda desproporcionada de los medios hegemónicos.

    El neoliberalismo regresó a Nuestra América a través de golpes parlamentarios (Honduras, Brasil por ejemplo) o con la ayuda desproporcionada de los medios hegemónicos. | Foto: Reuters

    El neoliberalismo regresó a Nuestra América a través de golpes parlamentarios (Honduras, Brasil por ejemplo) o con la ayuda desproporcionada de los medios hegemónicos y la complicidad de un sector judicial, tal es el caso de Argentina. 
    El programa político neoliberal, se basa en frenar y contrarrestar el colectivismo, y confiarse en todo tipo de terreno, incluyendo la salud o la educación a la sabiduría superior del mercado, y que la oferta y la demanda se encuentren.
    Por lo tanto el ciudadano común lejos de ser un sujeto de derecho, pasa a ser un consumidor, y eso es lo único que importa.
    Consecuencia de ello y las leyes precarias para los trabajadores, deviene la liberalización de los mercados y la desocupación de millones de trabajadores, que al igual que el Estado y la inversión pública son un estorbo para los mercados.
    El presidente electo de Argentina, por una mínima diferencia de dos puntos, Mauricio Macri, se empeña en ser uno de los mejores alumnos de este programa, y de esta manera no sólo desmantela las conquistas sociales obtenidas en doce años de administración pasada sino que empeora la situación económica y social llegando al extremo de aumentar considerablemente en sólo ocho meses de gobierno la pobreza extrema, el desempleo, la indigencia, a costa de despedir más de 500.000 empleados y abatir el mercado interno de producción con el cierre de más del 60% de las pymes (pequeñas y medianas empresas). Durante este corto lapso, según estadísticas de la UCA (Universidad Católica Argentina) se incrementa considerablemente la deuda externa nacional por medio del oneroso pago a los fondos buitres y la salida del país de más de 40.000 millones de dólares. A ello le sumamos los 600 millones de dólares que estos "paladines de la libertad" y el libre mercado hacen perder al mercado interno, con importaciones que se pueden producir en el mismo país, como alimentos, frutas, hortalizas,textiles, yerba mate, etc. Tengamos en cuenta que Argentina es el tercer país del mundo en evasión fiscal, considerando que 420.000 millones de dólares han emigrado hacia el exterior, entre ellos incluye las empresas off-shore del presidente Macri, tal como lo comprobaran los abogados de diferentes países que dieron a conocer el reciente escándalo de Panamá Papers.
    La alianza Cambiemos llego al gobierno anunciando pobreza cero, mayor seguridad y la unión de los argentinos. 
    En poco tiempo la población entendió que no sólo había sido engañada sino que como nunca en los últimos 40 años el país vive los márgenes de pobreza y desnutrición que afectan a más de dos millones de niños, una inseguridad que jamás se ha visto en las principales ciudades del país y una grieta producida de manera vil, cínica y estigmatizante por los medios hegemónicos. Hablando del mayor oligopolio de medios, su propio editor, el señor Julio Blanck reconocería ante un semanario de izquierda que   "nosotros nos hemos dedicado a realizar periodismo de guerra, mucha guerra y poco periodismo". 
    Unidos al partido político más antiguo de Argentina, la UCR (Unión Cívica Radical), cuyos principales dirigentes traicionaron el histórico mandato de sus grandes líderes como Hipólito Yrigoyen, Leandro N. Alemán y el ex presidente Raúl Alfonsín, los nuevos gobernantes autodenominados republicanos, conformados por Ceos de empresas e hijos de ricos, basan en las mentiras y las difamaciones su manera de ¿hacer política? 
    Su herramienta fundamental es el periodismo que apoyó a través de los principales diarios, radios y canales de TV más sus 270 repetidoras en el interior del país, la elección de Macri, el mismo periodismo que actualmente omite todas sus torpezas y los varios actos de represión como el que sufrieran los jubilados la semana pasada en el puente Pueyrredón, o el arbitrario encarcelamiento de la dirigente social Milagro Sala.
