Ciudad de México: otro inocente en la cárcel
Adolfo Gilly
Múltiples y respetadas voces se han alzado desde hace ya un mes en defensa del profesor Félix Hoyo Arana, encarcelado por la policía y la justicia de esta ciudad de México bajo la falsa acusación de haber asesinado a su esposa. Entre otras incontables voces del mundo intelectual y académico en defensa de la inocencia del catedrático, se destaca la denuncia publicada en estas páginas de La Jornada por Miguel Concha Malo, director general del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria OP, AC, voz respetada y autorizada como pocas en el arduo oficio asumido. Dice así:
“El 26 de noviembre el doctor Félix Hoyo Arana, catedrático de las universidades Autónoma Chapingo y Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco, fue detenido por el supuesto asesinato de su esposa Olga Cárdenas, quien en realidad murió por asfixia, ya que tenía un largo padecimiento síquico y los medicamentos le provocaban efectos secundarios, como disglosia en la garganta.
“Los policías que lo detuvieron en la delegación Tlalpan pretendieron extorsionarlo para no consignarlo, pero ante su negativa lo esposaron y retuvieron en la patrulla por 45 minutos, tiempo en el cual los policías permanecieron dentro de su domicilio, violando el principio de presunción de inocencia y su derecho al debido proceso.
Ante esta violación a sus derechos humanos fundamentales, exigimos a todas las autoridades involucradas en este caso que se valoren, de acuerdo con la ciencia penal, los peritajes, testimonios y pruebas documentadas en el expediente, así como que se garantice un juicio justo.
Desde su detención hasta la fecha, más de un mes después, se han multiplicado las voces y las instituciones en defensa de la inocencia y la libertad de Felix Hoyo, en respaldo de su honorabilidad y su impecable trayectoria académica y en reclamo de su derecho a un proceso justo y transparente, en el cual saldría a la luz la arbitrariedad y la ilegalidad de los procedimientos policiales y judiciales con los cuales se lo mantiene encarcelado.
Entre esas voces está el rector de la Universidad Autónoma Chapingo, Sergio Barrales Domínguez, quien atestigua que el doctor Félix Hoyo Arana es profesor investigador de destacada y reconocida trayectoria académica por más de 40 años en la Universidad Autónoma Chapingo (UACh). Está también el Colegio Académico de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, otra de las instituciones donde Félix Hoyo enseña e investiga, que demanda garantías y principios de legalidad, seguridad jurídica, presunción de inocencia, debido proceso y justicia pronta, completa e imparcial.
En defensa de los derechos y de la irreprochable trayectoria de Félix Hoyo se han pronunciado también el grupo parlamentario de Morena en la Asamblea Legislativa, profesores, investigadores y estudiantes de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales - UNAM, la UAM-Xochimilco y muy numerosas voces individuales provenientes del mundo académico e intelectual.
Félix Hoyo Arana ha mantenido la serenidad y el buen juicio ante la arbitrariedad policial y judicial desencadenada en su contra, uno de los tantos botones de muestra de la descomposición que progresa en las instituciones encargadas de representarnos y protegernos. Ha escrito en su defensa un extenso documento-relato titulado La enfermedad, la disglusión y asfixia de mi esposa. Me permito glosar algunos de sus párrafos.
El jueves 19 de noviembre de 2015, a las 12 horas aproximadamente “llevé a Olga con la doctora De la Garza al Instituto de Psiquiatría Ramón de la Fuente. Me informó que uno de los males que identificaba se denomina ‘Síndrome disgecutivo’, es decir, incapacidad para efectuar tareas desde la planificación hasta su culminación. Otro problema asociado era la disglución, que consiste en la severa dificultad para masticar y tragar los alimentos paulatinamente, con la consecuencia de episodios de asfixia con el bolo alimenticio. Este problema se agravaba con un hambre compulsiva o precipitación para alimentarse”.
Como es de suponer, este episodio está debidamente registrado en el mencionado instituto. Había un grave precedente. Olga estuvo internada en ese mismo instituto, Ramón de la Fuente, entre mayo y junio de 2012 por una severa depresión. Escribe Félix Hoyo:
“Requirió un tratamiento fuerte. El equipo que la atendió efectuó la terapia con profesionalidad. La dieron de alta a fines de junio y la llevé a casa conmigo. Fue necesario ayudarle a reconstruir sus habilidades básicas: la preparación y consumo de alimentos y la utilización de cubiertos, el baño, la gimnasia, la lectura, la música, etcétera
“El proceso de recuperación se desarrolló milímetro a milímetro durante 2012-2013. Para 2014 alcanzó a controlar la Tv y los videos. Comenzó a tararear y a cantar canciones francesas: Edith Piaf, Georges Moustaki, Maurice Chevalier y los clásicos del siglo XX. En 2015 amplió su repertorio con Agustín Lara y con los Beatles, que escuchaba y repetía con sus cancioneros.
Amplió su abanico con lecturas de Dostoievski, Sor Juana, Rosario Castellanos, y otros. Poco a poco recuperó interés por la historia, que tanto le entusiasmaba, pues había laborado en el INEHRM.
El documento de Félix Hoyo continúa con un minucioso y documentado relato de los sucesos del 26 de noviembre de 2015, cuando Olga falleció en un episodio de su larga enfermedad y la policía y la justicia de esta ciudad de México lo acusaron de haber asesinado a su esposa. No entraré en el relato detenido de cuanto sucedió en este día, tal como está debidamente descrito y documentado por el profesor Félix Hoyo Arana y figura en sus declaraciones ante el Ministerio Público.
Sólo agregaré una reflexión. El hombre a quien con afecto y respeto describen y defienden sus instituciones, sus colegas y sus amigos; el hombre que escribió aquellos párrafos describiendo la enfermedad de su esposa y los cuidados que sus médicos y él personalmente con amor le prodigaron durante años, ahora está preso acusado sin pruebas de haberla asesinado. ¿En dónde estamos, hacia dónde nos llevan quienes deciden, juzgan y mandan en esta ciudad y en México entero?
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