viernes, 29 de julio de 2016

    El Observatorio Nacional Ciudadano reveló que durante 2013, México ostentaba el primer lugar en secuestros a escala mundial.

    El Observatorio Nacional Ciudadano reveló que durante 2013, México ostentaba el primer lugar en secuestros a escala mundial.

    Se celebraba el Diálogo Regional, Intercambio de Buenas Prácticas: Desafío y Nuevos Retos para la Erradicación de la Violencia Contra las Mujeres en la ciudad de Pachuca, con la presencia del titular de Gobernación (Segob) Miguel Ángel Osorio Chong, cuando de pronto, una mujer abordó hecha un mar de llanto al funcionario federal, angustiada, portando la foto de su hija secuestrada, para finalmente, en un arranque de desesperación, arrodillarse para suplicar la intervención de las autoridades.
    Bastaron menos de 24 horas para que su hija fuera localizada.
    En un país caracterizado por la impunidad, donde 93 delitos por cada 100 no son denunciados –ENVIPE--, donde los encargados de realizar labores de ‘inteligencia’ en las policías estatales se reparten entre analfabetas, analfabetas funcionales, y personas con dificultades para la realización de operaciones aritméticas básicas  ¿cómo hizo el titular de la Segob para hallar a una persona secuestrada en sólo 24 horas? la respuesta es tan sencilla como tenebrosa: la policía a su cargo tenía conocimiento sobre su paradero.
    Una cadena de complicidades
    En México, desde que Enrique Peña Nieto se encuentra al frente del país, el Ministro del Interior es también titular de Seguridad Pública –las fuerzas policiales federales-. Si bien dentro del gabinete presidencial existe coordinación –y complicidad- entre los diversos ministerios, la separación de poderes que se tenía permitía, por ejemplo, que ante una crisis de credibilidad como la que se vive, alguno de sus titulares presentara su renuncia ante su evidente incapacidad; una situación difícil de plantear cuando en una misma persona recaen ambas responsabilidades, blindando así su permanencia ante eventuales escándalos.
    La pronta localización de la víctima pudo deberse a que, según el informe 2015 sobre secuestro, mientras en 2005 se presumía la participación de la misma policía en 1 por cada 5 delitos de esta índole, diez años  más tarde ésta se ha elevado a 4 por cada 5 casos. Las mismas fuerzas del orden así, son aquellas quienes mayor temor generan.
    Dentro de su pesadilla, es una madre afortunada
    Con cifras en mano, Adrián Franco Barrios, director general de Estadísticas de Gobierno por parte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) destacó que sólo el 1% de los casos en los que se presentó un secuestro dentro del territorio mexicano, la denuncia fue realizada por la parte afectada.
    Teniendo como antecedente la participación de los cuerpos policíacos en los secuestros, de más de 100 mil plagios ocurridos –en 2014-, en poco más de mil se abrió una carpeta de investigación. La condición que padecen las víctimas se agudiza si se aprecia que en el 54% del total de delitos donde es presentada una denuncia, en el 54% de las averiguaciones iniciadas por la fiscalía no pasó nada o no se resolvió
    El calvario vivido por la madre que se hincó ante Osorio Chong es poco si se compara con el resto de víctimas de secuestro, cuya mayoría nunca recibió justicia por parte del estado mexicano y quienes en muchos casos tuvieron que soportar la ejecución de las víctimas.
    ¿Por qué no depurar los cuerpos policíacos?
    Si se sabe de la participación de las mismas fuerzas del orden en los secuestros ¿no sería una decisión más acertada generar políticas para purgar los elementos a su mando con la intención de erradicar dicho delito? sería la respuesta más lógica, pero parece que son oscuros intereses los que se encuentran detrás de esta actividad ilegal que genera más de 540 mil millones de pesos al año, considerando una tasa de 88 casos al día con un pago promedio de 170 mil pesos.
    No por nada el Observatorio Nacional Ciudadano reveló que durante 2013, México ostentaba el primer lugar en secuestros a escala mundial.
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    Ante esta crisis ¿Necesitan arrodillarse ante Osorio Chong las madres de las más de 32 mil víctimas (2014) para recibir justicia, suficientes para saturar el Estadio Hidalgo, o tendrían que llenar el Estadio Azteca las más de 100 mil dadas a conocer por ENVIPE?

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