jueves, 7 de mayo de 2015


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Galeano, el maestro que enseñó a Vivir bien

story by:
teleSUR
Apasionado del fútbol, defensor de la igualdad y vehemente creedor de la justicia; el insigne escritor uruguayo dejó en alto las letras latinoamericanas enseñándole a todos las venas abiertas de este continente.

es tiempo de vivir sin miedos

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Eduardo Galeano dejó atrás el miedo a vivir y soñó con un mundo más inclusivo, justo y solidario.  Crítico de un sistema que nos ata a vivir para trabajar y no a trabajar para vivir, este insigne latinoamericano deja detrás de sí un enorme legado literario y de ejemplo, de ejemplo de una vida sencilla y plena, en la que la utopía, lo hizo recorrer toda la América Latina en búsqueda de un mundo en el que quepamos todos y en el que respetemos a la Madre Tierra.
Este es el homenaje que teleSUR le brinda a Galeano, quien desapareció físicamente, pero se quedó arraigado en espíritu e ideas.
El miedo amenaza
Si usted ama, tendrá Sida
Si fuma, tendrá cáncer
Si respira, tendrá contaminación
Si bebe, tendrá accidentes
Si come, tendrá colesterol
Si habla, tendrá desempleo
Si camina, tendrá violencia
Si piensa, tendrá angustia
Si duda, tendrá locura
Si siente, tendrá soledad
Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.
Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.
Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
Los automovilistas tienen miedo de caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados.
La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.
Los civiles tienen miedo a los militares, los militares tienen miedo a la falta de armas.
Las armas tienen miedo a la falta de guerras.
Es el tiempo del miedo.
Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Miedo a los ladrones, miedo a la policía, miedo a las puertas sin cerraduras, al tiempo sin relojes, al niño sin televisión.
Miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al día sin pastillas para despertar.

los niños, los grandes poetas

Galeano siempre tuvo un pensamiento muy elevado acerca de los niños.  Para él, los niños significaban lo que ya no eran los adultos.  Los niños eran a sus ojos: honestos, puros, soñadores, sencillos y, por encima de todo, felizmente paganos.
La capacidad de belleza, la capacidad de hermosura, de la gente más simple, a veces de la gente sencilla, que tiene una insólita capacidad de hermosura ... 
La que tienen los niños, lo que pasa es que después los adultos nos ocupamos en convertirlos en nosotros y ahí les arruinamos la vida, pero, hay que ver lo que es un niño, son todos paganos... 
Me crucé con una nenita, chiquita, que debía tener dos años no más, no más que dos, que venía brincando en sentido contrario, y ella venía saludando al pasto, a las plantitas: "buen día pastito", decía, "buen día, pastito", le decía... Osea a esa edad somos todos paganos, y a esa edad somos todos poetas, después el mundo se ocupa de achicarnos el alma... 
Los niños son los que más sufren la contradicción entre una cultura que manda a consumir y una realidad que lo prohíbe... 

un mundo para todos, la utopía de galeano

Esta frase que se hizo tan conocida, en realidad está basada en la respuesta del cineasta Fernando Birrien una charla que dieron juntos en Cartagena de Indias, Colombia, y como respuesta a la pregunta de uno de los asistentes: ¿para qué sirve la utopía?.  Así lo recordaba Galeano:
¿Para qué sirve la utopía? (...) fíjense ustedes que la utopía está en el horizonte y si está en el horizonte yo nunca la voy a alcanzar, porque si camino diez pasos la utopía se va a alejar diez pasos, si camino veinte pasos, la utopía se va a colocar veinte pasos más allá, osea que yo sé, que jamás, nunca, la alcanzaré... ¿para qué sirve?, para eso, para caminar...  


¿Qué tal si deliramos por un ratito?.  ¿Qué tal si clavamos los ojos, más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible?.  El aire estará limpio de todo venenos que no provenga de los miedos humanos y de las humanas pasiones ... La gente no será comprada por el supermercado, ni mirada por el televisor...En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo...nadie vivirá para trabajar, pero todos trabajaremos para vivir... los economistas no llamarán nivel de vida, al nivel de consumo ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas...
En esta manía a veces inexplicable de pelear por un mundo que se a la casa de todos, y no la casa poquitos y el infierno de la mayoría...  

