Complot en marcha: El ombligo está en Washington
Escrito por Nicanor León Cotayo
Quizás lo más cínico de este capítulo sea que Dilma fue juzgada por un colectivo de senadores cuya mayoría tiene cuentas pendientes bajo cargos de corrupción.
Se había advertido que Estados Unidos intentaría ir asesinando las causas progresistas que hay en su antiguo “patio trasero”. Aquel plan hoy está en abierta ejecución, y a manera de credencial exhiben, sobre todo, los casos de Argentina y Brasil.
Junto a ello públicas señales conspirativas en Ecuador y Bolivia, nación esta última donde elementos fascistas llegaron a torturar y matar a un viceministro.
Por cierto, vale la pena detenerse en ese monstruoso caso, para revelar aún más hasta dónde llegan las fuerzas ultraderechistas que comanda Washington en el afán de recuperar su dominio en el área.
Se trata del doctor Rodolfo Illanes, quien era un abogado de 58 años de edad a cargo del Régimen Interior de Bolivia, secuestrado cuando trataba de establecer un diálogo con cooperativistas mineros que bloqueaban una carretera.
Un informe del fiscal general del país, Ramiro Guerrero, dice lo siguiente:
“Fue golpeado en todo el cuerpo, en el cráneo y las extremidades, se ha podido evidenciar la fractura de varias costillas y del tabique nasal”.
La autopsia demostró que lo torturaron durante seis o siete horas antes de ser asesinado por los mineros que lo secuestraron”.
Su cadáver fue encontrado en una carretera de la localidad de Pandero, situada a 180 kilómetros de La Paz.
El Fiscal General abrió un proceso judicial contra cinco cooperativistas.
Horas después, Washington utilizaba la mayoría que controla en el Senado de Brasil para imponer la salida de Dilma Rousseff de la presidencia.
Materializaron así, el golpe parlamentario fraguado como eslabón de su conspiración regional, en este caso dirigida hacia una pieza clave para sus objetivos.
Quizás lo más cínico de este capítulo sea que Dilma fue juzgada por un colectivo de senadores cuya mayoría tiene cuentas pendientes bajo cargos de corrupción.
Se le valora ya como una de las puñaladas más sucias y alevosas que recuerde la historia de Brasil.
Ella había cometido el “pecado” de asomarles investigaciones por tal felonía, algo que, entre otras cosas, se afanaron en evitar a cualquier costo.
De esta manera, quien llegó a la jefatura del Estado con unos 54 millones de votos, fue victima del zarpazo que le lanzaron 60 senadores plegados a Washington.
Pero fue tan grotesco el espectáculo que no pudo llegar a inhabilitarla para desempeñar cargos públicos.
De ahí sus palabras finales al abandonar el local, cuando recordó que ha sido victima de dos golpes de Estado.
Primero en su juventud como gallarda combatiente clandestina, presa y torturada, y ahora bajo otro régimen pro-estadounidense que le arrebata su alta investidura.
De ahí su histórica despedida, avalada por quienes ya comenzaban a manifestarse en las calles:
“No les digo adiós, mejor hasta pronto”.
Todo en momentos que la ofensiva subversiva de Washington se intensifica contra la Venezuela de los enormes recursos petroleros.
Todos los medios del Norte se encuentran activados para tratar de asestar un golpe mortal a esta decisiva nación suramericana.
Pero este jueves, la trascendental concentración de las fuerzas chavistas, cuando la ultraderecha había proclamado, soberbia y aturdida, su “Toma de Caracas”, envía un mensaje muy difícil de ignorar ni por los más recalcitrantes sabuesos de Washington.
Y es que el discurso del presidente, Nicolás Maduro, en el que reiteró con una firmeza impresionante la disposición de resistir y vencer, corrobora que Venezuela fue, es y será un hueso imposible de roer.
Máxime cuando se abre paso cada vez más una certeza, el ombligo del actual complot radica en Washington.
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