EU ya no puede imponer su voluntad
a Latinoamérica, afirma el lingüista y filósofo Intencionales, las fallidas
consecuencias de la lucha contra el narco: Noam Chomsky
El problema del tráfico de drogas en América Latina
está en Estados Unidos, asegura
La región determina cada vez más su propio futuro,
como se manifestó en la última Cumbre de las Américas
Policías y fiscales hondureños destruyeron 400 kilos de cocaína en
Tegucigalpa, cargamento que fue decomisado en el sector de PlaplayaFoto
Xinhua
David Brooks
Corresponsal
Periódico
La Jornada
Domingo
13 de mayo de 2012, p. 21
Nueva York, 12 de mayo. La llamada guerra contras
las drogas no está fracasando, sino que sus consecuencias son intencionales
tanto dentro de Estados Unidos como en el hemisferio, afirmó Noam Chomsky,
quien también enfatizó que el cambio más notable en las Américas es su
creciente independencia de Washington.
Decir que la guerra contra las drogas ha fracasado
es no entender algo. Es cierto que durante 40 años la guerra contra las drogas
ha fracasado en sus objetivos declarados. Todos saben que la prevención y el
tratamiento es la forma más eficiente para abordar el problema de las drogas, y
que operaciones en el extranjero es la manera más ineficiente. Uno tiene que
preguntarse qué está en la mente de los planeadores ante tanta evidencia de que
no funciona lo que dicen que están intentando lograr. ¿Cuáles son las
intenciones probables? Las consecuencias predecibles son buenos indicadores de
efecto, explicó.
Dado que el envenenamiento de cosechas en lugares
como Colombia a través de la fumigación antidrogas beneficia a los grandes
intereses agrarios y destruye la vida de los campesinos, que la violencia ha
desplazado o destruido el tejido social de comunidades en varios países de
América Latina y debido a que las políticas antinarcóticos aplicadas dentro de
Estados Unidos han encarcelado a un vasto sector de la población pobre, sobre
toda la afroestadunidense y latina, se tiene que preguntar si estas son
consecuencias predecibles, o sea intencionales, de las políticas
antinarcóticos.
En comentarios –sin ponencia– para festejar aquí el
45 aniversario de la publicación NACLA, el lingüista y filósofo ofreció
sus apreciaciones sobre los cambios en el hemisferio, y abundó respecto de lo
que está detrás de la política antinarcóticos del gobierno de Estados Unidos y
las elites políticas y económicas en la región que la apoyan.
Recordó que dentro de Estados Unidos estas
políticas están haciendo lo mismo que se logró después del fin de la esclavitud
en la década de 1870, cuando los afroestadunidenses gozaron de su libertad
formal en ese periodo, pero que se logró resclavizarlos a través de
criminalizarlos. Esto fue clave porque la fuerza laboral sujeta a estas
condiciones resclavizada sirvió como motor de la revolución industrial en
Estados Unidos: el Estado fue el proveedor de trabajadores encarcelados, con lo
cual las empresas no tenían que preocuparse de sindicatos ni contratos de
ningún tipo.
Lo anterior duró hasta la Segunda Guerra Mundial,
que fue seguida por dos décadas de crecimiento económico acelerado y sostenido,
pero eso se frenó en la década de los años 70 con la supremacía del sector
financiero en la economía y con el traslado de producción al exterior. Ahí,
bajo el pretexto de la guerra contra las drogas, se inició la encarcelación
masiva de hombres afroestadunidenses y latinos.
En América Latina hay enormes flujos de dinero que
benefician a las elites, y un amplio sector empresarial está de alguna manera
involucrado con el narcotráfico. Por otro lado, Chomsky ofreció ejemplos en
Colombia y otros países donde, bajo el pretexto de esa guerra, se han podido
controlar y anular esfuerzos económicos autónomos de diversas comunidades en la
región, en beneficio de intereses poderosos. Todo mientras no se logra cumplir
con los objetivos oficiales de frenar la droga y sus consecuencias.
No creo que la guerra contra las drogas es un
fracaso, tiene un propósito diferente al anunciado, concluyó Chomsky. El
problema de las drogas en América Latina está aquí en Estados Unidos. Nosotros
suplimos la demanda, las armas, y ellos (en América Latina) sufren.
Pero justo en torno a este asunto, por el creciente
cuestionamiento de la política antinarcóticos estadunidense, como el de las
relaciones con Cuba, se expresa una creciente autonomía de América Latina
frente a Washington, indicó Chomsky.
Estados Unidos ya no decreta en América Latina ya
que la región determina cada vez más su propio futuro, tal como se manifestó en
la última Cumbre de las Américas. Ahí, dijo, no se pudo adoptar una declaración
final por falta de unanimidad. Ante un abrumador apoyo para la inclusión de
Cuba en las cumbres futuras, sólo Washington y Ottawa se opusieron; igual, ante
cada vez más consenso sobre la despenalización de las drogas, solamente hubo dos
objeciones, las mismas de Washington y Ottawa.
Se tiene que reconocer que algo notable ha sucedido
en América Latina: los días en que Estados Unidos imponía su voluntad sobre el
hemisferio ya están muy en el pasado. Indicó que esto aún no se registra por los
medios de comunicación estadunidenses, y que todavía no se entiende que las
cosas han cambiado.
Además, también hay un cambio en la conciencia
popular dentro de la región, marcada por la elección de Inacio Lula da Silva,
de Ollanta Humala, de Evo Morales y otros, donde las mayorías están instalando
como líderes a gente como ellos, y no a las elites educadas en el extranjero y
provenientes de la clase dominante. A la vez, los procesos de integración
regional, y la creciente exclusión de Estados Unidos en estos, son otra muestra
de una nueva relación.
En la celebración del 45 aniversario de la
fundación de NACLA se otorgaron premios a Chomsky, Javier Sicilia y
Eduardo del Río (Rius) –éste último no pudo asistir y su premio fue aceptado
por su amigo, el caricaturista mexicano Feggo. Chomsky subrayó que cuando NACLA
fue fundada, fue al inicio de una ola de represión y dictadura respaldadas por
Washington, y que vale celebrar las transformaciones que han sucedido, por lo
menos al grado de que el orden decretado desde Estados Unidos ya no impera en
América Latina en comparación con hace medio siglo.
Después de décadas de políticas estadunidenses
diseñadas para matar la esperanza en América Latina, comentó Chomsky, ahora
estamos ante un momento donde esa región ahora está inspirando la esperanza
para todos
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