Bajo la Lupa
¿Expande EU su comando
norte a México por petróleo y necesidad demográfica?
Alfredo Jalife-Rahme
La secretaria de
Seguridad Interna de Estados Unidos, Janet Napolitano; el secretario de
Gobernación, Fernando Gómez Mont, y el titular de Seguridad Pública, Genaro
García Luna, durante la firma de un convenio en el contexto de la segunda
reunión de alto nivel, efectuada en Relaciones Exteriores
El desfondado México
calderonista está a punto de ser fagocitado por el esquema del Comando Norte
(NorthCom) –sucesor del antiguo NORAD, por sus siglas en inglés: Defensa
Aeroespacial de Norteamérica de la guerra fría–, que ahora delinea la esfera de
control militar estadunidense de toda América del Norte, que incluye a Canadá y
México, con el fin de capturar los hidrocarburos del Golfo, al tiempo que
afianza su presencia bélica hasta Colombia (donde ha instalado siete bases
militares) mientras domina gradualmente su nuevo mare nostrum: el mar Caribe
(ver Radar Geopolítico en revista Contra línea, 21/2/10) con las recientes
“adquisiciones” de Honduras y Haití.
¿Cuántas bases
militares instalará Estados Unidos en suelo mexicano con la anuencia tácita de
Calderón, sosia del colombiano Uribe? Un año antes de los lamentables
asesinatos de funcionarios estadunidenses en Ciudad Juárez ya habíamos
advertido que “la ruta trágica de los hombres perversos” desembocaría en la
incrustación del “México neoliberal calderonista” al Comando Norte, en un
artículo que hoy cobra una dimensión histórica (ver Bajo la Lupa, 15/4/09), que
sugerimos (re)leer a los dilectos lectores y, sobre todo, a los patriotas
mexicanos.
Más allá de Hillary
Rodham Clinton, quien preside la delegación en forma coreográfica, acompañada
de la polémica Janet Napolitano (a cargo de la “seguridad del hogar”), la
presencia militar y de los servicios de inteligencia fue avasalladoramente
impactante frente a su exigua contraparte panista: Bob Gates, secretario del
Pentágono; almirante Michael Mullen, jefe de las fuerzas armadas conjuntas, y
Dennis Blair, director de Inteligencia Nacional.
Lo interesante radica
en que los insignes cenadores/senadores “mexicanos” acudieron a la sede del
Comando Norte cuatro días después de los asesinatos de los funcionarios
estadunidenses en Ciudad Juárez. Todo lo que opera Calderón –desde su “reforma
energética” de “desnacionalización de Pemex” (ver nuestro libro de mismo
título, Grupo Editorial Orfila Valentini, 2009), pasando por su hilarante
“guerra contra el narcotráfico”, hasta su más reciente propuesta de “reforma
laboral” neoliberal– conduce ineluctablemente al control militar de los
hidrocarburos del Golfo de México por el Comando Norte, cuyos alcances rebasan
la esfera propiamente bélica y alcanzan hasta la intimidad de la salud y la
salubridad (ver Bajo la Lupa, 3/5/09), en caso de pandemias reales o montadas,
como la influenza calderonista, con la colaboración maligna de la Organización
Mundial de Salud, según ha denunciado correctamente el Parlamento Europeo.
A nuestro juicio, una
de las consecuencias de la fagocitosis del Ejército Mexicano por el Comando
Norte colocará nada improbablemente al “México neoliberal”, totalmente
digerido, en una doble situación delicada: por un lado, adoptará
innecesariamente a todos los enemigos de Estados Unidos en el mundo, que son
legión y, por otra parte, incrementará los menguados efectivos estadunidenses
con abundantes soldados mexicanos de infantería que tanto necesita en el futuro
inmediato cuando la carrera demográfica transfronteriza los rebase en el frente
doméstico (en favor del segmento etnodemográfico “latinoamericano” en general y
mexicano en particular (lo cual dio pánico en su momento a Samuel Huntington).
Para felicidad
conjunta de los Castañeda Gutman y Aguilar Camín, según se han expresado en
público, ¿convertirá el Comando Norte al Ejército Mexicano en un grupo similar
a los condottieri (los célebres mercenarios al servicio de las ciudades-
Estado
italianas de finales de la Edad Media hasta mediados del siglo XVI) y/o de
mercenarios posmodernos mediante un novedoso outsourcing (deslocalización)
militar en la transfrontera controlados tecnológicamente por el Pentágono?
La asimetría
tecnológica de los dos ejércitos transfronterizos es enorme y tampoco se puede
soslayar que ahora las invasiones militares de Estados Unidos (corta en
efectivos por lo que recurre a la automatización de los drones por doquier), se
han acompasado por un séquito de empresas privadas de mercenarios como la
siniestra Blackwater (dotada de 20 mil homicidas).
Aunque suene
paradójico y sea políticamente incorrecto para la vigente propaganda
neoliberal, a nuestro juicio es Estados Unidos el que requiere de ayuda de las
huestes del Ejército Mexicano (sin agregar irreverentemente a los cárteles
mexicanos de las drogas), mucho más que el propio México de parte del ejército
estadunidense, hoy sobrextendido y empantanado en Irak y Afganistán.
Curiosamente, las guerras en esos países, comparadas por el Comando Norte con
la guerra contra las drogas en el “México neoliberal calderonista”, no
solamente se han prolongado y gangrenado, sino que, peor aún, corren el riesgo
de balcanizar a tales países, fatalidad que Stratfor, centro de pensamiento
texano-israelí, a México (ver Radar Geopolítico, Contralínea, 17/1/10) augura a
México.
Hace 14 años, antes de
la imposición de Calderón y la existencia del Comando Norte, el entonces
secretario del Pentágono, Caspar Weinberger, ya había previsto el escenario
presente en la transfrontera en su libro La próxima guerra, prologado por la
británica Maggie Thatcher).
¿Con la incorporación
del Ejército Mexicano, en una primera etapa, se latinoamericaniza la infantería
estadunidense del futuro para preservar sus fronteras presentes y su primera
línea defensiva que llega hasta Colombia y abarca al Golfo de México y su nuevo
mare nostrum, el mar Caribe, al unísono del superestratégico Canal de Panamá?
En un escenario nada improbable de amnistía generalizada posterior,
¿incorporará el Comando Norte en su seno a los bien entrenados y pertrechados
cárteles mexicanos, gracias a su milagroso abastecimiento de armas
estadunidenses?
Alea jacta est: hace
22 años que “los dados fueron arrojados” desde la firma del TLCAN neoliberal y
del que la incorporación de México al Comando Norte es el epílogo natural.
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