Bajo la Lupa
Segunda revuelta juvenilque viene: se profundizan crisis alimentaria y financiera
Alfredo Jalife-Rahme
Tony Frost, granjero de Tallula, Illinois, en Estados
Unidos, recorre el laguito casi seco donde su ganado solía acudir a beberFoto Ap
L
a peor sequía en Estados Unidos en el reciente medio siglo ha
destruido la sexta parte de su cosecha de maíz, lo que ha provocado una
hiperinflación alimentaria, cuando se agrava la crisis financiera a ambos lados
del Atlántico del norte y los precios altos del petróleo resisten ser abatidos
(Financial Times, 11/8/12).
El impacto ha alcanzado a los procesadores de alimentos, que incluyen Nestlé,
Kraft y Tyson,
los que ya advirtieron que le trasladarán (sic) los altos precios a los consumidores.
Los gobernadores demócratas de Delaware y Maryland
urgieron a la Casa Blanca a renunciar al mandato gubernamental de mezcla de etanol, debido al subabastecimiento de maíz.
El alza de los precios alimentarios
revivió las memorias de la crisis 2007/2008, que
desencadenó revueltas en más de 30 países (¡súper sic!), desde Bangladesh hasta Haití.
La tesis nodal de mi reciente libro coloca El detonador alimentario
global (subtítulo) como principal causante de Las revoluciones árabes
en curso” (título).
La crisis multidimensional provocada por la especulación financiera de los 13
banksters en Wall Street y La City (agudizada por el
narcolavado de la banca israelí/anglosajona y su obsceno financiamiento
al teledirigido
terrorismo globaldisfrazado de jihadista/Al Qaeda) se ha gangrenado en todos sus componentes: financiero, económico, alimentario, energético, sociopolítico y, más que nada, civilizatorio.
Hoy se repite la segunda vuelta de 2007/2008, lo cual se agrava con los
tambores de guerra de Israel contra Irán en una atmósfera que rememora
1914, como advirtió el almirante estadunidense James G. Stavridis, comandante de la OTAN para el sector europeo (SACEUR):
Estamos en 1914 (¡súper sic!) y no sabemos qué va a pasar en 1914, y no podemos hacer nada (sic), cuando los eventos deciden y los gobernantes han perdido el control (Dedefensa.org, 5/8/12). ¡Uf!
Ha sido un verdadero milagro que no haya estallado aún la tercera guerra
mundial (
cuartapara los halcones del CPD; ver Bajo la Lupa, 5/8/12) en el estrecho de Ormuz, principal fractura tectónica de la geopolítica, mientras Estados Unidos asfixia a China en sus territorios marítimos.
La crisis multidimensional desencadenó la primera revuelta juvenil del siglo
XXI: desde OccupyWallStreet (acusados por Bill Kristol de
antisemitas), pasando por los
indignadoseuropeos, hasta #YoSoy132. Hoy el agravamiento de la crisis multidimensional es susceptible de profundizar la revuelta juvenil global.
Los precios del trigo también se dispararon debido a la sequía en varias
regiones del mundo y a las elevadas temperaturas: Rusia, Kazajstán, Australia,
Argentina y China.
Un estudio del MIT demuestra que la hiperinflación alimentaria y la elevación
de la temperatura afectan más el crecimiento económico de los países en vías de
desarrollo que a los países desarrollados (beyondbrics, 13/8/12).
México es el segundo mayor importador de maíz, después de Japón. Según el
Financial Times (13/8/12),
un mercader (sic) en México realizó la mayor compra de maíz de Estados Unidos desde 1991: 1.5 millones de toneladas. ¿Quién será el agraciado
comprador comercial (sic), cuando México exhibe su mayor sequía en siete décadas, con la consecuente alza estratosférica de productos alimentarios? ¿Quién estará haciendo negocio con el hambre de México?
