La
nueva política de EEUU respecto a China coloca definitivamente al
gigante asiático y a Rusia en un lado de las barricadas —'espalda a
espalda', como dicen los chinos—, observa el moderador del Club de
Discusión Valdái, Timoféi Bordachiov, en su artículo para el diario
Gazeta.ru.
Del
25 al 26 de abril se celebró en Shanghái una conferencia ruso-china en
el marco del Club de Discusión Valdái. A juzgar por las declaraciones de
los analistas chinos, las relaciones chino-estadounidenses están
cambiando, lo que se debe a una política activa del presidente de EEUU,
Donald Trump, agrega Bordachiov.
Pronósticos erróneos de EEUU
Al lanzar la estrategia de 'Un cinturón-una ruta' —iniciativa de enormes inversiones—, Pekín atrajo a países pequeños y medianos de Asia y Eurasia.
EEUU esperaba que el movimiento de China hacia el interior del continente provocara su enfrentamiento contra Rusia.
EEUU esperaba que el movimiento de China hacia el interior del continente provocara su enfrentamiento contra Rusia.
"Aquí hay una proyección de sus propias
actitudes de comportamiento hacia Rusia y una subestimación de la
racionalidad de Moscú", comenta el también analista político Bordachiov.
Mientras
tanto, Rusia saluda oficialmente las inversiones chinas en las
repúblicas postsoviéticas y está interesada en expandir la presencia
china en el campo de la seguridad.
La razón es simple: Pekín no busca transformar los regímenes
existentes en regímenes nacionalistas y antirrusos en estos países, como
lo hacen Washington y sus aliados. En este sentido, Rusia y China
coinciden totalmente.
Al mismo tiempo, las inversiones chinas pueden contribuir
teóricamente a la estabilidad socioeconómica en Asia Central y al menos
aliviar parcialmente la carga de Rusia y de su mercado laboral, analiza
el autor.
A finales de 2017, Rusia y China fueron declaradas
oficialmente como competidores en el programa de política exterior y
los documentos estratégicos de EEUU. En la primavera de 2018, el país
estadounidense lanzó una guerra comercial
contra China e impuso sanciones a los gigantes de la industria china
como, por ejemplo, el fabricante de productos electrónicos Huawei.
El cambio en la política de EEUU se produjo cuando China anunció sus
ambiciosos objetivos desarrollar y mejorar su papel en el ámbito global,
opina Bordachiov.
Además, coincidió con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y
la radicalización general de las políticas internas y externas de
Estados Unidos, añade.
"No es casual, porque el ascenso de China se convirtió en una de las
razones más importantes de que EEUU optara por una política más egoísta y
agresiva que en cualquier otro momento de la historia desde la Segunda
Guerra Mundial".
"Sucedió lo peor para EEUU: China comenzó a
ofrecer una alternativa a terceros países, es decir, una fuente de
recursos para el desarrollo independiente de las instituciones de
ciertos países occidentales, así como un enorme mercado".
Detrás
de las declaraciones de las autoridades chinas sobre la "comunidad de
destino común" y "un cinturón, una ruta" está el dinero y las
oportunidades de desarrollarse independientemente de EEUU.
Hablando desde las posiciones de expansión pacífica y cooperación,
China, intencionalmente o no, ha puesto en juego la base más importante
de la potencia estadounidense: el control sobre la economía mundial.
Según el politólogo, el dinero chino es un desafío estratégico directo e inmediato para EEUU.
EEUU
se dio cuenta de que el gigante asiático no solo no se convertirá en un
cómodo socio menor, sino que también elevará el grado de independencia
relativa de otros estados.
"Se puede decir que la dependencia de un país pequeño o medio en
China no es mejor que la dependencia de Estados Unidos. Pero la mera
posibilidad de elegir significa tener más libertad. Lo demuestra
perfectamente el ejemplo de los estados postsoviéticos, que han
utilizado con éxito sus relaciones con Rusia, China o EEUU para
fortalecer su independencia sin tomar una decisión única a favor de uno
de sus potentes socios", opina Bordachiov.
En cuanto a Rusia, la creciente influencia económica de China no representa ningún problema, asegura el analista.
"Es que Rusia no obtiene ingresos del control sobre los mercados ni
rutas comerciales, como lo hace EEUU, sino de la venta de sus propios
recursos energéticos, y de lo que produce su tierra y sus ideas de
ingeniería. Por ejemplo, trigo y buenas armas asequibles".
Por lo tanto, "la nueva política de EEUU hacia
China coloca a nuestros países en un lado de las barricadas o 'espalda a
espalda', como dicen los chinos", subraya Bordachiov.
Sin embargo, para poder resistir en la 'guerra fría' unilateral que
se está librando contra ellos, ambas potencias deben fortalecer su
cooperación, mejorar las leyes, crear instituciones comunes y
desarrollar lazos humanos, concluye el autor.
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