Estados Unidos: ¿Y si gana Trump?
Escrito por Nicanor León Cotayo
Un periodista de Miami, Jorge Ramos Avalos, escribió este martes un interesante artículo bajo el titulo: “Un verano de odio en Estados Unidos”.
Publicado en el Nuevo Herald lo inicia advirtiendo que luego de las convenciones nacionales demócrata y republicana se crisparán aún más las divisiones en ese país.
De acuerdo a Ramos Avalos, lo que antes solo se mencionaba en la intimidad del dormitorio o la cocina, ahora se escucha en la televisión y se lee en las redes sociales.
Pero además, puntualiza con tono irónico, “se grita en las campañas por la presidencia”.
En ese contexto agrega que también lo amplificarán en las convenciones de los dos partidos y entraremos al caluroso agosto con un país totalmente dividido.
Ramos Avalos opina que el principal factor de odio en Estados Unidos tiene nombre y apellido: Donald Trump.
Recuerda, él transformó prejuicios raciales nunca pronunciados en público en el mensaje central de su lucha por la Casa Blanca.
Acusó a inmigrantes mejicanos de criminales y violadores, así como propuso cerrar la entrada a millones de musulmanes.
Nunca en mi vida, confiesa el articulista, había oído hablar así a un político estadounidense.
Pero, advierte preocupado, muchos de sus seguidores creen que si un candidato insulta y arremete, ellos también pueden hacerlo.
¿Saldo de lo escrito? Que denota un ambiente inquietante donde los ataques, la vulgaridad y el racismo se han vuelto norma.
Pero Trump, como es de suponer, no es el único y más profundo factor del odio que se extiende por Estados Unidos.
El asesinato de dos hombres negros, ahora en Minnesota y Luisiana, a manos de policías blancos, demuestra –una vez más- quienes son las principales victimas de ese cuerpo represivo.
Según académicos, lo nuevo está en que, por primera vez, observamos cómo opera el odio racial.
En St. Paul, estado de Minnesota, la policía acribilló a balazos al afroamericano Philando Castile.
¿Su delito? Una infracción del tránsito, pero esta vez el asesinato fue reflejado en un video que hizo su novia y transmitió a través de Facebook Live.
Debido a ello miles de personas pudieron ver en vivo cómo fallecía Castile luego de ser detenido por la infracción antes mencionada.
Paralelamente surgió el caso de Alton Sterling, un afroamericano que cometió una infracción del tránsito, razón por la que dos policías lo detuvieron y lanzaron contra el suelo.
La novia de Sterling filmó ese momento en su celular y luego cuando uno de los uniformados le disparó al pecho y lo mató.
Minutos después, informó la televisión local, un charco de sangre rodeó el cuerpo inerte de la víctima.
Esa misma fuente recordó que el odio racial también puede tener lugar contra blancos, al estilo de lo que sucedió tras la reciente muerte de cinco policías en la ciudad de Dallas.
Varios órganos de prensa manifestaron su inquietud ante cifras que muestran a una gran potencia “que se está quedando sin comunicación entre las autoridades y la ciudadanía”.
The New York Times auspició una encuesta donde se reveló que el 69 por ciento de los estadounidenses consultados cree que los nexos raciales están en “su peor momento desde 1992”.
Ante esa cruda realidad, y la constante muerte de afroamericanos a manos de policías blancos, el presidente Barack Obama declaró:
“Veremos más tensión entre la policía y las comunidades este mes, y el próximo mes, y el próximo año, y por mucho tiempo más”.
Y alertó que este verano de odio se va a extender hasta las elecciones del martes ocho de noviembre.
¿Y si ese día ganara Trump? Se preguntan muchos estadounidenses, carentes aún de una respuesta serena y sabia.
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