Para Occidente, todo vale en la Guerra Fría, inclusive el exespía Skripal
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REUTERS/ Toby Melville
El
aserto de que la economía mueve la política se ha comprobado una vez
más por la cínica y burda campaña antirrusa lanzada desde Londres, que
acusaba a Moscú por el supuesto envenenamiento del exagente doble
Serguéi Skripal y su hija Yulia en el Reino Unido.
Se
puede escribir sobre todo y hasta cualquier cosa absurda puede
encontrar una cabeza para quedarse allí. (Francois Guizot, 1787-1874)
Inicialmente, esta campaña fue diseñada para consumo interno británico con el fin de desviar la atención
pública de los severos problemas económicos que se avecinaban como
consecuencia del Brexit —'divorcio' del país de la Unión Europea (EU)—,
y, en especial, la obligación del pago de 100.000 millones de euros a
Bruselas como compensación por la separación, que el país no tiene.
Después, bajo la sugerencia de Washington, en cuyos brazos quedó
atrapado Reino Unido, Londres decidió recurrir al modelo 'Rusiagate',
muy de moda en EEUU.Más: Londres utiliza el caso Skripal para sus propios fines de cara al Brexit
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Sputnik/ Vladimir Astapkovich
Mientras tanto, se desató la histeria por el Gobierno británico alrededor del supuesto envenenamiento del excoronel del Servicio de Inteligencia Militar ruso (GRU) reclutado por el MI6, Serguéi Skripal, y de su hija Yulia. El Kremlin habría usado, según la versión de Londres, la sustancia neurotóxica militar Novichok A-234 el pasado 4 de marzo en la ciudad británica de Salisbury, lo que hizo por un momento olvidar al pueblo inglés que le esperan graves dificultades económicas al abandonar la Unión Europea.
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Sputnik/ Vladimir Trefilov
A todo esto hay que agregar que, en Reino Unido, la Casa Real, rodeada por una élite que tradicionalmente decide la política exterior del país
y no el primer ministro o el pueblo, ha estado haciendo todo lo posible
desde la Segunda Guerra Mundial para que los países europeos no tengan
buenas relaciones con la URSS.
Los
británicos se declararon custodios del capitalismo internacional y
fueron ellos los que propusieron crear la OTAN para primero, mantener
Europa bajo el control anglo-americano, segundo, parar la expansión del
'comunismo' y, finalmente, según la declaración del primer secretario
general de la organización, Lord Ismay, "mantener a los norteamericanos
dentro, a los alemanes abajo y a los rusos afuera". Después de la
disolución de la Unión Soviética, la postura británica hacia la Rusia ya
capitalista prácticamente no ha cambiado.
Para los estrategas británicos, lanzar su propio 'Rusiagate' en forma
de 'Skripalgate' el pasado 4 de marzo fue también un momento ideal para
intentar influir
en los resultados de las elecciones presidenciales en Rusia, mostrando
al presidente Vladimir Putin como un heredero siniestro de la KGB
implicado en asesinatos.Se equivocaron rotundamente, pues nadie en Rusia creyó en esta acusación absurda. El último hombre asesinado por la KGB fue el nacionalista ucraniano Stepán Bandera, quien fue abatido a la entrada de su casa en Múnich en 1959 por el oficial Bogdan Stashinski. Más bien el mundo debe enterarse de que los agentes británicos, de acuerdo al libro de Michael Smith 'Six: The Real James Bonds', hasta ahora tienen 'licencia para matar'. Esta práctica se remonta a 1916, cuando un agente inglés se vio envuelto en el asesinato de Grigori Rasputin.
El Acta del Servicio de Inteligencia del Reino Unido de 1994 fue designada, de acuerdo a Michael Smith, para formalizar las prácticas del MI6 "otorgando a los oficiales de inteligencia derecho de realizar acciones que podrían ser consideradas como actos criminales en el Reino Unido, desde el asesinato a la bigamia, bajo la condición de que la tarea debe ser firmada por el secretario de Estado" (NBC News, 8 de noviembre 2012). La publicación 'Red Pepper' publicó una lista de algunos actos terroristas del MI6. Entre ellos describe un plan de 1948 para matar al presidente de Albania, Enver Hoxha, intentos del asesinato en los 1950 del guerrillero chipriota Georgios Grivas, del presidente de Indonesia, Sukarno, y del presidente de Uganda, Milton Obote.
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Sputnik/ Natalya Seliverstova
La exagente del MI5 Annie Machon reconoció recientemente que Rusia siempre estaba en el centro de la atención de los servicios de inteligencia del Reino Unido, sin especificar las medidas que ha estado tomando Londres para 'eliminar' enemigos como Rusia. Para justificar su existencia y, lo más importante, el incremento de su presupuesto, los servicios de inteligencia británicos convirtieron a Rusia en un 'enemigo eterno' de la Corona Británica para quien trabajaba Serguéi Skripal desde 1996 hasta 2006, cuando fue delatado por un topo ruso en el MI6. Después de pasar cuatro años en una cárcel rusa, Skripal fue canjeado al Reino Unido en el 2010 y estableció su residencia en la ciudad de Salisbury, donde siguió asesorando al MI6 hasta el día de su envenenamiento. Lo interesante de este caso fue que el periódico británico The Telegraph reveló que el reclutador de Skripal, Pablo Miller, vive también en Salisbury, al igual que el autor del 'Dossier Ruso', Christopher Steele.
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REUTERS/ Toby Melville
Sin embargo, los especialistas de este laboratorio militar no lograron identificar exactamente la sustancia usada en el caso de Skripal y concluyeron que era un "agente nervioso de clase 'Novichok' o una sustancia relacionada con este agente", es decir, que no saben a ciencia cierta si es o no Novichok y por eso no presentan pruebas de ninguna clase.
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Sputnik/ Valeriy Melnikov
Así, sin pruebas concretas ni estudios
científicos, Rusia fue acusada de ser un país paria que practica
deliberadamente asesinatos de sus enemigos usando la sustancia
neurotóxica Novichok.
El caso Skripal ha sido utilizado
deliberadamente como un excelente pretexto para distraer la opinión
pública británica, europea y estadounidense, con un incremento del
fervor antirruso.
Mientras tanto, nadie sabe hasta ahora qué fue realmente de Skripal y
de su hija, que trabajaba en la Embajada de EEUU en Moscú y se movía
libremente desde el 2010. Nadie sabe si están vivos o muertos, nadie los
ha visitado, no hay fotos ni informes médicos, ningún periodista ha
tratado de llegar hasta ellos, ni tampoco ningún diplomático ruso o de
otros países han logrado verlos, pese a que padre e hija conservan su
nacionalidad rusa.LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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