sábado, 3 de octubre de 2015

47 años de indignación
Presenta en la UdeG la conferencia magistral La noche que perduró
Para México 1968 tiene un solo nombre: Tlatlelolco, 2 de octubre: Poniatowska
Juan Carlos G. Partida
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 3 de octubre de 2015, p. 3
Guadalajara, Jal.
Elena Poniatowska volteó al cielo, extasiada por el rojo y los trazos violentos del Hombre pentafásico, mural de José Clemente Orozco que señorea la cúpula y el foro del paraninfo de la Universidad de Guadalajara (UdeG). Tomó un respiro y dijo, apuntando: En el talento siempre hay rabia.
Fueron sus últimas palabras en la conferencia magistral La noche que perduró, que escribió con dos objetivos: inaugurar la cátedra que la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) abrió en su honor, y recordar el 2 de octubre de 1968 como el parteaguas en la historia nacional reciente.
Si ven estos murales bajo los cuales tenemos el privilegio de estar, vemos que en el talento siempre hay rabia. Se necesita tener coraje. Y coraje es lo que necesitamos todos nosotros para seguir adelante, amando a nuestro país como lo amamos, siendo lo que somos, todos nosotros, lo que dijo Rosario Castellanos que éramos: un mar de amor, hermoso y grande, concluye.
Rabia y talento es lo que la periodista mostró al recordar el año de 1968 y todo lo que acarreó no sólo a México, sino al mundo, al analizar sus fundamentos, su desarrollo y sus consecuencias ante cientos de invitados, sobre todo alumnos de la UdeG que casi sin parpadear la escucharon entonar estribillos estudiantiles que fueron estandarte en las manifestaciones de ese año.
La periodista estuvo maravillada desde el comienzo, cuando entre los agradecimientos por la inauguración de la cátedra además de incluir al vicerrector de la UdeG, Miguel Ángel Navarro, y al presidente de la FEU, Alberto Galarza, echó la primera de sus miradas al cielo y también agradeció a Orozco, a quien conocí muy niña, luego les cuento cómo.
Recordó que 1968 fue el año decisivo en la guerra de Estados Unidos contra Vietnam, del asesinato de Martin Luther King y de Robert Kennedy, de los Black Panthers, de la Primavera Negra, de Joan Baez, del peace and love, de la V de la victoria, del movimiento hippie, “que llegó hasta la humilde choza ahumada de Oaxaca de la chamana María Sabina, quien ofició la ceremonia de los hongos alucinantes.
Pero para México 1968 tiene un solo nombre: Tlatlelolco 2 de octubre, sentenció, recordando que no sólo fueron estadunidenses los rebeldes y que hubo otros movimientos estudiantiles en Francia, en Japón y Checoslovaquia, pero “ninguno tan sangriento como en México.
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La escritora Elena Poniatowska durante la conferencia La noche que perduró, que dictó ayer en la Universidad de GuadalajaraFoto Arturo Campos Cedillo
Si en Francia la falta de oportunidades fue el objetivo estudiantil, en México lo fueron el PRI, la corrupción, el presidente y su gabinete, el cuerpo policiaco de granaderos (...) Vallejo libertad, Vallejo libertad, decían, refiriéndose a Demetrio Vallejo y Valentín Campa, los líderes ferrocarrileros que en 1968 llevaban 12 años presos.
Dijo que 47 años después del 2 de octubre en Tlatelolco ni siquiera se conoce con exactitud el número de personas asesinadas y aún campea la violencia y no han terminado los balazos en el país.
Recordó a uno de los líderes estudiantiles de 68, Raúl Álvarez Garín, quien falleció en septiembre del año pasado en coincidencia con hechos como el asesinato de 22 personas en Tlatlaya, estado de México, un número similar en Chihuahua y por supuesto la desaparición de normalistas de Ayotzinapa.
Álvarez Garín murió en un país en manos de la guerra sucia contra el narco, que nos hostiga, sin respeto por nadie, en el que se encarcela a adolescentes, se les acusa y se les considera violentos, alcohólicos, sucios, desertores de la escuela, ignorantes; un país en que se mata a los chavos, que es despiadado con su gente pobre, con los migrantes, implacable con los niños, un país que daña a sus habitantes, en el que todos los mexicanos podrían preguntarse quién nos protege. ¿Qué diría de las modificaciones al reglamento y plan de estudios del Politécnico, que disminuyó el grado académico de ingeniero a técnico y convertirá a cada muchacho en mano de obra barata?, epilogó.
No se dijo tan decepcionada ni escéptica acerca de los resultados que el movimiento estudiantil de 68 tuvo para configurar el México actual, pues han surgido movimientos reivindicatorios, como el #YoSoy132, que une a los universitarios, a los jóvenes, más allá de su condición social.
Poniatowska quiso terminar con el tema de Ayotzinapa, pero prefirió evitarlo, porque nos vamos a deprimir demasiado; se me hace muy triste, y prefirió de nuevo agradecer a los jóvenes, apuntar al cielo y decirles la frase de que en todo talento subyace una rabia.
También siento mucho orgullo de ser periodista, porque es como ese dicho que hay en el borde de algún machete: Cuando esta víbora pica, no hay remedio en la botica.

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