viernes, 31 de mayo de 2019

Niños permanecen frente a su humilde hogar en El Magueyito, estado de Guerrero, México, el 19 de julio de 2015

Claves para entender por qué los mexicanos pobres mueren pobres

© AFP 2019 / Pedro Pardo
Sociedad

Nicolás Ayala

Sólo el 26% de los mexicanos pobres logran escapar de esa condición. En las regiones del sur la problemática empeora, el 86% de los nacidos en hogares de bajos recursos quedan estancados en ese estrato social.
El sueño mexicano se agota. Es que el ascensor social está descompuesto. Son muy pocos, y cada vez serán menos, los que puedan aspirar a alcanzar un estrato socioeconómico más alto de aquel en el que les tocó nacer.
El Informe Movilidad Social en México 2019 en México, del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) lo confirma: 74 de cada 100 individuos que nacen en los sectores más bajos de la sociedad mexicana mueren en esa misma condición. El dato cobra mayor relevancia cuando se lo cruza con otro, casi el 45% de la población (53,4 millones de personas) vive en la pobreza, según lo indica el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
"Transitar toda la vida con el mismo nivel de ingresos tiene que ver con la falta de oportunidades y la desigual distribución de riquezas. Las oportunidades que presenta un país casi la mitad de su población bajo la línea de pobreza son muy escasas", dijo a Sputnik el economista mexicano Adrián Velázquez.
Además las posibilidades de movilidad están condicionadas por el color de piel, el género y el lugar de nacimiento.
Los mexicanos con tono de piel más oscuro tienen una doble desventaja: sus chances de ascender son menores, pero además son mucho más propensos a descender en la escala social que aquellas personas con tonos de piel más claros. En los estados del norte esta variable pesa más que en cualquier otra región del país.

Algo similar ocurre entre hombres y mujeres. Un 75% de aquellas que nacen en las bases sociales se mantendrán allí, para ellos la cifra alcanza al 71%.
Si se toma en cuenta la región, los contrastes también crecen. La desigualdad del sur supera la nacional. El 86% de los nacidos en los hogares más pobres de esta zona no logran superar su condición, en el norte la posibilidad es de un 54%.
"La educación básica incompleta es parte del problema. En los grupos sociales donde esto se da más se restringen las aspiraciones a empleos que permitan ascender en la escala social. Es común que familias enteras se dediquen a trabajar, lo cual hace que los niños no asistan a la escuela y se reproduzcan las condiciones de su alienación", explicó el economista.
Las desigualdades en las condiciones educativas también se dividen por región. Las bajas tasas de inasistencia escolar (promedio de 2%) q menores de entre 12 y 14 años en Ciudad de México, Quintana Roo, Baja California, Nuevo León y Baja California Sur contrastan con las de Morelos, Puebla, Chihuahua, Michoacán y Chiapas, con un promedio de 9,3%.
Por su parte, en la población de entre 15 y 17 años de Ciudad de México, Baja California, Sonora, Sinaloa y Colima, casi el 18% no asiste a la escuela. Ese promedio se eleva a casi el 35% en Durango, Chiapas, Jalisco, Guanajuato y Michoacán, según Coneval. Además, la no asistencia a la escuela por motivos económicos en estados como Guerrero, Puebla, Oaxaca, Guanajuato y Veracruz alcanza al 20% de la población en edad escolar; esta cifra 10 puntos menor en Durango, Sinaloa, Sonora Baja California y Baja California Sur.

Por otro lado, el salario mínimo establecido "no es suficiente", por lo cual muchas personas tienen más de un empleo. Esto limita más la posibilidad de adquirir herramientas para aspirar a mejores condiciones.
"La tasa y calidad de los empleos disminuye, al igual que los salarios, mientras que la cantidad de horas trabajadas aumenta. El mercado laboral es muy competitivo y aquellos con estudios universitarios ocupan los mejores puestos. Una parte de la población solo puede aspirar a migrar, pero a su vez el proceso migratorio se volvió complejo. Así, la gente quedó estancada en un círculo de pobreza", sostuvo Velázquez.
Para el economista, parte de la inmovilidad social se explica por la búsqueda de competitividad del mercado y las dinámicas establecidas por los grupos delictivos. "En México se intenta tener un posicionamiento favorable en el mercado internacional manteniendo salarios bajos. Si a esto le sumamos el impacto que tiene el crimen organizado sobre las condiciones laborales, llegamos a una situación de descomposición de las fuentes de empleo que permitían sostener a las familias", señaló.
Y si bien afirma que le gustaría pensar que la situación va a cambiar a futuro, admite que tomando un postura realista las cosas van a mantenerse como están o incluso empeorar.
"Cada vez es más difícil generar los ingresos necesarios y todo es más caro. La movilidad va a estar más estancada, salvo quizás para la clase media alta. Los que estén por debajo de esa línea ya no podrán continuar subiendo, por el contrario es posible que desciendan", concluyó.

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