MONTEVIDEO (Sputnik) — Una de las espías más importantes de la historia soviética vivió en Uruguay en las décadas del 50 y del 60, y convirtió a este pequeño país en centro neurálgico sudamericano del KGB en los primeros años de la Guerra Fría; su nombre clave era Patria, comentó a Sputnik Nóvosti el escritor Raúl Vallarino.
"Fue la más importante espía de habla hispana del KGB (la agencia de inteligencia soviética) por todo lo que hizo, por todo lo que trabajó en servicios en el exterior y después como instructora de espías", explica Vallarino.
La jerarquía de Patria, nombre clave de la española África de Las Heras, nacida en 1909, se mide en las más de 10 medallas que recibió durante sus años como agente, incluida la Orden de Lenin, la segunda condecoración más importante de la Unión Soviética.
"Los reconocimientos que se le han dado no son en vano", aseguró Vallarino, escritor y periodista uruguayo.
El libro "Mi nombre es Patria", editado en 2006 y reeditado este año con nueva documentación y entrevistas a espías soviéticos retirados, se centra principalmente en la estancia de Patria en Uruguay.
MI NOMBRE ES PATRIA de Raul Vallarino, publicado el año 2008, la vida de una espía española en el KGB...
Centro de operaciones
Cuando la agente del KGB (Comité para la Seguridad del Estado, por sus siglas en ruso) arribó en la década del 50, este país se caracterizaba por un apacible estilo de vida, una robustez democrática y un bienestar económico que lo ubicaban por encima de sus vecinos.
"Es una historia maravillosa que no parece que hubiera ocurrido en Uruguay", cuenta Vallarino en referencia a que Montevideo era quizás el lugar menos pensado para asentar a un espía.
"Son cosas que te suenan absurdas, porque decís "¿qué podría pasar en Uruguay que les sirviera (a los soviéticos)?", se cuestiona el autor, que ofrece una respuesta en su libro.
Uruguay, y en especial su capital, Montevideo, eran el entorno más propicio para labores de espionaje y contraespionaje por varios motivos. Entre ellos que la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) también tenía oficinas en el país.
"No era simplemente la tranquilidad que podía tener Uruguay, no nos olvidemos que la CIA estaba perfectamente instalada en el país, era casi legal", advierte Vallarino.
La esposa del escritor
Después de ser reclutada y entrenada en la Unión Soviética, uno de sus primeros destinos fue México, donde como secretaria del exiliado líder comunista León Trotski, ayudó a urdir los planes para su asesinato, ordenado por Iósif Stalin.
El 21 de agosto de 1940, quien fuera el primer presidente del Soviet Militar Revolucionario en 1918, fue asesinado por el agente español Ramón Mercader, quien contó con el apoyo de Patria.
Vallarino asegura que Patria "tuvo una participación indirecta" en ese asesinato.
Luego de la Segunda Guerra Mundial en la que cumplió varias misiones, África de las Heras se instaló en París, haciéndose llamar María Luisa de las Heras y pasando por refugiada del régimen franquista. Allí conoció al escritor y pianista uruguayo Felisberto Hernández.
Ferviente anticomunista y con extensos vínculos en la sociedad uruguaya, Hernández era el candidato perfecto para los planes de Moscú: crear una pantalla lo suficientemente veraz para instalar un espía en Montevideo.
"Uruguay era el país fachada. El casamiento con Felisberto fue un pretexto para poder radicarse", señala Vallarino.
La pareja estuvo casada apenas tres años.
Ya instalada en Montevideo, donde trabajaba como modista, Patria creó un indescifrable sistema de comunicación con Moscú, impenetrable para la inteligencia extranjera, y comenzó a operar para toda la región.
"La central para América del KGB estaba en Uruguay. Todo espía que venía para instalarse en alguna región de América, en cualquier país, tenía que pasar primero por acá a recibir instrucciones, que las daba ella", asegura el autor.
A fines de la década del 60 regresó a Moscú y unos años después dejó el espionaje y se dedicó a entrenar a futuros agentes que iban a ser enviados a países de habla hispana.
Pasaron más de 20 años para que en Uruguay alguien descubriera que María Luisa de las Heras, aquella joven que decía no tener ningún interés en la política, al punto de no saber el nombre del presidente de la República, había sido una espía rusa y, más aún, que había hecho su trabajo frente a sus propias narices.
Quienes más la trataron, no pueden hasta el día de hoy, dar crédito a esa revelación.
"Era una mujer que te podía encantar", sostiene Vallarino.
África de las Heras falleció el 8 de marzo de 1988, a los 78 años y enterrada con honores militares en un cementerio de Moscú.
En su lápida, junto a su nombre, aparece la palabra Patria.
Había nacido en España, donde durante la Guerra Civil fue captada por los servicios de inteligencia soviéticos. Desde entonces dedicó su vida a la Unión Soviética.
"En una de sus cartas, que se pueden ver en el Museo del KGB en Moscú, ella dice 'mi patria es la Unión Soviética'", concluye Vallarino.
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