Desde el alucinante SAM (Sistema Alimentario Mexicano) de Casio Luiselli,
funcionario de López Portillo, hasta el aciago Congreso saliente (que solamente
rota a sus inmutables líderes) –que aprobó la conversión de maíz al etanol–, el
binomio cogobernante PRIAN ha despedazado la agricultura durante 32
años, ha puesto al borde de la hambruna a los pletóricos miserables de México y
ha colocado en peligro su alimento básico: la tortilla (Bajo la Lupa, 23/4/08; 1
y 7/8/10). En su momento critiqué que el disfuncional Congreso prianista
deseaba que los mexicanos comiésemos motores en lugar de tortillas, debido
a la demencial aprobación de transformar el maíz en etanol.
A propósito, Manuel Sánchez González, miembro de la junta de gobierno del
Banco de México, durante la séptima conferencia anual de directores generales de
JP Morgan México (
La economía mexicana en tiempos difíciles, 31/7/12) colisiona con el superoptimismo de Pedro Aspe en el Club de Industriales.
Pareciera que Calderón no está actualizado de la grave crisis del maíz ni de
la ponencia de Manuel Sánchez González, quien se preocupa por la alta
probabilidad de no tener
una convergencia de los precios, lo cual afectará la estabilidad financiera (paridad del peso) y el crecimiento económico debido a una inflación de 4.3 por ciento (mayor al objetivo de 3 por ciento), que
se vio afectada de manera notable (sic) por una alza en los precios agrícolas, no se diga la
significativa dependencia de los ingresos provenientes del petróleoy sus precios
inusualmente altos.
Las Naciones Unidas han exigido una “inmediata suspensión de la producción
del etanol (por mandato del gobierno de Estados Unidos) y miembros del G-20 –que
incluyen Francia, India y China– han expresado su preocupación por la política
del etanol de Estados Unidos (Financial Times, 13/8/12).
Curioso: el saliente gobierno calderonista, instalado en el masoquismo, y el
pusilánime Congreso
mexicano, han guardado silencio para no importunar la desquiciante política del etanol en Estados Unidos (extensiva al TLCAN).
Michael Klare (Tom Dispatch, 8/8/12) describe
Las guerras del hambre en nuestro futuroa resonancia apocalíptica y augura que la
gran sequíade 2012 tendrá
consecuencias severas, con
disturbios sociales generalizados y conflictos violentos.
En el ámbito internacional, la gran sequía
tendrá sus efectos más devastadores (sic)debido a que
muchos países dependen de las importaciones de granos de Estados Unidos.
Existe
alarma de inestabilidad en África, donde el maíz es su alimento básico, mientras se auguran
crecientes disturbios populares en China.
El alza de los precios alimentarios en Estados Unidos y China conllevará a
una
desaceleración de la economía global y a una mayor miseria mundial, con consecuencias sociales impredecibles (sic). ¿Impredecibles?
Michael Klare hace alusión a la novela/película Juegos del hambre,
de Suzanne Collins, que describe
un futuro distópico, posapocalíptico y escaso de recursos que intensifica la violencia.
Michael Klare concluye que la
sequía persistente y el hambre forzarán a millones de personas a abandonar sus tierras tradicionales para huir a las favelas, cuando los
efectos sociales y políticos aparecerán a finales de este año o el año entrante.
A mi juicio, la crisis multidimensional, cuyo corolario superlativo epitomiza
la
crisis alimentaria, es consecuencia de la desregulación del modelo neoliberal y su cartelización a tendencia oligopólica.
Los cárteles alimentarios de Estados Unidos (ver Radar Geopolítico,
Contralínea, 30/1/11, y Bajo la Lupa, 19/1/11, 16/2/11 y 27/4/11), que inclusive
se dan el lujo de no cotizar en bolsa, han usado los alimentos como arma
geoestratégica y han impedido el desarrollo agrícola de las regiones periféricas
a Estados Unidos, ya no se diga la tecnificación genética de la agricultura por
Monsanto, que sirve doblemente el propósito de maximizar las ganancias y
controlar políticamente la hambruna global.
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