de la madre tierra, el petróleo y otras riquezas

Los inmensos recursos naturales de África, Medio Oriente y Latinoamérica, la guerra por el petróleo y el coltán, la guerra por el agua...Galeano siempre desnudó las verdaderas razones de las grandes potencias, las que durante siglos han matado a miles de millones de seres humanos que han sido torturados, humillados, diezmados, mutilados, en guerras abiertas o no, por un único propósito: el poder.
En 1938, estalló la gran noticia: la Standard Oil Company había descubierto un mar de petróleo bajo los inmensos arenales de Arabia Saudita.
Actualmente, éste es el país que fabrica a los terroristas más famosos y el que más viola los derechos humanos; pero las potencias occidentales, que tanto invocan el peligro árabe para sembrar pánicos o arrojar bombas, se llevan de lo más bien con este reino de cinco mil príncipes. ¿Será porque también es el que más petróleo vende y el que más armas compra?
No menos de tres millones de civiles murieron en el Congo a lo largo de la guerra de cuatro años que está en suspenso desde fines de 2002.  Murieron por el coltán, pero ni ellos lo sabían. El coltán es un mineral raro, y su raro nombre designa la mezcla de dos raros minerales llamados columbita y tantalita. Poco o nada valía el coltán, hasta que se descubrió que era imprescindible para la fabricación de teléfonos celulares, naves espaciales, computadoras y misiles; y entonces pasó a ser más caro que el oro.


Los africanos llaman al petróleo "mierda del Diablo".


¿Y la obsesión contra Chávez? ¿Nada tiene que ver con el petróleo de Venezuela esta frenética campaña que amenaza matar, en nombre de la democracia, al dictador que ha ganado nueve elecciones limpias? ...Y los continuos gritos de alarma por el peligro nuclear iraní, ¿nada tienen que ver con el hecho de que Irán contenga una de las reservas de gas más ricas del mundo? Y si no, ¿cómo se explica eso del peligro nuclear? ¿Fue Irán el país que descargó las bombas nucleares sobre la población civil de Hiroshima y Nagasaki?
El mundo está sediento. Los venenos químicos pudren los ríos y las sequías los exterminan, la sociedad de consumo consume cada vez más agua, el agua es cada vez menos potable y cada vez más escasa. Todos lo dicen, todos lo saben: las guerras del petróleo serán, mañana, guerras del agua.

mujeres

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La visión de Galeano sobre las mujeres, va mucho más allá de los tradicionalismos religiosos y culturales que nos han impuesto a lo largo de los siglos...
Este poeta describe con verdadera pasión a la mujer como protagonista y forjadora de la Humanidad y no como un personaje en las sombras, resignada a su papel de madre y esposa y con la cabeza gacha. 


Saben coser, saben bordar, saben sufrir y cocinar... hijas obedientes, madres abnegadas, esposas resignadas 
Ecos de voces masculinas, sombras de otros cuerpos 
Desde el año 1234 la religión Católica prohibió que las mujeres cantaran en las iglesias... Impuras por naturaleza, ensuciaban la música sagrada, que sólo podía ser entonada por niños varones o por hombres castrados... Esta pena de silencia rigió durante siete siglos, hasta que en el siglo 20, las mujeres pudieron cantar en las iglesias, solas o en coros.
ldegarda decía, y sabía lo que decía, que la sangre de veras sucia, no es la sangre de la menstruación, sino la sangre de las guerras 

galeano, padre

Una de las facetas menos conocidas de Eduardo Hughes Galeano es la de padre... Un hombre totalmente entregado a las letras, al periodismo, a la defensa de América Latina y al rescate de su memoria, tuvo tres hijos: Verónica, Claudio y Florencia...
Un corto escrito, de sólo siete párrafos, resumía sus sentimientos, de como un confeso ateo, le pide al Dios en el que no cree, absorver el dolor que la vida le tiene preparado a su pequeña Florencia.



Hace once años, en Montevideo, yo estaba esperando a Florencia en la puerta de la casa. Ella era muy chica; caminaba como un osito. Yo la veía poco. Me quedaba en el diario hasta cualquier hora y por las mañanas trabajaba en la Universidad. Poco sabía de ella. La besaba dormida, a veces le llevaba chocolatines o juguetes.

La madre no estaba aquella tarde, y yo esperaba en la puerta de la casa el ómnibus que traía a Florencia de la jardinería.

Llegó muy triste. No hablaba. En el ascensor hacía pucheros. Después dejó que la leche se enfriara en el tazón. Miraba el piso.

La senté en mis rodillas y le pedí que me contara. Ella negó con la cabeza. La acaricié, la besé en la frente. Se le escapó alguna lágrima. Con el pañuelo le sequé la cara y la soné. Entonces volví a pedirle:

- Andá, decime.

Me contó que su mejor amiga le había dicho que no la quería
Lloramos juntos, no sé cuánto tiempo, abrazados los dos, ahí en la silla.
Yo sentía las lastimaduras que Florencia iba a sufrir a lo largo de los años y hubiera querido que Dios existiera y no fuera sordo, para poder rogarle que me diera todo el dolor que le tenía reservado.

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