viernes, 17 de mayo de 2013

El morral de Hugo y el morral de Borges
Hace semanas, la oposición también usó su morral y lo hizo en la Asamblea Nacional. El dueño del mismo resultó ser, nada más y nada menos, que el nunca bien ponderado diputado de Primero Justicia, Julio Borges, tal y como se vio en las imágenes presentadas en cadena nacional.

Por Rosa Ángela Latorraca González

Durante el acto de siembra de nuestro Comandante Eterno, Hugo Chávez, su hermano mayor y gobernador del estado Barinas, Adán Chávez, contó la anécdota del morral de los sueños.
Según narró, la historia data de 1981, en momentos en que comenzaba a gestarse el movimiento revolucionario.
El mandatario barinés señaló, palabras más, palabras menos, que en él pondrían todos los deseos, anhelos, metas, proyectos y luchas para lograr una patria más justa e independiente.
Dijo también que Hugo le aclaró en ese entonces que el referido bolso no tenía tamaño, pues, precisamente, era un morral de sueños donde entrarían todas las buenas intenciones para hacer de Venezuela un país mejor.
Hace semanas, la oposición también usó su morral y lo hizo en la Asamblea Nacional. El dueño del mismo resultó ser, nada más y nada menos, que el nunca bien ponderado diputado de Primero Justicia, Julio Borges, tal y como se vio en las imágenes presentadas en cadena nacional.
Allí se veía al susodicho pasándoselo caleta a su doblemente colega, por oposicionista y por diputada, Dinorah Figuera.
Ella, al mejor estilo delincuencial, viendo de un lado a otro para cerciorarse de que nadie la observaba, lo abría y pasaba parte de su contenido a su vecino de curul, el también cuestionado Ismael García.
Fue ese día cuando el sector oposicionista armó la trifulca en el Parlamento y fue precisamente en el morral de Borges donde estaban parte de los artilugios que usaron para alborotar el avispero: una pancarta que decía “golpe al Parlamento”, pitos, cornetas y hasta paralizer.
No sabemos si el morral de Borges obedece a esa manía que tiene de un tiempito para acá el oposicionismo por imitar al Comandante Eterno o qué, pero lo cierto del caso es que, a diferencia del morral revolucionario, la mochila del diputado no contiene nada bueno ni productivo para el país. Afortunadamente ésta si tiene tamaño y es muy limitado.



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