"Gastamos millones en defensa en vez de conocer al enemigo", afirma Gay Talese
El periodista y escritor estadounidense Gay Talese. EFE/Archivo El hombre que más ha hecho por traer la verdad a este país, Julian Assange, está, básicamente, en una prisión, aunque sea la embajada de Ecuador en Londres. Y en este país no es un héroe de la libertad de expresión, sino que los columnistas del "New York Times" piensan que es un criminal"
Gay Talese, el periodista y escritor que siempre buscó a los protagonistas de sus noticias en los secundarios de la realidad, sigue a sus 81 años defendiendo una visión profunda y crítica del periodismo y la política. "Gastamos millones en defensa en vez de conocer al enemigo", dice.
"Oímos la palabra 'talibán' continuamente, pero, ¿qué sabemos de ellos? No sabemos nada. A la gente le sorprendería que los talibanes tienen mujer e hijos, viven en casas y se ponen a cenar. Que cogen el coche. Pero no sabemos cómo piensan. No sabemos cómo pagan sus facturas", aseguró en una entrevista con Efe.
Talese, que reniega de su etiqueta de pionero del Nuevo Periodismo, publica en español "El silencio del héroe" (Alfaguara), o cómo retratar algunos de los grandes temas de la sociedad y la política estadounidenses a través de crónicas y entrevistas deportivas escritas entre 1948 y 2012.
A diferencia de en las esferas políticas "el deporte te da la oportunidad de entender al enemigo, de saber quién está en la oposición. Esa es una buena lección. Y también da la posibilidad de conocer al perdedor, que cambia cada semana. Nos lleva a la naturaleza humana porque nos lleva a cómo tienes que comportarte cuando tu mundo se desmorona. Todo lo que está en la vida juega un papel en el deporte y viceversa", afirma.
"Los deportistas se enfrentan a una grada que los grita, los veja. Los fanáticos del deporte a menudo son de la clase obrera, no han sido muy bien tratados por sus jefes y, al pagar la entrada para un combate o un partido, es su momento. Exigen más a sus ídolos deportivos que a sus políticos", reflexiona.
El presidente estadounidense, Barack "Obama, también comete fallos, pero no paga el precio inmediatamente. Porque los políticos, ni siquiera los republicanos que se oponen, reaccionan de la misma manera. No están en una situación en la que pueden decir la verdad como la gritan los hinchas en las gradas", asegura.
"El silencio del héroe" habla de esa exposición permanente al juicio, a la victoria y a la derrota. Era el título del artículo que Talese escribió sobre el jugador de béisbol Joe DiMaggio, pero en esta recopilación, aunque también pasean Muhammad Ali o Fidel Castro, Talese deja más que patente su capacidad para entrar en la realidad a través de sus supuestos personajes tangenciales.
Árbitros, entrenadores, herreros o incluso esa chica que observa a su novio desde la grada, toman la palabra frente a ese "silencio del héroe", entrenado para dar puñetazos y no para hablar y cuya fecha de caducidad temprana lo condena rápidamente al olvido.
"¿Qué hacen los deportistas cuando no tienen trabajo en los deportes? ¿Cómo viven sin hacer para lo que han estado entrenados desde los 6 años? El retiro del deportista en una gran historia", asegura quien sigue citando a Carson McCullers o Scott Fitzgerald, que también escribieron sobre deporte, como sus fuentes de inspiración.
Talese cree, pese a ser una estrella en su género, en la invisibilidad del narrador. "Yo no soy Joe Di Maggio, no soy Frank Sinatra (a quien dedicó el célebre artículo "Frank Sinatra está resfriado"). Solo soy un cronista, ¿por qué la humildad no va a ser una parte importante? Invades los pensamientos de otra gente, su intimidad. Aunque sea con su permiso, pero les estás tomando prestadas sus vidas", explica.
Pero él, como Billy Ray, ese boxeador que él retrata y que dejó el ring cuanto empezaron a utilizarse guantes, tiene la sensación de que hoy el periodismo está demasiado acolchado.
"Cuando yo empecé, había una sensibilidad de emigrante en el periodismo, de persona externa, de recién llegado. (...) Pero poco a poco, los periodistas empezaron a ser más respetados, a tener más nivel de vida, a ser socialmente aceptados. A ser más como la gente sobre la que escriben", argumenta.
"En Estados Unidos en 2003, el fracaso periodístico derivó en una guerra. Miles de personas murieron porque los periodistas no fueron capaces de destapar las mentiras de Washington, permitiendo así que el gobierno justificara la invasión", continúa.
"Si uno quiere ser políticamente correcto tiene que ser profesor de universidad y dar clases de literatura feminista, o trabajar en Harvard en la cátedra de estudios sobre lesbianismo. El periodista trabaja buscando la verdad, aunque le convierta en un forajido, en un fuera de la ley", dice provocador.
Así, según él, "el hombre que más ha hecho por traer la verdad a este país, Julian Assange, está, básicamente, en una prisión, aunque sea la embajada de Ecuador en Londres. Y en este país no es un héroe de la libertad de expresión, sino que los columnistas del "New York Times" piensan que es un criminal", concluye.
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