viernes, 8 de mayo de 2015


Hora de Moscú                     

Hora de Moscú          
Este sábado 9 de mayo se cumplen 70 años de la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi. Eran las 0:45, hora de Moscú, de ese histórico día cuando capituló definitivamente el alto mando germano ante la delegación soviética presidida por el mariscal Georgui Zhúkov. Hora de Moscú, la capital de la URSS, y no la hora de Berlín, de Londres y menos de Washington.                                                                            
El dato no sólo es histórico, sino también simbólico. La hora de la capitulación absoluta y definitiva del ejército alemán ante el Ejército Rojo fue fijada según el horario de la capital de la nación vencedora: 0 horas con cuarenta y cinco minutos del 9 de mayo de 1945.
Es cierto que la derrota de los nazis se fraguó mucho antes de ese 9 de mayo glorioso. Esas fechas clave son todas de 1941, año del inicio de la Operación Barbarroja, nombre críptico de la invasión de la URSS. En 1941 fue frenada la llamada Guerra Relámpago del ejército alemán a las afueras de Moscú, Leningrado y Stalingrado.
La Guerra Relámpago se convirtió en guerra de posiciones. Y de la ofensiva, que sólo duró tres meses (de junio a septiembre de 1941), la maquinaria bélica nazi pasó a la defensiva. Al ser detenida la Guerra Relámpago, quintaesencia de la doctrina militar nazi, el poderío bélico alemán sufrió un colapso definitivo del que ya no pudo recuperarse y que culminó casi cuatro años más tarde, a las 0:45, hora de Moscú, de aquel 9 de mayo de 1945.
También es cierto que con el suicidio de Adolfo Hitler el 30 de abril de ese mismo año quedó descabezado el régimen nazi. Pero Hitler había designado un gobierno sustituto que se encargaría de la rendición. También en eso, sin embargo, falló el cálculo hitleriano. El comandante José Stalin, no aceptó la capitulación del gobierno alemán y exigió y consiguió a cambio la rendición de la Wehrmacht, es decir, del ejército teutón. El dato, nuevamente, tiene no sólo valor histórico, sino también simbólico. La rendición del ejército nazi subraya el carácter militar de la derrota militar. La índole militar de la victoria militar.
Y en el plano de las fechas y los datos estrictamente históricos conviene recordar estos dos momentos: como ya quedó anotado, la invasión de la Unión Soviética comenzó el 22 de junio de 1941, y tres años más tarde, el 6 de junio de 1944, comenzó el desembarco de estadounidenses, británicos y canadienses en Normandía. Tres largos años en que el peso de la guerra fue soportado exclusivamente por la Unión Soviética.
La simple constatación de las fechas de inicio de ambos hechos históricos da cuenta con inmensa claridad de la patraña seudohistórica que pretende dividir por partes iguales entre EU e Inglaterra, las potencias occidentales, y la Unión Soviética los créditos de la derrota nazi.
Tres años menos 16 días tardaron EU e Inglaterra en empezar las hostilidades contra los nazis. ¿Cuál fue la razón de esta demora? Si Alemania era el enemigo de los aliados, entre los que se contaba, desde luego, la Unión Soviética, por qué no hacerle la guerra al peligroso enemigo común desde, al menos, 1941.
¿Era la idea esperar la destrucción de la URSS por los nazis y buscar después una negociación mutuamente beneficiosa entre el imperialismo anglo-yanqui y el pujante y aparentemente invencible imperialismo nazi? Puede ser. Pero lo constatable es que Stalin echó por tierra la primera premisa del silogismo aquel 9 de mayo de 1945.

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