jueves, 30 de abril de 2015

B.R.I.C.S.A., ¿por qué no? 
             Escrito por  Arnaldo Musa
Unos 20 acuerdos firmaron Rusia y Argentina, en el curso de la visita de Cristina Fernández.
El comercio no solo es venta y compra, sino también cooperación  
   
Los recientes viajes de Cristina Fernández a China y Rusia, el acuerdo estratégico de cooperación con este último país -que aumentará notablemente sus inversiones en el país suramericano-, así como utilización al respecto de sus monedas nacionales;  las buenas relaciones con Brasil y  la coincidencia de intereses con la India y Sudáfrica, hacen de Argentina un candidato propicio para aspirar a la membresía del grupo que ya integran las demás mencionadas en el BRICS.

Surgido en el 2006 por iniciativa del presidente de Rusia, Vladimir Putin, el foro cobró nuevos bríos en el 2009 con la incorporación de Sudáfrica, bajo la primera presidencia rusa.

Estas naciones emergentes acaban de reforzar su integración con  la puesta en marcha del Banco de Desarrollo acordado en su VI Cumbre, en la ciudad brasileña de Fortaleza, con un fondo de más de 100 000 millones de dólares, que garantiza una mayor cooperación político-económica y su independencia de los organismos financieros internacionales existentes.

En este contexto, se pudiera prever la posible integración de Argentina, cuyo gobierno ha luchado para eliminar la perenne amenaza de los fondos especulativos bien denominados Buitres –respaldados por la “justicia” norteamericana-, y ha tenido una política que pudiera ayudar al grupo a ganar en densidad política y afirmar su papel en el escenario internacional.

En relación al fondo de 100 000 millones de dólares (41 000 millones de China, 18 000 millones de Rusia, Brasil y la India, y
5 000 millones de Sudáfrica), servirán para afrontar problemas de balanza de pagos o ataques especulativos a sus monedas, como le ha sucedido a Argentina. "Será un medio muy poderoso para prevenir nuevas dificultades económicas", señaló Putin.

Argentina no difiere en nada del compromiso del BRICS con el Derecho Internacional, el multilateralismo y el sistema de las Naciones Unidas, la crítica a la demora del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional en hacer efectivas las reformas para volver estos organismos más transparentes y democráticos; así como con la necesidad de una reforma de la ONU, incluyendo a su Consejo de Seguridad, a fin de que tenga una visión representativa, efectiva y eficiente, y así responder a los desafíos globales.

Al igual que los países emergentes aludidos, Buenos Aires aboga contra todo hegemonismo, no desea empeñarse en una estéril confrontación con Estados Unidos y la Unión Europea, y sí a favor de un sistema internacional justo e igualitario.

No significa que todo esté hecho para que Argentina pueda ingresar al BRICS y si ambas partes pueden desearlo y tengan las condiciones al respecto.

Sin dudas, Argentina es una nación avanzada industrialmente, aunque en el sector agropecuario necesita una mejor organización y fondos para un desarrollo sostenible, de ahí la utilidad de las inversiones rusas.

Asimismo, requiere coordinar sus intereses económicos con Brasil, que parte de concepciones diferentes, como se ha podido constatar en el Mercado Común Suramericano.

Quizás, a mi entender, lo más espinoso estriba en las fuerzas que sustituirán este año a Cristina Fernández, sean o no del oficialismo, y de la visión que tengan para que mantengan la visión de la Presidenta de que el comercio no es solo vender y comprar, sino  cooperación.

No es fácil cuando en suelo propio se coordinan esfuerzos de la reacción para promover la constante desinformación y socavar sus bases mayoritariamente populares, con la bendición del imperialismo y el sionismo, así como confluye una quintacolumna que conspira contra la soberanía financiera.

Insisto: no ha trascendido acerca de la posibilidad de que Argentina desee o no, pueda o no, integrar el grupo BRICS, convirtiéndolo en BRICSA supongo, pero sí es importante cómo ha podido estrechar disímiles lazos con sus integrantes, y la actitud consecuente de una mandataria que ha llevado a vías de hecho lo que expresó el 11 de febrero último:

“¿Saben qué? El odio, el agravio, la infamia, la calumnia se los dejamos a ellos; nosotros nos quedamos con la Asignación Universal por Hijo, con las jubilaciones, con el matrimonio igualitario, con la ampliación de derechos, con los convenios colectivos de trabajo, con el mejor salario mínimo, vital y móvil de toda la historia; con la industria nacional, con las inversiones en infraestructura, con la educación, con las universidades, con los científicos, con las escuelas, con los chicos.”

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