"Dejen de matarnos"
Escrito por David Brooks/La Jornada
“Dejen de matarnos”, dice una pancarta en Charlotte portada por un joven afroestadunidense entre coros de “manos arriba, no disparen” y “las vidas negras valen”, gritos que retumban alrededor del país.
“Dejen de matarnos”, dice una pancarta en Charlotte portada por un joven afroestadunidense entre coros de “manos arriba, no disparen” y “las vidas negras valen”, gritos que retumban alrededor del país durante los últimos dos años al denunciar la repetición de escenas donde policías disparan y matan a afroestadunidenses mientras los políticos ruegan por “calma”.
Charlotte, Carolina del Norte, permanece por segunda noche bajo estado de emergencia después de tres noches de ira y enfrentamientos entre afroestadunidenses y las autoridades luego de la muerte de Keith Lamont Scott, el pasado martes. En Tulsa, Oklahoma las autoridades, después de intentar justificar la muerte de Terence Crutcher, el viernes pasado, un afroestadunidense desarmado y con las manos, anunciaron este jueves una acusación de homicidio involuntario contra la mujer policía que lo mató.
El gobernador de Carolina del Norte, Pat McCrory, declaró el estado de emergencia después de dos noches sucesivas de amotinamientos, enfrentamientos entre policías y manifestantes y actos violentos al centro de la ciudad más grande del estado, dejando entre las nubes de gas lacrimógeno y ventanales destruidos a un herido en estado crítico quien falleció la noche de este jueves, y por lo menos 9 civiles y 4 policías heridos, además de casi 50 arrestos.
En la noche, la policía ocupa el centro, ahora respaldada por la Guardia Nacional y varios negocios cerraron puertas; varias empresas sugirieron a sus empleados a no venir a trabajar en el centro durante este día. La viuda de Scott difundió una declaración solicitando solo expresiones pacíficas de protesta por manifestantes en su ciudad por su esposo y padre de siete hijos.
La procuradora general de Estados Unidos, la afroestadunidense Loretta Lynch, también llamó por mayor “calma” recordando que “la violencia sólo genera más violencia”.
Los candidatos presidenciales abordaron el asunto, con el republicano Donald Trump comentando, sin ninguna prueba como es su costumbre, en un acto de campaña que las drogas tenían que ver con la violencia en las comunidades negras: “si no están enterados, las drogas son un factor muy muy grande en lo que estamos viendo en la televisión”, e insinuó que Obama tiene en parte la culpa por “un país herido”. La receta de Trump ante la “violencia” es ampliar las medidas policiacas para “detener y esculcar” a todo sospechoso.
La demócrata Hillary Clinton reiteró su mensaje del miércoles de que estos incidentes de fuerza mortal por policías contra afroestadunidenses son “inaguantables y necesitan volverse intolerable”. Subrayó que hay mayor seguridad pública “cuando las comunidades respetan a la policía y la policía respeta a las comunidades”.
Pero todo esto se ha repetido de manera constante en este país. Desde el caso donde el adolescente Michael Brown fue asesinado en 2014 por un policía blanco en Ferguson, Missouri, el tema de la violencia armada contra afroestadunidenses ha estado al centro del debate nacional gracias al surgimiento de un nuevo movimiento de derechos civiles conocido como “Black Lives Matter” (las vidas negras valen).
Las demandas se han ampliado más allá de sólo protestar la violencia policiaca y la impunidad oficial para exigir una profunda reforma del sistema de justicia en Estados Unidos.
Las fuerzas policiacas de Estados Unidos han disparado y matado a por lo menos 707 personas en lo que va de este año (en el 2015 la cifra total llego a casi mil), según el conteo mantenido por el Washington Post.
Entre estas cifras, los más recientes incluyen Tyre King, un niño de 13 años de edad, que aparentemente tenía una pistola de juguete cuando policías respondiendo a un reporte de un asalto armado dispararon múltiples veces contra el en la noche del 14 de septiembre, en Columbus, Ohio. Otros incidentes mortales se registraron recientemente en Baton Rouge, Luisiana y Falcon Heights, Minnesota.
Aunque es cierto que en términos numéricos la policía mata a más civiles blancos que a afroestadunidenses, en términos ajustados por población, los afroestadunidenses tienen una probabilidad 2.5 veces más grande de ser baleados y asesinados por la policía.
La ira generalizada por estos incidentes, y la aparente impotencia política para evitarlos o reducir su frecuencia siguen nutriendo protestas por todo el país. Junto con el descentralizado movimiento Black Lives Matter encabezado por jóvenes, estrellas del mundo de espectáculos - tal como Beyonce - y del deporte, continúan logrando que este tema permanezca al centro del debate nacional.
Colin Kaepernick, mariscal del equipo profesional de futbol americano de San Francisco empezó, a mediados de agosto, a hincarse al inicio de cada partido ante la tradicional tocada del himno nacional como expresión de protesta. Afirmó que “no me voy a poner de pie y demostrar orgullo en una bandera de un país que oprime a personas negras y personas de color”, agregando que “hay cuerpos en las calles” mientras que policías no son enjuiciados por asesinarlos.
Poco después, el jugador explicó que “lo hago porque veo cosas ocurriendo a gente que no tienen voz…. estoy en una posición donde yo puedo hacer eso y lo haré para aquellos que no pueden”.
El acto detonó denuncias y hasta amenazas de muerte contra el jugador, gremios policiacos amenazaron con no otorgar protección al equipo y varios atletas y políticos acusaron que era un acto antipatriótico. Pero poco a poco, otros jugadores en su equipo y de otros equipos de la liga profesional de futbol empezaron a hincarse y algunos a levantar un puño.
La estrella de futbol soccer femenil Megan Rapinoe, una rubia, empezó a hincarse también en solidaridad, afirmando que “es importante tener a gente blanca apoyar a la gente de color en esto”. Hoy día, jugadores y hasta equipos enteros en universidad y preparatorias están haciendo lo mismo. Incluso, todas las cheerleaders del equipo de futbol de la Universidad de Howard se hincaron el pasado sábado, e integrantes de la banda musical de una preparatoria lo hicieron mientras tocaban el himno.
Superestrellas de basquetbol profesional como LeBron James y Dwayne Wade entre otros, ya habían expresado su protesta contra la violencia policiaca y la impunidad oficial hace meses.
Otra pancarta en Charlotte, con el mismo lema que ha aparecido en otras protestas alrededor del país durante los último dos años, casi siempre portada por un joven afroestadunidense, solo dice “¿Seré el próximo?”
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