lunes, 29 de febrero de 2016

Denunció al padre, pero éste revirtió la acusación y la encarcelaron hace tres años
Madre de niña víctima de abuso sexual perdería patria potestad
Un amparo directo, último recurso para hacer que prospere la demanda
El señalado, un empresario que facilita aeronaves a políticos mexiquenses, planearía sacar del país a la menor

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Adriana Albrecht Figueroa, en imagen divulgada por el portal Change.org, donde se promueve una petición al gobernador del estado de México, Eruviel Ávila Villegas, y a dos funcionarios más para que sea liberada. La mujer denunció a su ex pareja por presunto abuso sexual contra la hija de ambos y está en la cárcel desde hace tres añosFoto tomada de la página de Change.org
Israel Dávila
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 29 de febrero de 2016, p. 28
Temascaltepec, Méx.

Adriana Albrecht Figueroa se juega su última carta. Ha promovido un juicio de amparo directo ante un juzgado de distrito en Toluca para recuperar su libertad, pero sobre todo a su hija, a quien le arrebataron hace tres años, cuando fue encarcelada por haber denunciado al padre por actos libidinosos en contra de la menor.

Sabe que si no logra el amparo no sólo permanecerá en prisión por lo menos dos años más, sino perderá la patria potestad de su hija, y su padre la podrá sacar del país, como ha querido hacer desde hace meses.

Adriana Albrecht era empleada de un hotel spa en el municipio de Valle de Bravo. Ahí conoció al padre de su hija, el empresario Arturo Ortega Olive, propietario de Aerolíneas Ejecutivas y de Princess Yachts. Nunca se casaron, pero sí procrearon a la niña.

Como no vivían juntos, el padre mandaba por la niña ocasionalmente para que lo visitara en su rancho, ubicado en Donato Guerra, a unos 30 kilómetros de Valle de Bravo. Adriana dejaba ir a la niña para que conviviera con su progenitor, pero con el paso del tiempo se dio cuenta de que ya no quería ir a ese lugar.

En noviembre de 2013, la menor, entonces de tres años, volvió del rancho donde pasó el fin de semana con Ortega Olive, y llorando le dijo a su madre que ya no quería volver a ese sitio.

Con tacto, Adriana consiguió que su hija le platicara lo que le hacía su padre, y grabó la plática con la cámara de su celular. Llevó el video al Ministerio Público para presentar una denuncia por abuso sexual.

El agente del Ministerio Público inició la carpeta de investigación, pero le anticipó que no iba a prosperar, pues estaba acusando a un empresario muy poderoso.

Con el paso de las semanas se decretó el no ejercicio de la acción penal en contra de Arturo Ortega Olive, pero gracias a un amparo Adriana Albrecht consiguió que la Procuraduría General de Justicia del Estado de México reabriera el caso y volviera a investigar.

De nada sirvió que Adriana platicara con el titular de la dependencia, en ese entonces, Alfredo Castillo Cervantes, sobre la situación, ya que el funcionario le respondió que en ese puesto veía cosas mucho peores, que requerían de mayor atención. El resultado fue, otra vez, el no ejercicio de la acción penal.

Adriana Albrecht se había resignado, pero semanas después fue detenida por agentes ministeriales, en cumplimiento de una orden de aprehensión en su contra.

El padre de la menor, de 75 años, la acusó de delitos contra el desarrollo y dignidad de la persona cometido contra menores de edad, tipificado en el artículo 204 del Código Penal mexiquense.

Comete el delito el que por cualquier medio, obligue, procure, induzca o facilite a una persona menor de edad o a quien no tenga la capacidad para comprender el significado del hecho o la capacidad de resistirlo, a realizar a través de cualquier medio y sin fines de lucro actos eróticos o sexuales, así como exhibiciones corporales, lascivas o sexuales, públicas o privadas.

Fue el propio video de la niña platicando lo que le hacía su padre el que se utilizó para que en 2013 sentenciaran a la mujer a cinco años y tres meses de prisión. Ahí empezó su martirio.

Adriana, de 48 años, está convencida de que su caso es una prueba más de que la justicia se vende al mejor postor. No duda que hubo tráfico de influencias para que la encarcelaran, pues Arturo Ortega Olive es amigo de muchos políticos mexiquenses, a quienes continuamente les presta aeronaves.

Con apoyo de un abogado de la Universidad Autónoma del Estado de México, Albrecht Figueroa promovió un juicio de amparo directo ante el primer tribunal colegiado en materia penal de segundo circuito, con sede en Toluca, el cual está por resolver el asunto. La audiencia final fue programada para el próximo 3 de marzo.

Adriana, presa en el penal de Temascaltepec, aportó por medio de su defensa un par de peritajes que demuestran que en el video que grabó, con el testimonio de su hija, en el que platica lo que le hacía su padre, no existe inducción o manipulación, como lo exige la ley para que se castigue la conducta tipificada en la fracción tercera del artículo 204 del Código Penal del estado de México, y otro que señala que Ortega Olive tiene problemas de conducta sexual.

Adriana también reclama en el amparo que durante su proceso penal se cometieron graves violaciones constitucionales, pues no se activó el protocolo de actuación que estipula la Suprema Corte de Justicia de la Nación para la protección de la menor, pues durante todo el juicio el video fue exhibido sin que se preservara la identidad de la niña, con la difuminación de su rostro y la manipulación de su voz, para no dañar su intimidad.

Además, señala que no fue juzgada bajo el nuevo sistema de justicia penal oral, acusatorio y adversarial, que opera en la entidad desde 2013, sino que se le aplicó el viejo y anacrónico sistema de justicia en su perjuicio.

La decisión del amparo recae en los magistrados Rubén Arturo Sánchez Valencia, Olga Maria Josefina Ojeda Arellano y Antonio Legorreta Segundo, quienes finalmente determinarán si le otorgan la protección de la justicia federal para que salga en libertad y recupere a su hija, o le niegan el amparo y Adriana tendrá que permanecer en la cárcel por lo menos dos años más, con riesgo de perder la patria potestad de la niña.

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