martes, 30 de agosto de 2016

Hace 46 años, Fidel Castro el Che y otros jóvenes, preparaban ahí la revolución socialista
Tuxpan, parte esencial en la historia de Cuba
 A escala nacional no se da a la ciudad la importancia histórica que merece:
 cronista Obed Zamora
GUADALUPE LOPEZ ESPINOSA CORRESPONSAL

Tuxpan, Ver. 7 de diciembre. Durante los meses anteriores a noviembre de 1956, los tuxpeños ignoraban la identidad de un grupo de jóvenes que llegaron a este puerto, quienes se distinguían por su alegría, entusiasmo y muestras de amistad hacia los lugareños. Posteriormente se enteraron por los periódicos que la noche del 25 de noviembre ese grupo de muchachos partió sigilosamente de Tuxpan a bordo del yate Granma e inició un movimiento revolucionario en Cuba, cuyos preparativos afinaron en esta ciudad veracruzana.
"Aquí se preparaba la revolución socialista más importante de América Latina y nosotros no sabíamos", dijo en entrevista el cronista de Tuxpan, Obed Zamora Sánchez, también presidente de la Asociación de Cronistas del estado de Veracruz.
A orillas del río Tuxpan, en la comunidad pesquera Santiago de la Peña, quedaron testimonios de la presencia de los guerrilleros que, encabezados por Fidel Castro Ruz, salieron la madrugada del 25 de noviembre de 1956 de estas playas hacia Cuba para derrocar el régimen del dictador Fulgencio Batista: una casa que hoy alberga el Museo de la Amistad México-Cuba, y una bodega donde los insurgentes hicieron planes y guardaron las armas que compraron de manera clandestina.
Poco queda de la réplica del Granma que se colocó en Santiago de la Peña durante la administración estatal que encabezó Fernando Gutiérrez Barrios. A principios de 2002, el secretario estatal de Educación y Cultura, Juan Maldonado Pereda, se comprometió a intervenir ante el avanzado deterioro de la embarcación, pero nada se ha hecho al respecto.
La barca Granma
De acuerdo con el cronista Zamora Sánchez, el estadunidense Robert B. Erickson vendió el Granma al movimiento revolucionario, a condición de que también le comprara una casa en 2 mil dólares, en la cual se acopiaron armas que los rebeldes adquirieron en la armería de Antonio del Conde, apodado El Cuate, quien además intervino en la transacción 
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por el yate, que costó 15 mil dólares a los simpatizantes de Fidel Castro.

Los cubanos que integraron la expedición con la cual se inició la caída de Batista pasaron meses en Tuxpan sin que la población se diera cuenta de sus propósitos, no obstante los trabajos para acondicionar el Granma, que encabezó un hombre identificado como Chuchú Reyes. Entre quienes participaron en la obra estuvo Pedro Lozano Rodríguez, afiliado a la Cooperativa de Astilleros de Tuxpan, quien manifestó al diario cubano que lleva el nombre del navío: "Trabajé con otros obreros tuxpeños en la reparación del yate, contratados por cubanos mandados por Castro Ruz. Claro, todo esto lo supimos después, cuando empezó la revolución. Entonces dijimos: 'šMira lo que estuvimos haciendo!'"
El grupo guerrillero que se preparó en México se reunió en Tuxpan al atardecer del 24 de noviembre. Esa noche Fidel Castro supervisó los detalles de la partida, que fue alrededor de las 2 de madrugada siguiente.
"Muchachos alegres"
Zamora Sánchez dijo que los tuxpeños recuerdan a los cubanos seguidores de Castro como "muchachos muy alegres y divertidos, y (los locales) pensaban que tenían algo que ver con alguna compañía relacionada con exploración submarina, pero nunca se imaginaron que venían a preparar una revolución".
La destrucción de la réplica del Granma que donó el gobierno cubano la atribuyó a que no hubo entonces voluntad política de los gobiernos estatal y municipal para darle mantenimiento adecuado. Añadió que otros factores para el deterioro fueron la humedad y el salitre. Actualmente un movimiento gestiona que se haga otra réplica, apuntó Zamora Sánchez, quien recordó que en su más reciente visita a Tuxpan Antonio del Conde, el comerciante de armas que proveyó a Castro, habló de enviar otra reproducción, pero hasta el momento no se vislumbra que el Granma esté de vuelta en la comunidad.
Zamora Sánchez consideró que en Veracruz hay malos apoyos para los museos: "pide uno y no le dan. La cultura está muy menospreciada y es una lástima, porque en otras entidades tiene lugar preponderante, pero en el estado importan más el puerto de Veracruz y la ciudad de Jalapa, y Tuxpan es la menos favorecida, a pesar de su explosión cultural, lo cual es obra de nosotros, con poco apoyo del gobierno del estado, porque del municipal sí lo hay".
La casa-museo México-Cuba
Consideró que a escala nacional a Tuxpan no se le haya dado la importancia histórica que merece, que lo vincula con el inicio de la primera revolución socialista de América Latina, "pero a escala internacional sí", pues gran cantidad de turistas extranjeros visitan el museo México-Cuba, aunque los nacionales "vienen a la playa, a probar la comida típica de la Huasteca, pero muy pocos van al museo".
A su juicio, el gobierno federal debe dar apoyo por conducto del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, para que el Museo de la Amistad México-Cuba "tenga la dignidad que merece".
La casa museo, a cargo del ayuntamiento local, es dirigida por Karina del Angel, en ella se exhibe una réplica del uniforme verde olivo del comandante Fidel Castro, además de una gorra original y numerosas fotografías en las que aparecen el líder de la Revolución Cubana, su hermano Raúl, Ernesto Che Guevara y los revolucionarios que participaron en la expedición.
Hay fotos de Castro en el presidio Modelo, ubicado en la isla de Pinos, en Cuba, después del asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953. También varias imágenes sobre su exilio en México y de cuando estaba preso en la cárcel migratoria de la calle Miguel Schultz. Se exhibe también una pequeña maqueta del Granma.
En el exterior del cuarto donde los cubanos guardaban parte de su armamento, que actualmente sirve de biblioteca, hay un mural alusivo a la salida de Fidel Castro a Cuba. En el patio se encuentra una estatua de José Martí, apóstol de la Independencia de Cuba, que parece vigilar la casa museo.
La sala audiovisual Ernesto Che Guevara y la bodega donde también se guardó armamento completan el citado museo, al que cada 26 de julio llegan diplomáticos cubanos a recordar el asa
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lto al cuartel Moncada.

