domingo, 3 de julio de 2016

Bajo la Lupa
 Espectacular reconciliación de Turquía con Israel y Rusia
 Nueva cartografía mediooriental
Alfredo Jalife-Rahme
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Controvertidos informes turcos sobre la identidad de los yihadistas que cometieron el atentado en el aeropuerto de Estambul, quienes supuestamente provenían de Dagestán, provincia rusa islámica, presagian una nueva alianza antiterrorista entre Turquía y RusiaFoto Afp


¿Fue el atentado yihadista en el aeropuerto de Estambul una venganza por la reconciliación de Turquía con Rusia, más que con Israel?

El premier israelí, Benjamín Netanyahu, se disculpó con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, por el multihomicidio de 10 activistas de la flota humanitaria que acudió al rescate de los palestinos sitiados en Gaza, mientras el mandatario turco pidió perdón en una carta a Vladimir Putin por el derribo del avión ruso y el asesinato de su piloto.

Las respectivas disculpas sacaron a Israel y Turquía de su aislamiento y la gran beneficiada es Rusia, que mantiene excelentes relaciones con Tel Aviv, que ya desea integrarse en forma insólita al Grupo de Shanghai.

Se detecta el malestar en EU cuando Michael Reynolds, de la Universidad de Princeton, comenta que la reconciliación es definitivamente (sic) un triunfo de Putin, en sus términos, lo cual “agranda su estatura en la región, ya que Erdogan no es del tipo que suele disculparse (http://goo.gl/fb45Tt)”. ¡Netanyahu menos!

Un día después de la carta de disculpas de Erdogan, y cinco después del Brexit y la simultánea cumbre 16 del Grupo de Shanghai, fue perpetrado el atentado de Estambul, por lo que resulta primordial seguir las pistas de los autores.

El World Socialist Web Site (WSWS) reporta los controvertidos informes turcos sobre la identidad de los yihadistas, quienes supuestamente provenían de Dagestán, provincia rusa islámica, y de dos ex repúblicas de la URSS: Uzbekistan y Kyrgyzstan (https://goo.gl/kC37s4), lo cual presagia la nueva alianza antiterrorista entre Turquía y Rusia.

Destaca el factor Daguestán desde Boston, pasando por Orlando y Estambul, cuando los yihadistas dejan demasiadas huellas.

¿A quién incomodó la cumbre 16 del Grupo de Shanghai en Uzbekistán (http://goo.gl/k60UBY)? WSWS agrega que el organizador del ataque fue Akmed Chatayev, veterano islámico de las guerras de Chechenia, asilado en Austria y luego refugiado en Georgia, donde se vinculó a los servicios de seguridad apoyados por EU (sic). Fue muy activo en reclutar y entrenar combatientes chechenos antirrusia en la región del desfiladero Pankisi de Georgia para enviarlos a Siria.

La agencia alemana Deutsche Welle reporta la extraña facilidad con que se movían los yihadistas del atentado de Estambul en varios países europeos. ¿Extraña?

Rukmini Caklimachi, del NYT (http://goo.gl/CSSHi5), acusa sin piedad y con varios años de atraso que Turquía, conducto (sic) de los combatientes que se unen a los yihadistas, empieza a sentir su ira (sic) cuando desde el inicio del ascenso del Estado Islámico mediante el caos en Siria, Turquía ha jugado un papel central (sic), aunque complicado, en la historia del grupo.

¿Por qué hasta ahora el NYT devela los lazos de los yihadistas con Turquía? Según fuentes rusas, 7 mil yihadistas de Rusia (sic) y Asia Central han ido a combatir a Siria contra Bashar el Assad (http://goo.gl/IxBNFD), a quienes se han sumado 10 mil uigures, de la provincia de china Xinjiang.

¡El patrocinado terror yihadista global deja demasiadas huellas en el RIC (Rusia, India y China)!

Para Konstantin Kosachev, jefe del Comité de Relaciones Exteriores de la cámara alta rusa, el ataque tenía como objetivo descarrilar los intentos de Turquía de reconciliarse con Rusia e Israel: “Turquía es amenazada de participar en el único (sic) frente antiterrorista primero y más que nada creado por los esfuerzos diplomáticos de Rusia (http://goo.gl/a6fZVi)”.

