Del Bloqueo y otros demonios
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15:26 29/10/2014
Natasha Vázquez
Un año más, el mundo ha levantado su mano en contra del bloqueo de Estados Unidos a Cuba. La Asamblea General de la ONU ha coincidido casi por unanimidad, en condenar esa política norteamericana con 188 votos a favor, dos en contra y tres abstenciones.
Nada nuevo, ya que hace más de veinte años que el principal órgano de Naciones Unidas realiza esa votación y desde entonces el respaldo a la isla antillana ha sido categórico y creciente. Esta vez se repiten los números y países del año pasado.
A 52 años de su implementación, el cerco comercial, económico y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba desde el 7 de febrero de 1962 ostenta el triste récord de ser uno de los más duraderos de la historia, a la vez que de los más dañinos, repudiados e inservibles.
Unos siete millones, más de la mitad de los cubanos, no conocen otra realidad, pues han nacido bajo las leyes del Embargo y sufrido sus consecuencias. Según datos del gobierno de la isla, las pérdidas materiales en sectores como la salud, la educación, la cultura, o la inversión extranjera, se estiman en la astronómica cifra de 1 112 534 000 000 dólares.
Razones de sobra para ganarse el repudio incluso de países aliados tradicionales de Estados Unidos en temas de política exterior, como los de la Unión Europea, por ejemplo.
Otros han sido aún más enérgicos al rechazar la actitud norteamericana, como América Latina, China o Rusia.
Pocos días antes de la votación en la ONU, la Duma Estatal (cámara baja del Parlamento ruso) aprobó por unanimidad una resolución que reclama el cese del bloqueo.
“Consideramos que la prolongación del embargo económico contra la amistosa Cuba es inaguantable, es completamente inadmisible desde el punto de vista de la práctica internacional de las relaciones entre los Estados” dijo recientemente Alexander Lukashevich, portavoz de la Cancillería rusa.
Pero esta vez, las voces de protesta no vienen solo desde fuera, sino desde el propio territorio de los Estados Unidos. Políticos, empresarios e intelectuales de ese país han instado a la administración Obama a tomar medidas para normalizar la relación con la isla caribeña. En la propia Florida, personalidades cubanoamericanas han planteado posiciones respecto a Cuba impensables en otras épocas. Bajo el irrefutable argumento de que los norteamericanos están perdiendo beneficios económicos y que Estados Unidos no está sacando provecho de las reformas que el gobierno cubano ha implementado, incluso muchos otrora recalcitrantes, han reconsiderado su actitud en ese sentido.
Un diario tan influyente como The New York Times, en menos de un mes ha publicado ya tres editoriales que abordan las relaciones con La Habana y el tema del embargo, considerándolo “una política fallida” y coincidiendo en que “ponerle fin a la era de enemistad con Cuba representa la mejor oportunidad para fomentar un futuro más próspero en la isla”.
Y es que, si en algo coinciden todos sus detractores, cualesquiera que sean sus motivos, es en la ineficacia de esa política, que lejos de lograr sus objetivos ha conseguido muchas veces el efecto contrario.
Dentro de Cuba, el repudio al bloqueo es prácticamente unánime, más cuando se sufre en carne propia. Pero no pocos reconocen que en muchas ocasiones ha servido para justificar faltas injustificables y errores garrafales. El sentimiento de plaza sitiada con frecuencia nos ha llevado a un “autobloqueo”, que acrecienta aún más la penuria económica y el malestar del cubano de a pie.
En un mundo cada vez más multipolar, en el que la situación global y hemisférica ha cambiado la correlación de fuerzas y Estados Unidos va dejando de ser su centro y corre el riesgo de quedar al margen en muchos casos, nunca ha habido tantos motivos y apoyos para que el presidente norteamericano normalice las relaciones con Cuba.
Una fecha clave puede ser abril del 2015, cuando Obama deberá decidir qué actitud tomar ante Cuba, país que participará por primera vez en la próxima Cumbre de las Américas. Tal vez sea esa la mejor ocasión para terminar una era de confrontación que ya ha durado demasiado tiempo. Tal vez entonces terminen también las excusas de los que, en la isla, esgrimen el bloqueo como razón principal de su propia ineficacia y Cuba logre remontar vuelo.
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