viernes, 1 de julio de 2016

Economía Moral
Acta Sociológica presentará múltiples visiones de la pobreza en México/ III
Máximo Jaramillo aborda la relación entre bien-estar objetivo y subjetivo
Julio Boltvinik

De dónde viene la idea de que el bien-estar subjetivo (BES) puede medirse directamente, contra la postura utilitarista tradicional que negaba esta posibilidad y acudía a una función matemática transformaba el ingreso en BES? Para responder esta pregunta acudo al libro Wellbeing in Developing Countries (Bienestar en los países en desarrollo), (cuyos editores son Ian Gough y Allister McGregor (Cambrige University Press, 2007), quienes en la introducción señalan, en primer lugar, que en décadas recientes los nuevos discursos sobre agencia, participación y pobreza multidimensional abrieron el camino para la reinvención de la antigua noción de bien-estar (BE), cuyas raíces se encuentran en Aristóteles y Buda. Conciben el BE como un concepto paraguas que incluye el bien-estar objetivo (BEO) y el BES. El libro, dicen, defiende una concepción del BE que toma en cuenta las circunstancias objetivas de las personas y la auto-evaluación subjetiva. Consideran que ambas están localizadas en la sociedad y en los marcos de referencia con los cuales vivimos, por lo cual son conceptos relacionales y dinámicos. El entendimiento y las prescripciones dominantes han sido, hasta hace poco, económicos, centrados en los recursos que la gente dispone y controla. Pero esta visión ha sido desafiada, tanto a nivel conceptual como en mediciones e indicadores. El libro se centra en tres desafíos que llevan del concepto de pobreza monetaria al de desarrollo humano, al de los recursos y la agencia, y al de BES y la calidad de la vida. Es esto último lo que hoy me interesa narrar para enmarcar el artículo de Máximo Jaramillo (MJ). En esta forma de ampliar la mirada se usan varias etiquetas: calidad de la vida, BES, satisfacción con la vida y felicidad. Esta ampliación conceptual se ha basado en varias disciplinas y perspectivas, particularmente sicología y clínica de la salud, la sicología del equilibrio afectivo y satisfacción con la vida, y la economía de la felicidad, señalan Gough y McGregor (GyMG). Respecto a esta última, comentan que supone una vuelta a la idea, y a la medición, de la utilidad. Dos siglos después, esta nueva forma de la utilidad le ha dado un lugar respetable en la teoría económica. La crítica al BES de GyMG la abordaré en próxima entrega.

MJ describe así el contenido de su artículo Mediciones de bienestar subjetivo y objetivo: ¿Complemento o sustituto?, que publicará Acta Sociológica:

“Las corrientes de pensamiento que estudian y miden el BES, lo proponen como sustituto del BEO. Las ventajas y desventajas de ambas versiones deben ser valoradas y aprovechadas, lo cual requiere, ante todo, explorar rigurosamente sus relaciones conceptuales y empíricas. Argumento que en la bibliografía del tema no se ha encontrado fuerte asociación entre BEO y BES debido a que no se han utilizado medidas robustas del primero. Pongo a prueba esta afirmación analizando estadísticamente la relación empírica entre ambos tipos de bienestar en México, utilizando un indicador robusto del BEO, el Método de Medición Integrada de la Pobreza (MMIP) y encuentro una importante asociación empírica entre ellos, lo que debería dar lugar a revalorar la importancia del BEO en su percepción subjetiva”.

Hoy presento una apretada, selectiva e incompleta narración de su primera sección, titulada El estudio del bienestar subjetivo. Lo que critica y lo que le critican. (Omito referencias bibliográficas de los autores que cita MJ, por razones de espacio). MJ empieza preguntando: ¿Los indicadores de BEO son los mejores para medir el desarrollo o progreso de una sociedad? ¿O son mejores los indicadores de BES? Cita a Mariano Rojas defendiendo el BES: el progreso debe ser entendido como el logro de un mayor nivel de satisfacción de las personas, dice y añade que el BES es un enfoque importante para la medición y conocimiento de la satisfacción de las personas. El bienestar experimentado por las personas constituye un fin último”. “La satisfacción de las personas no puede apreciarse correctamente ni su medición provenir de ‘concepciones disciplinarias particulares’. Más bien, se requiere un enfoque de abajo hacia arriba, es decir, que parta de las personas”. Dado lo anterior, dice MJ, la corriente del BES critica el estudio del BEO por haber estado dominado durante siglos por tradiciones de imputación y presunción en la cual la palabra de los expertos define en qué consiste el BE, y con base en ello evalúa a las personas (es decir, es un enfoque de arriba hacia abajo). Según esta crítica, el enfoque de la presunción, reconoce que el BE es algo que experimentan las personas, pero en lugar de investigar lo que experimentan, parte de teorías sobre naturaleza y conducta humanas para derivar listados de atributos o factores que deberían estar muy relacionados con una vida más satisfactoria. Esto lleva, según Rojas, a varios errores, que MJ enumera.

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Portada del libro Bienestar en los países en desarrollo
Considerar que la felicidad y la satisfacción con la vida son conceptos familiares a las personas, y no constructos académicos, explica la baja proporción de no respuesta en las encuestas de BES. Aunque se puede preguntar directamente por grado de felicidad y satisfacción en la vida, varios autores destacan la importancia de preguntar también sobre diferentes dominios de la vida (Salvatore y Muñoz Sastre; Van Praag et al.; M. Rojas). Rojas obtuvo tres conclusiones sobre las relaciones de la satisfacción en los dominios de vida y el BES general: 1) todo aumento en la satisfacción de cualquier dominio de vida repercute en un aumento en el BES; 2) ningún dominio de vida es un determinante tal cual del BES, y 3) no todos los dominios de vida son igualmente importantes, destaca la del ámbito familiar. MJ cita a Rojas: “Los estudios han mostrado que el BE depende de factores tan diversos como las condiciones de crianza, la relación con amigos y parientes, la naturaleza de las actividades laborales, los rasgos de personalidad, la disponibilidad y uso del tiempo libre… la seguridad, la existencia de hijos y sus edades, la relación de pareja, los ingresos, el entorno macroeconómico, la distribución social del ingreso, la situación de empleo o desempleo, la salud, los valores, la posibilidad de participación en las decisiones políticas, entre otros”.

La idea de la multifactorialidad del BES data de tiempo atrás. Tarascio, al hacer una revisión del trabajo de Vilfredo Pareto (1848-1923), menciona el problema de la homogeneidad en la medición del bienestar. Por lo anterior es que, según la interpretación de Tarascio, Pareto decidió distinguir la utilidad cuya fuente es económica (ophemility), de la utilidad que se basa en cualquier fuente (utility). Pareto (y Tarascio) justifica(n) el estudio del BE desde la sociología justo por la relación de la utilidad (utility) con diversas fuentes. Frente a esta multifactorialidad del BE, la posibilidad de hacer comparaciones interpersonales de las respuestas individuales a las preguntas de BES, se convierte en un supuesto muy importante sobre el cual se basan los estudios de BES, y debido al cual argumentan sus defensores, tendrían ventaja sobre la investigación del BEO. (Ferrer-i-Carbonell y Ramos). La postura crítica de la corriente del BES ha encontrado también respuestas críticas desde la corriente del BEO, señala MJ. Las críticas de GyMcG y las de MJ al BES las examinaré en la próxima entrega.

julioboltvinik.org

jbolt@colmex.mx

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