Nada es linealmente simplista en la hiper-complejidad de Medio Oriente.

El analista israelí Zvi Bar’el (ZB) aduce que los “nuevos lazos con Rusia dejan a Turquía atascada entre los yihadistas de ISIS e Irán (http://goo.gl/ooTa0e)”. Cita al portal iraní Aftab, cercano al presidente Hassan Rouhani: Fin de los buenos días entre Rusia e Irán cuando se despliega el objetivo de aprovechar el nuevo balance de poder en el mundo después del retiro de la arena de EU.

Los palestinos de Gaza y los kurdos de Siria pueden resultar victimizados, y a estos últimos sólo les quedaría la asistencia de EU.

El gran temor de Turquía es su balcanización mediante la carta kurda en su seno (entre 20 y 30 por ciento de su población), que opera exitosamente en Irak y Siria.

Rusia e Irán –que mantienen cordiales relaciones con Turquía, pese a todas los avatares regionales– tienen exagerada flexibilidad para adaptarse a la nueva realidad.

ZB informa que el premier turco, Binali Yildirim, insinuó la posibilidad de renovar nexos económicos con Egipto (¡supersic!).

Más que Irán, ¿cómo reaccionará Arabia Saudita (AS) al reciente terremoto geopolítico mediooriental?

ZB profiere que ahora Turquía se encuentra en un supermercado (sic) de opciones, cuando la reconciliación tripartita, más allá de los inmensos beneficios para todos los asociados, es una rara oportunidad para diseñar una nueva (sic) política del Medio Oriente, en la que Turquía puede ser un elemento esencial.

La espectacular reconciliación de Turquía –sin cabida en la Union Europea (UE), menos después del Brexit (http://goo.gl/c9DRpS)– con Israel y Rusia, tendrá profundas repercusiones en la nueva cartografía del Medio Oriente, donde opera un darwiniano requilibrio de fuerzas de su orden geopolítico pentapolar –Turquía, Irán, Egipto, AS e Israel (http://goo.gl/09rk3w)– y sus imprescindibles dos pilares geoestratégicos: EU, en retirada, y Rusia, en ascenso milagroso.

Como de costumbre prehistórica, vencerán los omnipotentes y perderán los pueblos valetudinarios, cuyo inventario extirpable empieza a permear.

Turquía –que pasó de la política de cero problemas del ex premier Davotuglu a todos los problemas de suma cero con sus vecinos– rompe el aislamiento en el que se había entrampado su feroz presidente Erdogan.

Más allá de la deliberada esquizofrenia de “Occidente ( whatever that means)” –que utiliza a Ankara en la OTAN para sus objetivos militares contra Rusia, mientras la rechaza para ingresar con sus 80 millones de musulmanes a la dislocada UE–, Turquía, potencia militar convencional y miembro del G-20, goza de una incomparable situación estratégica: puente entre Europa y Asia y su conectividad con dos pilares (los Balcanes y el Transcáucaso) con ocho fronteras terrestres –Armenia (311 km), Azerbaiyán (17 km), Bulgaria (223 km), Georgia (273 km), Grecia (192 km), Irán (534 km), Irak (367 km) y Siria (899 km) –y otros límites marítimos en el Mar Negro con Rusia, Ucrania y Rumania, sin contar su genética compartida con los pueblos túrquicos (http://goo.gl/1RyupE) desde el desierto de Gobi (China) hasta el Mar Caspio.

Sus reverberaciones serán (re)sentidas en todo el Medio Oriente, el Mar Mediterráneo, la UE, el RIC y hasta las entrañas de EU y la OTAN.

¡De tal tamaño es el terremoto geopolítico de la reconciliación de Turquía con Israel y Rusia, que sacudió ya el tablero de ajedrez global/regional/local!

Si los contenciosos kurdo y palestino de-terminarán el grado de la reconciliación de Turquía con Israel, el futuro de la toma de Alepo (con el factor kurdo adicional) significará la profundidad de la normalización entre Erdogan y Putin.

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