A un lado vive Antonio Cesáreo Reyes, quien con su padre Agustín trabajó en la construcción de esa casa, que cuidaron cuando los revolucionarios cubanos salieron para emprender su aventura.
Cesáreo Reyes, de 72 años, recordó que en compañía de pescadores vio cómo los cubanos cargaron el Granma con bultos de naranja que intercalaron con otros más pesados, que contenían las armas. Añadió que la mañana del 25 de noviembre de 1956, Santiago de la Peña amaneció rodeado de agentes federales, quienes preguntaron a los lugareños por los cubanos. Hubo a quienes detuvieron durante 72 horas.
Cesáreo Reyes cuidó la casa durante muchos años, hasta poco antes de que se convirtiera en museo. Antonio del Conde, quien proveyó de armas a Fidel Castro, lo busca cada vez que viene a Santiago de la Peña a la casa museo, dijo orgulloso.
Zamora Sánchez comentó que la gente cree que Fidel Castro vivió en Santiago de la Peña, pero según Antonio del Conde, el líder de la revolución cubana sólo estuvo dos veces en Tuxpan: una para buscar un campo de entrenamiento en el valle del río Tuxpan, y otra para su movimiento revolucionario.
En entrevista al semanario El Norte de Tuxpan, en febrero de 2002, Antonio del Conde dijo considerar "injusto que se haya saqueado la réplica del Granma y permitido su destrucción (...) le quitamos a Tuxpan una embarcación y le tenemos que dar otra".
La tercera ocasión en que el comandante Castro estuvo en Tuxpan fue el 3 de diciembre de 1988, cuando visitó el Museo de la Amistad en compañía del entonces secretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios, "quien de una manera u otra protegió ese movimiento y lo hizo ampliamente", dijo Zamora Sánchez. Gobernaba Veracruz Dante Delgado Rannauro y el presidente cubano asistió a la toma de posesión del presidente Carlos Salinas de Gortari.
"Han transcurrido 46 años, y sin embargo los tuxpeños no olvidamos aquel grupo de muchachos que alegres y cumbancheros recorrían las calles del puerto con sus guitarras, cantando sus sones y guarachas, y siendo el alma de las fiestas y los bares.
Nadie sabía a ciencia cierta a qué se dedicaban, pero ahí estuvieron varios meses en una pequeña casa en la Punta de Santiago de la Peña, en la margen derecha del río Tuxpan, ciudad veracruzana que pasó a formar parte de la historia de Cuba", comentó el cronista citadino.

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