Algunos posibles motivos del actual apoyo militar de Rusia a Siria
Siria, aparte de ser un aliado estratégico para Rusia, es la línea de frente ante las agresiones de EE.UU., que amenaza a los intereses de seguridad nacional rusos.
Se puede considerar que para Rusia, Siria, aparte de ser un aliado estratégico desde tiempos de la Unión Soviética y la segunda mitad del siglo XX, es la línea de frente ante lo que Moscú considera son las agresiones hegemónicas de EE.UU., como única superpotencia del planeta y líder de una coalición de países que amenaza a los intereses de seguridad nacional rusos. Para Moscú, Siria sería también una línea de frente ante las ambiciones regionales de Israel, por querer éste destruir a su rival sirio potencialmente para despoblar sus tierras para una futura colonización judía de la antigua Aram. Así, la intervención de EE.UU. en Siria, patrocinando a grupos terroristas radicales sunitas para desestabilizar y destruir a este país árabe, sería esencial y principalmente para favorecer los intereses de Tel Aviv y las ambiciones judías israelíes de destruir a su enemigo sirio para quedarse eventualmente con su territorio, ambiciones modernas basadas en aspiraciones territoriales hebreas bíblicas.
El Kremlin probablemente ve a la agresión de EE.UU. contra Siria como una “hoja de ruta” o plan neo-imperialista estadounidense de lo que el Gobierno de EE.UU. pretendería hacer en Irán y después en Rusia tras destruir a Siria. Bajo esta perspectiva, Washington estaría llevando a cabo su plan de destrucción de Siria patrocinando en este país árabe a grupos terroristas radicales sunitas para: desestabilizarlo, para tumbar al Gobierno sirio, para fragmentar la unidad del país y para destruir al Estado sirio. Esto lo está haciendo el Gobierno de EE.UU. en estrecha colaboración y junto a una coalición de aliados, también patrocinadores del terrorismo radical sunita (bajo el eufemístico nombre de “oposición moderada siria”), que incluyen a Israel, Reino Unido de la Gran Bretaña, Francia, Alemania, Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y la Libia post-Gadafi. Washington sería el líder de esta coalición patrocinadora del terrorismo en Siria.
Así, el presidente de Rusia Vladimir Putin probablemente ve a EE.UU. y sus aliados como una amenaza a Rusia similar a la amenaza que la Alemania del III Reich de Hitler y sus aliados europeos representaron para la Unión Soviética. Putin perdió a su hermano mayor al cual nunca conoció en el asedio alemán de San Petersburgo (Leningrado en aquel entonces), tras la invasión alemana de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, al morir niño de difteria. Su madre por poco muere en el asedio de la ciudad, su padre fue gravemente herido en acción de guerra que le pudo haber costado una pierna, perdiendo el jefe de estado ruso en la Segunda Guerra Mundial a cinco de sus seis tíos paternos. Como relató Putin: “No había familia alguna en la que no hubiera muerto alguien” en la Unión Soviética como resultado de la invasión alemana y la Segunda Guerra Mundial.
El presidente ruso tan solo por motivos personales ha de tener muy presente en vista de las intervenciones militares estadounidenses en Serbia y Kosovo (1999), Afganistán (2001 hasta el presente), Irak (2003-2011 y 2014 hasta el presente), Libia (2011) y Siria (2011 hasta el presente a través de terroristas) la potencial amenaza que EE.UU. representa para Rusia, y el que Siria, con su cerca de medio millón de víctimas mortales como resultado del conflicto interno sirio que habría sidoplaneado y provocado por EE.UU., sea un experimento de lo que los americanos pretendan hacer con la Federación Rusa en un futuro, para eliminarla como rival geopolítico, geoestratégico y geoeconómico (por su condición de superpotencia energética global o por sus reservas internacionales, por ejemplo) en el planeta Tierra, siguiendo el camino de la disuelta Unión Soviética. Y tras Irán y Rusia, China podría ser la siguiente. Dicho sea de paso, EE.UU. ha de ser considerado el principal responsable de haber causado las víctimas de la guerra de Siria por haberla provocado, por su creación y patrocinio del terrorismo radical sunita que combate al Estado sirio.
Siria estratégicamente sería la línea de frente de Rusia en su lucha contra el terrorismo radical sunita que amenaza tanto a Rusia en general y su región del Cáucaso Norte como también a Asia Central. Siria sería también para Rusia su primera línea defensiva y su “línea roja” ante lo que vería como la agresión militar y terrorista de EE.UU. y de sus aliados europeos y del Cercano Oriente en esta región, agresión que sufre Siria y que probablemente es vista en Moscú como una amenaza real para su aliado Irán y para la misma Rusia. Como parte de esta línea - y alianza - defensiva que entrelaza la independencia, seguridad y supervivencia de Siria a la de Rusia, Moscú ha desplegado elementos de sus Fuerzas Aeroespaciales en el país árabe levantino. Es por ello posible que más avanzados y poderosos sistemas de defensa antiaérea, antimisil y antisatélite (ASAT) rusos como el S-500 y S-1000 sean desplegados en Siria para defender a este país de la amenaza militar constituida por EE.UU., por las potencias europeas nucleares de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) – Reino Unido y Francia, por Israel, Turquía, por países árabes del Golfo Pérsico liderados por Arabia Saudita y por Jordania.
Para concluir, el apoyo de EE.UU. y sus aliados mencionados al terrorismo radical sunita en Siria, sus ataques aéreos supuestamente contra la organización terrorista Daesh – ataques que realmente destruyen la infraestructura de Siria – y su invasión de territorio sirio por fuerzas especiales (comandos) – como las reportadas de EE.UU., Francia, Alemania y Canadá - son una violación de la soberanía de un miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y una violación por ello del derecho internacional. Su apoyo al terrorismo en Siria puede ser considerado además como un crimen de guerra y su inicio y promoción del conflicto sirio como conspiración contra la paz. Y el que EE.UU. haya planeado, ejecutado y siga ejecutando, en complicidad con sus aliados mencionados, en secreto y a espaldas de la discusión abierta de la ONU, su conspiración terrorista contra Siria, viola además el principio defendido por el pasado Presidente de EE.UU. Woodrow Wilson – quien propusoprimero la Sociedad de las Naciones, organización internacional precursora de la ONU - en el primero de sus Catorce Puntos, de rechazar la diplomacia secreta y el que se firmen acuerdos secretos, considerados por Wilson como una amenaza contra la paz.
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