En la morgue los policías se burlaban;
los agarraron como pajaritos
Fue masacre en Tanhuato; la saña y que nadie traía zapatos, pruebas: familiares
Afp y Ap
Periódico La Jornada
Lunes 25 de mayo de 2015
Lunes 25 de mayo de 2015
Morelia, Mich.
masacre.
Eso no fue un enfrentamiento, fue una masacre, dijo Víctor, hermano de Luis Alberto, uno de los 42 civiles abatidos el viernes en un operativo de las fuerzas federales en un rancho de Tanhuato, fronterizo con el estado de Jalisco, y en el que murió un policía federal.
Las declaraciones de los familiares se dieron a las afueras de las instalaciones del Servicio Médico Forense, donde recibieron o identificaron los cadáveres de sus familiares. Uno había perdido un ojo, otro tenía golpes en el rostro, uno más con los dientes sumidos por el impacto de un objeto, y otro más tenía un tiro por arriba de la cabeza.
Erika Eunice, hermana de uno de los abatidos, aseguró que cuando estaba dando su declaración para solicitar el cuerpo de su hermano,
agentes de la Policía Federal, a espalda mía, se estaban burlando, estaban diciendo que los agarraron como pajaritos en su nido.
Para esta chica procedente, como muchos de los fallecidos, de Ocotlán, Jalisco, las armas que aparecen en las fotografías difundidas en la prensa
están sembradas. Dijo que a su hermano lo reconoció en una foto de un noticiario en la que se ve que
nadie traía zapatos, él tampoco. Muchos estaban en pura ropa interior, hay muchos indicios de que a todos los habrían agarrado así, en una masacre.
Otros familiares, quienes pidieron el anonimato ante el temor de represalias, dijeron que varios de ellos venían de Ocotlán. Una señora de mediana edad que buscaba a su hermano dijo que un grupo de al menos 25 personas salió una semana antes de esa localidad de Jalisco para trabajar en un rancho de Michoacán.
Comentó que su hermano –a quien tampoco identificó– estaba en ese grupo, pero que no lo reconoció en las fotografías que las autoridades les mostraron a los familiares. Dijo que le notificaron que de las 42 víctimas había seis cuerpos
quemadosy que ella estaba en espera de que le tomaran muestras de ADN para ver si alguno de los cadáveres coincidía.
Juan Enrique Romero Caudillo, de 34 años, era uno de los hombres que fue al rancho. Uno de sus familiares, que pidió no ser identificado por temor a represalias, dijo que trabajaba como
chatarrero, vendiendo desperdicios metálicos.
Dijo que había conseguido una chamba para dar mantenimiento a un rancho, comentó uno de los familiares, quien no cree que su pariente fuera miembro de un grupo criminal. Además, dijo que luego de haber visto parte del cuerpo en la morgue y las fotografías que han circulado en medios y redes sociales piensa que
fue una masacre.
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