The Aztec warrior: Los secretos de Fernando Gutiérrez Barrio
Héctor Apolinar Dossier Politico / Vanguardia Informativa
Dia de publicación: 2010-03-07
Don Fernando Gutiérrez Barrios, ex secretario de gobernación, ex gobernador de Veracruz, ex subsecretario de gobernación, ex director de la Dirección Federal de Seguridad, pasó a la historia reciente de México como uno de los hombres mejor informados del país, si no es que como el “padre” de los servicios de inteligencia mexicanos desde 1955 hasta 1996, cuando renunció a su cargo de secretario de gobernación en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
Su fama pública es grande en el país, y está plagada de contradicciones, pues hay quienes lo acusan de haber sido un agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos, y otros, de haber sido un amigo cercano del legendario comandante comunista cubano, Fidel Castro, el enemigo político número 1 de los Estados Unidos desde 1961 a la fecha.
Para unos Gutiérrez Barrios fue un embozado izquierdista que sirvió como “perro fiel” al PRI y, en particular, al presidente Luis Echeverría Álvarez, para otros, fue un represor implacable de las guerrillas de izquierda y de los grupos clandestinos de derecha en México.
Hasta la fecha, tan grande contradicción no ha sido resuelta por ningún analista político o historiador mexicano. Su figura parece que yace entre sombras como la de numerosos ex funcionarios de los servicios de inteligencia del mundo.
Sin embargo, en su papel de hombre clave de los servicios secretos de información e inteligencia del gobierno de México, Gutiérrez Barrios fue testigo de primera mano de crisis estratégicas para la seguridad nacional y mundial como fue la Crisis de los misiles en cuba y el asesinato del presidente de los Estados Undios, John F. Kennedy, muerto a tiros el 22 de noviembre de 1963, supuestamente por Lee Harvey Oswald, poco después de que realizara un viaje a la ciudad de México.
Para sostener que Gutiérrez Barrios fue un agente de la CIA, diversos periodistas se basan en las recientes revelaciones de documentos secretos de la agencia norteamericana, que lo señalan como el agente LITEMPO-4.
Uno de esos autores es el periodista norteamericano Jefferson Morley, quien tiene el mérito de haber dado a conocer por primera vez documentos oficiales de la CIA, en los que se da a conocer que Gutiérrez Barrios formó parte del programa LITEMPO, ideado y controlado por el jefe de la estación de la CIA en México entre 1956 y 1970, Winston Scott.
El programa LITEMPO, de acuerdo a los documentos presentados por Morley, forjó "una productiva y efectiva relación entre la CIA y selectos funcionarios de alto nivel de México”, el cual se inició en 1960. (1)
LITEMPO fue "un conducto no oficial para el intercambio de información política sensible que cada uno de los gobiernos quería que el otro recibiera pero no a través de los intercambios protocolarios públicos”, según el documento citado por Morley.
En otras palabras a través de LITEMPO se realizaba un intercambio extraoficial de información en materia de seguridad.
Morley no fue el primero que reveló la existencia de LITEMPO, aunque hasta la fecha es quien más información ha proporcionado al respecto.
Phillip Agee y LITEMPO
Fue el ex agente de la CIA en México, Phillip Agee, quien, en 1975, reveló por primera vez, la existencia del programa, en su libro “Inside the company: CIA diary”, señalando, además, que el presidente Gustavo Díaz Ordaz tenía la clave secreta, LITEMPO-2, 1963, cuando fungía como secretario de gobernación del gobierno del presidente Adolfo López Mateos (1958-1964). (2)
En el mismo programa participaba el entonces subsecretario de gobernación, Luis Echeverría Álvarez, quien dentro de la CIA tenía la clave LITEMPO-8. En ese período, Gutiérrez Barrios fungía como subdirector de la Dirección Federal de Seguridad.
En su famoso libro, Agee afirma que “dominando el programa operacional de la estación (de la CIA, ndr) está LITEMPO, que es administrado por Winston Scott, el jefe de la estación de la CIA en México desde 1956, con el apoyo de Annie Goodpasture, una funcionaria (de inteligencia: “case officer”, ndr), que también ha estado en la estación por varios años.”
“Este programa”, dice Agee, “abarca una complicada serie de programas de apoyos operacionales a varias fuerzas civiles de seguridad mexicanas con el propósito de intercambiar información, operaciones conjuntas y un mejoramiento constante de la recolección mexicana de inteligencia interna y funciones de seguridad”.
