jueves, 7 de julio de 2016

Astillero
 AMLO, Osorio y Margarita
 Precandidatos adelantados
 ¿Cambio en la SG?
 Dialogar sobre modelo educativo
Julio Hernández López

Si las principales candidaturas presidenciales de 2018 fueran definidas mediante el entreveramiento de datos que hoy ofrecen casas encuestadoras y algunos medios de comunicación, los abanderados serían el priísta Miguel Ángel Osorio Chong y la panista Margarita Zavala Gómez del Campo, además del único virtualmente seguro, que es Andrés Manuel López Obrador por Morena.

Resulta extraña la decantación, acelerada a lo largo del presente año, en favor del actual secretario de Gobernación y la esposa del ocupante de Los Pinos en el sexenio recién pasado. Conforme a los usos y costumbres del sistema político mexicano, pareciera haber línea superior para centrar en esos dos aspirantes los datos de estudios de opinión absolutamente manipulables (no hay ni una sola forma confiable de validación externa de los resultados que arrojan las firmas de demoscopía, que suelen tramitar sus conclusiones conforme al interés y necesidades de los clientes en turno).

Osorio Chong es hoy la última línea de contención política de la administración peñista ante el conflicto magisterial y social que se vive en varios estados del país, ahora con expresiones renovadas en la Ciudad de México. Ya con tarjeta amarilla y en peligro de expulsión el lateral derecho Aurelio Nuño, sólo ha quedado el recurso del defensa central apostado en Bucareli. Por lo pronto, el ex gobernador de Hidalgo lo que busca ganar son días, semanas. Por eso amaga con versiones de que se ha agotado el tiempo, las que luego ha cambiado por interpretaciones más benévolas, o cancela y reanuda las mesas de diálogo con un calendario en la mano: el de la posibilidad de cambios en el gabinete federal que podrían darse poco antes o después del cuarto informe de labores que rendirá Enrique Peña Nieto en septiembre próximo.

Entre las múltiples especulaciones del caso, se habla de la posibilidad de que Osorio Chong deje Gobernación y pase a presidir el PRI de cara a las elecciones presidenciales, en lo que, de darse, parecería un destape adelantado que pondría al beneficiario al frente de su propia maquinaria partidista. No saltan a la vista personajes del partido de tres colores que se pudieran sublevar ante una maniobra tan cruda: Luis Videgaray, José Antonio Meade y Aurelio Nuño carecen de fuerza política propia y su viabilidad depende del dedo que los nombró secretarios. Y siempre estará latente la posibilidad de que su jefe, el habitante de Los Pinos, esté sacrificando a Osorio Chong, dándole tanta ventaja envenenada, para finalmente optar por una figura menos expuesta y evidente, que a esas alturas podría ser Luis o Pepe. Sólo quedaría Manlio Fabio Beltrones Rivera, quien dejó recientemente la dirección priísta y según eso exploraría las posibilidades de ser un precandidato no alineado a los planes peñistas, aunque ahora, como en otros momentos críticos de su carrera política, el sonorense tiene que sopesar su grado de vulnerabilidad ante supremas reacciones de enojo.

De un plumazo, Zavala Gómez del Campo ha sido colocada por las encuestadoras coincidentes como puntera en la contienda panista. Tan singular cosecha no tiene una explicación secuencial y lógica, pues la esposa de Felipe Calderón no ha hecho nada sorprendente ni espectacular. En realidad, su discurso ha sido plano y a sus presentaciones públicas les falta profundidad, entrampada siempre en tratar de resolver las complicaciones del fantasma conyugal que le acompaña. No ha sido ella, hasta ahora, ni parece que lo vaya a ser, atada como está a la figura, la política y el saldo negativo de su marido, al que ha etiquetado como su fortaleza. El gran ganador formal de las elecciones del mes pasado, Ricardo Anaya, es el principal contrincante interno (no desdeñable) de la señora Zavala.

En Morena no hay ni siquiera algún aleteo deseoso de contender por la candidatura presidencial prácticamente asignada a López Obrador. La única variable eventualmente fuera de control corresponde al ámbito de la salud, tomando en cuenta que el tabasqueño tuvo un infarto al miocardio en diciembre de 2013, justamente en el tramo final del proceso legislativo que aprobó la reforma energética. La apuesta estratégica de Morena ha sido puesta en el tapete de la ruleta 2018: la tercera es la vencida. Los procesos electorales del año pasado y el presente se han cumplido con el propósito no exactamente de ganar las gubernaturas en contienda, sino de acumular fuerzas y multiplicar la intención de voto para la batalla presidencial.

Por otra parte: en un artificioso golpe nocturno, el secretario de Gobernación hizo correr la expectativa de que podrían estarse abriendo las puertas a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación para una discusión a fondo de la reforma educativa. Ante reporteros, Miguel Ángel Osorio Chong dio cuenta de la breve reanudación de algo que en realidad no fue un diálogo sino un intercambio de posturas por escrito. Pero Bucareli promovió dicho encuentro procesal como una prueba de que se ha reducido la tensión y de que, remitiendo a los profesores en protesta a las oficinas de la Secretaría de Educación Pública, se puede entablar un diálogo acerca del modelo educativo. En realidad, Gobernación solamente está utilizando el fraseo de un artículo transitorio de la Ley General de Educación que establece que las autoridades educativas deberán proveer lo necesario para revisar el modelo educativo en su conjunto, los planes y programas, los materiales y métodos educativos. Es decir, atole con el dedo de un artículo transitorio, en tanto Aurelio Nuño inaugura el diálogo con… el oficialista SNTE, como si un dedo dialogara con otro dedo de la misma mano.

Y, mientras hoy, a las 23:45 horas, en el canal dos de Televisa es transmitida la discusión (áspera en varios momentos) de este tecleador astillado con el también columnista Carlos Marín, en una entrevista con Adela Micha sobre el problema magisterial, ¡hasta mañana, con la PGR atrayendo el caso Nochixtlán, tarde, como siempre!

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