martes, 26 de abril de 2016

  • Dos cazabombarderos F-22 Raptor de Estados Unidos aterrizan en la base rumana de Mihail Kogalniceanu, cerca de la localidad de Constante, ubicada en las costas del mar Negro, 25 de abril de 2016.

    Dos cazabombarderos F-22 Raptor de Estados Unidos aterrizan en la base rumana de Mihail Kogalniceanu, cerca de la localidad de Constante, ubicada en las costas del mar Negro, 25 de abril de 2016.

Rusia ha denunciado que “indudablemente” el despliegue de lanzaderas de sistemas antimisiles de EE.UU. en Europa apunta en su contra, y asegura garantizar su “seguridad” ante esa violación del INF.
"Acentuamos que Rusia tomará las medidas necesarias para garantizar su seguridad, incluso en relación con el despliegue de sistemas antimisiles de EE.UU., que indudablemente está dirigido en nuestra contra", ha destacado este martes el Ministerio ruso de Asuntos Exteriores.
De igual modo, ha expresado la “profunda” preocupación del Kremlin por la futura presencia de cazabombarderos estadounidenses modelo F-22 en una base militar en Rumanía y más tarde en Polonia, según lo planeado por la Casa Blanca.
Estados Unidos envío el lunes dos F-22 a Rumanía, medida justificada por el embajador estadounidense en dicho país fronterizo con Ucrania, Hans G. Klem, que alegó que ello mejorará la defensa de Europa, la defensa de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la defensa del sudeste de Europa frente a la agresión de Rusia.

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Sin embargo, para la Cancillería rusa, la decisión de Washingtonestá prohibida según el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, en inglés), firmado en 1987 por el líder soviético Mijaíl Gorbachov y por el entonces presidente de EE.UU., Ronald Reagan.
La Cartera rusa ha indicado también que Rusia, en reiteradas ocasiones, ha advertido de las consecuencias negativas y de los cambios en la configuración de fuerzas en Europa a raíz de la creciente presencia militar norteamericana cerca de las fronteras rusas, ante todo en los países del Báltico, Polonia y en el mar Negro.
En los últimos años, y en especial tras la adhesión de la Península de Crimea a Rusia en marzo de 2014, las relaciones entre el Occidente y Rusia han descendido a niveles no vistos desde la Guerra Fría, lo que, según algunos analistas, está aumentando drásticamente la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial.
La Casa Blanca, con el pretexto de cumplir el compromiso que tiene con la defensa y la seguridad de los aliados y los países amigos, empezó a expandir la OTAN y a aumentar el número y el tamaño de sus ejercicios militares en las zonas adyacentes a Rusia, cambiando así la situación militar en el mar Báltico. Tal táctica tuvo como resultado que el Kremlin intensificara las patrullas aéreas.
El más reciente de estos casos tuvo lugar el 12 de abril, cuando dos cazas Sujoi Su-24 rusos sobrevolaron el buque de misiles guiados USS Donald Cook a una altura de unos 9 metros, lo que hizo creer a la tripulación del barco que estaban bajo ataque.
En reiteradas ocasiones, Moscú ha denunciado que los intentos de la OTAN por crear una línea de confrontación en el mar Negro bajo la escusa de defender a sus aliados amenaza la seguridad de Rusia, mientras considera “absolutamente injustificada” la expansión de la Alianza hacia sus fronteras.
bhr/anz/hnb

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