Y agrega: “en lo alto de la operación LITEMPO está el presidente mexicano, Gustavo Díaz Ordaz, quien ha trabajado de manera extremadamente cercana con la estación desde que fue ministro de gobierno en la administración de Adolfo López Mateos, con quien Scott desarrolló una muy estrecha relación de trabajo.” (3)
En ese tiempo, Agee era un agente de la CIA que trabajaba en la embajada de Estados Unidos en México, por lo que se dio cuenta de que “Scott tiene problemas con Luis Echeverria, el actual ministro de gobernación, quien generalmente es poco entusiasta y (es) renuente en su relación con la estación”, por lo que “Scott tiene temor de que Echeverría siga órdenes de Díaz Ordaz de mantener las operaciones conjuntas con la estación sólo bajo protesta y que la actual situación feliz pueda terminar cuando Echeverria sea presidente en 1970”.
Los acontecimientos posteriores a 1970, indican que la observación de Agee se cumplió pues al llegar a la Presidencia de la República, Echeverría restringió fuertemente la relación con la CIA, ya que tenía visiones políticas distantes, si no es que divergentes, con Díaz Ordaz. De hecho, es bien conocido que ambos políticos tuvieron un ríspido rompimiento político que perduró hasta la muerte de Díaz Ordaz.
Díaz Ordaz tenía creencias políticas ultraconservadoras que le identificaban más con Win Scott, quien también era un hombre de ideas conservadoras.
Su ex colaboradora, la experimentada agente de inteligencia, Ann Goodpasture definió a Scott como un hombre ubicado, políticamente, a la derecha de George Wallace, el ex candidato a la presidencia de EU, que proclamaba ideas racistas. (4)
No en balde, Scott sostuvo que Oswald había asesinado al presidente Kennedy por instrucciones de Fidel Castro y que, por lo tanto, Estados Unidos debía invadir a Cuba.
En cambio, Echeverria se ubicaba en lo que podríamos denominar, inexactamente, la ala izquierda del PRI, identificado con el ideario del ex presidente Lázaro Cárdenas y también de López Mateos.
El hecho era demostrable, ya que en 1956, Gutiérrez Barrios, entonces un joven agente de la Dirección Federal de Seguridad arrestó a un grupo de jóvenes cubanos que se entrenaban militarmente en México con el fin de desarrollar una guerra de guerrillas en México y derrocar al dictador cubano, Fulgencio Batista.
Gutiérrez Barrios fue interrogó a su dirigente, el médico, Fidel Castro Ruz, y a varios de los integrantes del grupo entre los que figuraba otro médico, Ernesto “Che” Guevara, entre otros que más tarde dirigirían la llamada revolución cubana.
No se sabe por órdenes de quién, Gutiérrez Barrios liberó al grupo de jóvenes revolucionarios cubanos. Podríamos especular en que tal vez fue por órdenes de la CIA, ya entonces, el gobierno norteamericano apoyaba la caída de Batista y el ascenso de un gobierno democrático. O tal vez por instrucciones del gobierno mexicano que entonces era dirigido por López Mateos, quien se consideraba un hombre de izquierda.
En noviembre del año 2000, poco después de la muerte de Gutiérrez Barrios, el periodista, Philip Gunson, escribió un artículo para el periódico inglés, The Guardian, en el que comenta que en 1956, Gutiérrez Barrios “fue llamado a interrogar a unos prisioneros inusuales. Fidel Castro y su Movimiento 26 Julio- incluyendo a Ernesto "Che" Guevara –habían escogido a México como el país ideal para entrenar y equiparse para el derrocamiento del dictador cubano, Fulgencio Batista. Estaban bajo vigilancia no solo de los mexicanos, sino del servicio de inteligencia de Batista y del FBI. A petición de Batista, el grupo fue detenido e interrogado por la DFS, en preparación a lo que podría ser su extradición a Cuba.”
Gunson agrega que “los detalles del acuerdo entre el grupo de Castro y los mexicanos permanecen poco claros: Gutiérrez Barrios se los llevó a su tumba, y pocos testigos viven. Pero parece que el agente de inteligencia mexicano y los revolucionarios cubanos forjaron una calida relación que perduraría el resto de la vida de Gutiérrez (Barrios). (5)
En una declaración que hizo el año 2001, con motivo del primer aniversario de su muerte, Fidel Castro declaró que “sin el apoyo y la intervención de don Fernando no hubiera habido Revolución, no habría una Cuba libre y no hubiera un Fidel”. (6)
Al liberar a los “barbudos” de Fidel Castro, los servicios de inteligencia aztecas, probablemente se cobraron la dolorosa afrenta que la CIA hizo en Guatemala en 1954, cuando derrocó al gobierno electo democráticamente de Jacobo Arbenz.
(1) ver: LITEMPO: The CIA's Eyes on Tlatelolco, de Jefferon Morley, en: http://www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB204/index.htm
(2) ver: “Inside the company: CIA diary”, Bentam Book, 1976, y nota 3, idem págs. 539 y 540.
(5) Ver: http://www.guardian.co.uk/news/2000/nov/02/guardianobituaries.cuba
*El autor es analista y director de www.vanguardiainformativa.com
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