“Ultras” de Miami: Paranoia a plena luz
Escrito por Nicanor León Cotayo
Miembros del Destacamento Juvenil 55 aniversario durante la gala político-cultural de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) en el aniversario 55 de su creación, en la explanada frente al Museo de la Revolución, en La Habana, Cuba, el 28 de septiembre de 2015.AIN FOTO/Roberto MOREJÓN RODRÍGUEZ
Debido, en primer lugar, a la gradual normalización de los nexos entre Cuba y Estados Unidos.
Uno de sus periódicos, Diario las Américas, lo corroboró este lunes con un artículo abiertamente grotesco.
Bajo la firma de Iván García empezó lanzando una mentira tan evidente que disminuyó seriedad al resto de sus párrafos.
Según el rotativo, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) “instan a agredir verbal y físicamente a los disidentes”.
Luego fue tan lejos como valorar peor a esa organización social que lo sucedido durante el régimen de Adolfo Hitler en Alemania.
Ni siquiera la Alemania nazi, escribió, tenía estructurado un sistema vecinal de cooperación con los servicios de espionaje del Gobierno.
Probablemente que “lo más parecido sean las temibles Camisas Negras de Benito Mussolini”, un cuerpo paramilitar autor de numerosos episodios de violencia y agresión física o verbal en la Italia de los años 20 del siglo pasado.
Todo eso pareció contradecirse después al manifestar que Fidel Castro fundó una organización que lo mismo participa en una campaña de vacunación infantil contra la poliomielitis que en la recogida de materias primas.
Y admitió su extraordinaria masividad al escribir que, a partir de los 14 años de edad, vecinos de cada barrio ingresan en la agrupación.
Hace dos décadas, narraron, además de la vigilancia colectiva, hacían guardias nocturnas para proteger intereses sociales “y efectuaban “donaciones voluntarias de sangre”.
Vale puntualizar que esas actividades, dada la realidad circundante, se hacían hace 20 años y no han desaparecido.
Curioso que en la organización virtualmente igualada con huestes de Adolfo Hitler y Benito Mussoline sus integrantes hagan numerosas donaciones de sangre voluntarias para empleo social.
Si fuese necesario añadir un dato más, baste recordar que, según el artículo, sin una carta del CDR es imposible ascender en el extravagante tejido social cubano.
Pero también cuando afirmó que en el siglo XXI “es un ripio sin fuerzas ni para organizar fiestas entre vecinos tomando caldosa y bailando”.
¿Merece una respuesta eso último? No, a la vista de todos, ya la ofrecieron muy concurridas festividades por el 55 aniversario de esa organización social.
La ultraderecha de origen cubano de Miami es una fiera muy herida que exhibe su actual paranoia a plena luz.
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