    Los mismos periodistas que a toda hora, todos los días de la semana mienten descaradamente con acusaciones falsas, manifestando una artillería de insultos y exabruptos para todos aquellos que disienten de su manera de pensar, dónde instalan la sospecha y distraen la atención pública a través de sucesos banales o la enajenación típica de sus mentideros oficiales. Son estos los que se llevan las palmas de sus patrones reiterando consignas al mejor estilo "Goebbeliano", e intoxicando los cerebros de sus oyentes. Papagayos mediáticos que incurren constantemente en falsas acusaciones,  con la complicidad de un poder judicial que hace la vista gorda ante las denuncias de ciudadanos comunes u organismos de derechos humanos, y en cambio a través de un grupo de fiscales inescrupulosos estigmatizan a los ex funcionarios del pasado gobierno, y desatan una feroz e incontrolable cacería judicial sobre la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Los mismos que pasan imágenes hasta el hartazgo de corruptos funcionarios del gobierno pasado, pero que omiten con singular hipocresía las millonarias evasiones del actual gabinete al exterior, las incoherentes respuestas de la vicepresidenta de la Nación ante una importante cantidad de dinero sustraído que no fuera declarado, o los contratos de obras públicas a favor de los amigos del presidente.
    Ante el desborde generalizado de la población, y la pronta reacción de esta ante tarifazos impagables, cierres de negocios  e industrias y la geométrica producción de miseria y desocupación, las grandes movilizaciones se hicieron presentes en las grandes ciudades, más allá de la represión brutal en algunos casos y el aislamiento mediático del sujeto disfuncional, que en este caso es el kirchnerismo, acusado por los   medios  oficiales (el conservador periódico La Prensa )con términos de "subversión" o "agitadores sociales".  Rara paradoja, los mismos que decían que los K habían sido reducidos a una secta, hoy los acusan de generar y movilizar a cientos de miles de personas por todo el país.
    Pero la historia es otra, el gobierno sabe que sus propias torpezas y contradicciones lo encerraron en un callejón sin salida y más allá de regodearse con insignificancias foráneas como  las importaciones de puerta a puerta, la vuelta de Argentina al mundo y otras bajezas, sabe que las grandes mayorías no soportan el ajuste, el tarifazo, la pérdida del empleo y la paulatina extinción de sus derechos, razón por la cual acude a la violencia regresiva, único caldo de sustentación de esta administración junto al silencio de los mentirosos medios y la complicidad de un sector del partido judicial. Así las cosas, es cierto que a la mayoría de los argentinos les cuesta entender estas resultantes no porque no pueden entenderlas, sino porque los medios que deberían ser un derecho humano, contrariamente están en manos de mercenarios a sueldos que tergiversan y deforman la realidad en beneficio de intereses espureos.
    Para concluir: Argentina es mucho más que un grupo de mercaderes miopes que solo apuestan al negocio, o al reduccionismo verbal e inescrupuloso que nos dan los medios hegemónicos. Prueba de ello es además de las grandes movilizaciones populares que interpelan al poder,
    El reciente fallo judicial de TOF (Tribunal Oral Federal) número 1 de Córdoba que determina la cadena perpetua a los genocidas y represores del campo de concentración de La Perla ratificando que la Patria de San Martín, Belgrano, Mariano Moreno y una gran mayoría de anónimos luchadores, sigue siendo ejemplo mundial en materia de Derechos Humanos, a pesar de todos aquellos que ningunean  tan importante cuestión como los miembros del actual gabinete, incluido el propio presidente  Macri que dijera a una periodista mexicana que no tiene idea del tema de los desaparecidos.
    Tal como dijera en su pasado editorial el periodista argentino Eduardo Aliverti: "las bestias no tendrán paz, porque los imprescindibles no descansan".

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