En Miami y otras ciudades floridanas crece la preocupación sobre la cada vez más débil atención oficial a muchos niños.
Para dos periodistas de el Nuevo Herald, Mary Ellen y Carol Marbin, ello acontece luego que su juventud soportó un año “particularmente sangriento”.
Fue en tal escenario que se reveló la muerte, por negligencias o maltratos en los últimos seis años, de 447 infantes de la Florida.
Sacudidos por esto, quienes integran la Legislatura se comprometieron a transformar su sistema de ayuda a niños abandonados que sufren abusos, pero muchos lo dudan.
Uno de los agravantes radica en que numerosos padres y madres de aquellas victimas estaban desde hace años bajo inspección oficial.
Con la actividad parlamentaria de 2014 en sus finales, activistas pro-derechos infantiles acusan a los líderes legislativos de no cumplir su palabra.
La situación se va tornando tan inquietante, que el gobernador floridano, Rick Scott, propuso invertir 39 millones de dólares en la contratación de 400 nuevos investigadores sobre casos de abuso infantil.
Sin embargo, esos investigadores trabajan con una familia 60 días, o menos, y luego las que necesitan seguimiento son enviadas a “agencias privadas locales”.
¿En qué contexto general suceden estas calamidades infantiles en la Florida?
Lo ayudó a explicar este sábado un relevante columnista de el Nuevo Herald, Daniel Shoer Roth, con su artículo: “Olvidados por los políticos”..
Dice que los integrantes del Parlamento de la Florida se niegan a ampliar su programa KidCare, que subsidia gastos médicos de 17 000 menores procedentes de familias con bajos recursos.
El estado –prosigue- se ha blindado para evitar que más de un millón de floridanos de bajos ingresos, carentes de servicios de salud, puedan aspirar a una vida más digna.
Shoer Roth opina que muy poco efecto ha ejercido en el presupuesto la tragedia de casi 500 niños muertos por deficiencias de los servicios sociales de la Florida.
Además señala que, si primara el amor al prójimo, no serían necesarias exhortaciones para urgentes cambios que exige la protección y el bienestar de los chicos, vendrían de las autoridades.
En otro párrafo, el columnista del Herald subraya que los legisladores prosiguen con la “aniquilación sistemática” de las escuelas públicas de la Florida, perjudicando a los alumnos con menos recursos y convirtiendo a la educación en un negocio.
Por último el artículo sentencia que ya la Florida es el tercer estado que menos dinero invierte por alumno.
Sin dudas, el colega Daniel Shoer Roth acertó en el medio de la diana.
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